miércoles, 30 de abril de 2008

La chaqueta de Kerouac


Repulsión, luego me agrada, “La edad de Oro” de Buñuel reemplaza la ida al cementerio, por que el cementerio mas grande del mundo aun no lo conozco. Supongo que no moriré, mientras camine y “salga”, días soleados, jeans, Ron flor de caña , ¿quien me ha dicho que ahora soy un cubano?, cualquier alcohol fuerte me es prohibido, el cerebro me durara solo medio día. No hay mucho dinero, una moneda del che Guevara y un dólar mantiene el equilibrio de misiles en mi interior. Mi timidez me hace ser un castellano e indígena , ambas sangres se inflan en un corazón que no late sino corre , sexual y con pánico, arranco a la feria , hay una tienda Zara en ella , o sea Sara con s, igual que la exiliadora bíblica , la mujer semita perversa que echó al hombre que quizás soy, una especie de Ismael desértico que se emborracha con la sangre mapuche, se lleva un pueblo arropado en su infancia. Los mapuches son reyes en los sentidos, prefieren el azul a Dios.

Ya en la feria donde a veces compro la ropa, (la mayoría de las veces ) y me veo guapo como buda y una representación del sur musgoso. Un jinete sin sentido, una droga milenaria que llevo y que me hace rechazar lo obvio, o sea el terreno tal como lo piso. Feria , feria , cuanto tiempo nos queda, sólo el rato que caminamos lento, las mujeres maduras se pintan y los verduleros se atragantan, luego llega la tarde , la muerte de la feria radiante y quedan solo los tomates podridos que una jauría de seres tristes echan en sus bolsas con una firmeza escalofriante , y si uno los mira le lanzan una angustiante cara de pregunta- pero sólo un gesto , jamás una palabra.

Le digo a la señora Sara que cuanto vale esa chaqueta - que ya había visto con las ansias de un cerebro que dura medio día, con gran admiración por que en realidad “era” la chaqueta de Jack Kerouac , ¿Cómo lo sé?, tiempo atrás Jhonny Depp la compro en un remate , ¿cuanto pagó? , miles de dólares seguramente, yo sólo intenté darle $4000 cuando la suma original de la viejecita era de $5000, Por que transar si la vieja era una beatnik, sabia mi urgencia por la chaqueta, narcotizado siento que me mira como diciendo -¿si sabes cuanto pagó Depp por que regateas por miserables mil pesos?

Ya con la chaqueta puesta intento dormir , no puedo. Para ser escritor hay que soñar con otro escritor. Kerouac con Thomas Wolfe, Henry Miller con DH, Lawrence , Neruda con Tagore, Ginsberg con William Carlos Williams, Thomas Mann con Nietzsche, Dante con Virgilio. Quizás ni me importa Kerouac y por eso no lo sueño, SÍ ME IMPORTA SU CHAQUETA Y SU MÚSICA. Sólo amo su acto previo a salir a la lluvia del camino, poniéndosela lentamente mientras saca un cigarro, pensando un “debo irme” , ¿hagamos verbos de personas?

Entonces camino , escuchando algo de los 50, ¿por que tan feliz?. No controlo ya el cerebro, mi cerebro desgastado con resaca -repito, es una cenicienta de medio día, luego se acaba el hechizo y comienza a pensar por si mismo. Me acuerdo de frases que quizás no quise acumular, una extraña de Francois Truffaut en una entrevista y que decía sólo que Roberto Rossellini había sido el hombre más inteligente que había conocido, u otra de un amigo loco – loco verdadero- que me dijo que al morir deseaba que su cuerpo se lo lanzaran a los leones, y juro que no era una metáfora sino que quería efectivamente eso, ¿pero como lo lograremos? , ¿En algún circo de provincia? , ¿En una montaña donde vivan pumas? , se que las frases no fueron intempestivas, ni la Truffaut ni la del amigo felino, ambas fueron pensadas sistemáticamente. Ambas son producto del recuerdo de un pensamiento que se vuelve calabaza.

Uff el arte del paisajismo, eso es lo que hace viajar en las pobres micros, el arte de avanzar por las cuadras , de los deseos vecinales, de los nombres orgullosos de las plazas y calles, de los perros y peros durmiendo donde se les place, de los obreros , con los cuales siento una sintonía extraña. La plusvalía del capital no sólo es material, existe también una plusvalía sentimental, Marx habrá experimentando esta, porque una da su pobre educación sentimental a una mujer luego ella , genera una ganancia, una educación mas férrea sentimental la hace flaubertiana y ya capitalistamente sentimental arroja al obrero del corazón a la calle. ¿Y este que hace? se lanza a las tabernas, a la suciedad y a la basura, “lo peor, morirse con preguntas”, esta es una de las primeras palabras que anote en mi libreta cuando adolecente empecé a escribir, la otra fue “improvisando dioses”.

No quiero escribir, me cansa y por lo demás no se logra absolutamente nada, el triunfo y la pérdida son lo mismo, son enormes monstruos japoneses que ellos anulan con un logotipo de equilibrio. Yo sólo me compro chaquetas de escritores en la feria imaginaria, con miedo a quedarme con preguntas improviso el dios que amanecerá mañana.

1 comentario:

la polla literaria dijo...

creo que esa chaqueta te la pones y te la quedas hasta para dormir...