domingo, 24 de enero de 2016

Diario






Me subo a un jeep nuevo de un amigo. Llevo el pelo normalmente peinado y unos lentes oscuros. Lo primero que me llama la atención es la cantidad de mujeres que me miran lascivamente, número de miradas impensable en condiciones "normales" y eso que solo iba de copiloto, cosa que no aseguraba mi participación en la propiedad del jeep . El amigo pasa lento frente a ellas como sabiendo este juego, el mismo que le impulsó en gran medida a comprar el jeep. Por supuesto que esta no es una declaración ingenua de vanidad. Precisamente es lo contrario. Es decir, sostener la tesis que cualquier hombre de rasgos medios, obtendría en mi puesto un resultado más o menos similar.
Le cuento a otro amigo sociólogo esta situación y le pregunto si hay alguna manera de "objetivizar" esa conducta. El se ríe y parece disfrutar este tipo de actos femeninos, probablemente los ha estudiado. Las mujeres por supuesto deploran estas historias de automatismos libidinosos asociados a un patrimonio material. Sólo aceptan, según ellas, deslumbrarse por patrimonios intangibles, sentimentales, éticos. Es su mito y hay que respetárselo.
Sería interesante si hiciéramos por ejemplo, un estudio de campo, paséandonos a pie, luego en un auto feo y antiguo y anotando los resultados, el número de miradas lascivas versus las que surgen de los paseos en un automóvil nuevo y lujoso. Podríamos además levantar información valiosa, gráficos , estadísticas serias al respecto. Sé que esto ya lo hacen tanto los biólogos evolutivos como las agencias de publicidad. Me imagino como ríen en sus reuniones donde analizan los datos.
Después de esta experiencia ¿como uno puede cuestionar siquiera un minuto a esos hombres que se esfuerzan, se endeudan y sudan sangre para comprarse el automóvil del año?
Claro se me reprochará que una mirada lasciva muy breve, al paso, no significa nada. Estoy seguro que sí. Lo leí hace un tiempo. Esas sensaciones de aceptación amorosa, sensual, influyen en el cuerpo. Si pudieramos monitorearlo, medir la presión sanguínea , escanear el cerebro y los niveles de dopamina cuando surgen, de seguro podríamos evidenciar el alto grado de placer que generan en el hombre. ¡Por esto la hacen su actividad favorita durante todo el día!
Conocí tiempo atrás a un tipo religioso y moderno, (combinación ya de hecho conflictiva) Este tipo de buen aspecto físico, tenía un problema: su líbido. Entonces un día me explicó sus principios. Sólo miraba mujeres (tenía éxito en eso) pero no mucho más, así se libraba del pecado. Era el filtreador por excelencia. Ahí aprendí que algunos seres pueden vivir perfectamente sólo de miradas. ¡Este hombre sería eternamente feliz en ese asiento del copiloto en el jeep!
Estos filtreadores son como los drogos de yerba, saben que la sensación de su viaje es muy inferior a los viajes de drogas mas duras, pero no se meten en problemas y viven felices en sus pequeñas voladas de por vida. El filtreo debe ser así. El filtreo debe ser una droga blanda.
Bueno eso fue precisamente lo que sentí cuando me bajé de ese jeep. Era como si estuviera bajando de una volada excelente, suave y caribeña ¡Incluso después hasta llegó a darme hambre!



En master chef el domingo cocinan una Langosta. Supe de inmediato que habría polémica por el hecho. SQP ayer destina una nota a ello. Todos los países occidentales (los chinos jamás) tendrán alguna vez su polémica de la langosta. David Foster Wallace ya habló de esta polémica el 2006. Yo también he escrito sobre este tema, porque la langosta y su cocción posee un gran potencial de análisis filosófico. Lo difícil es que si defendemos a la langosta se viene abajo toda la gastronomía moderna. Insistí en que el Raid también mata a pausas a las moscas.
En ese año, el 2006, los salvajes chilenos todavía comíamos orgullosos y entre gritos, animales empalados y crudos. Todos los países occidentales se van comportando de forma similar, aunque a distinto ritmo. Sólo hay que observar los países desarrollados y esperar unos años que nos comportemos igual. En Europa y países desarrollados ya existen en el mercado, aparatos que permiten cazar a los insectos sin hacerles daño, para luego ser liberados y evitar su muerte. En diez años más ese aparato llegará a Chile.
En Francia académicos y personalidades crearon un manifiesto en contra de las sanciones que quieren darles a los que ocupen el comercio sexual. Se llama “No toques a mi puta. Manifiesto de 343 bastardos”. En pocos años más esta polémica también se instalará acá. Intentarán multar al que incentive y ocupe el comercio sexual. Muchos clientes se rebelarán ante ello. Harán también un manifiesto.
El efecto langosta, podríamos llamar a ese comportamiento de imitar al hermano mayor, en todas sus neurosis, miedos, y culpas.
La budización de Europa anuncia Nietzsche. Los costos de vivir sin dios pero intentar establecer una ética con su esqueleto. Noé sacrifica tras el diluvio un cordero. Los cristianos son miméticos y automáticos, no se aprobleman con este asunto del sufrimiento universal. No reflexionan mas allá del sufrimiento propio. Comen y degüellan corderos sin ninguna culpa porque Noé también lo hizo. Pero la budización trae consigo el emblema de eliminar todo sufrimiento del universo. Deseo que curiosamente enferma, arrebata, contradice a quien lo sigue sin una educación filosófica adecuada. El futuro del mundo. El deseo imperfecto de los seres comunes de eliminar el sufrimiento con un pensamiento poco elaborado, artesanal. Esto puede ser peligroso. El realismo ingenuo. El potencial fascismo de los ecólogos profundos a lo Douglas Tompkins. ¿Por qué? Lo explicaré en otra oportunidad.




Ha pasado un buen tiempo desde que ella me saludó por ultima vez por chat. Solo un "hola" seguido de un silencio absoluto.
Hoy veo el anuncio de un mensaje, lo abro.
Veo un "Hola" de ella. Le respondo:
"Debo confesarte algo y lo digo sin una pizca de ironía. Me interesan mucho, desde el punto de vista literario, esos "holas" del chat, esos que surgen muy a la lejanía (pueden pasar una semana, o un mes entre uno y otro) como el "hola" tuyo que acabas nuevamente de brindarme. Estos holas son propios de la era digital. Entiendo que cuando un vecino pasa por tu lado suelte un hola y siga, pero el hola del chat no entra en la categoría del hola de paso , mas bien es el que reemplazaría (sin éxito ) al hola del antiguo teléfono cuando no había internet, es decir uno del tipo práctico, un hola hilativo y no como un fin en si mismo: "hola alvaro quería saber si podrías prestarme tu juguera un momento, dado que a la mía se le rompió el jarro de vidrio".
De niño cuando por primera vez fui al campo me di cuenta que allá todos se saludaban y uno por educación debía devolver ese gesto. Yo era chico y me causaba mucha gracia saludar todo el día a gente que no conocía. Hoy me causa mucha curiosidad que la gente de los departamentos del centro (viví en uno por años) cuando se sube al ascensor no dice tanto hola, la mayoría callan, pero sí dicen chao siempre al bajarse. Como si el hola fuese mas dificil de brindar y tomado como invitación a una posterior inspección corporal, mas exhaustiva, siempre incómoda.
El hola tuyo es extraño, porque evidentemente es de paso pero concebido en una plataforma digital, donde no se entiende ningún desplazamiento.
Sé que el hola que me acabas de enviar no es el que se lanza al amigo, ni al novio, ni a la madre, es probablemente el "Hola" menos significativo, y también el mas misterioso. No quiere nada ni busca nada. Es como un bostezo, como cerrar una ventana, como pasar de una hoja a otra en una revista del corazón.
Agradecimiento por ese hola, lanzado sin ningún interés, por aburrimiento, entre medio del pause que hiciste en Netflix. Esas cosas a mí me hacen escribir con ganas..."
No hubo respuesta de ella (aún), habrá que esperar un mes más.



Mientras más leo novelas mas me doy cuenta de lo incorrectas que son. Mientras en la sociedad, trabajos, colegios, medios de comunicación, cada vez mas se regulan las formas como debemos tratar a los demás, sin sexismo, discriminación, estereotipos etc., las novelas se llenan y gozan de esas relaciones incorrectas. El episodio de la publicidad del cloro fue uno de los ejemplos mas recientes de esta nueva sociedad.
"No me follé a esa mujer por tonta" podría decir con tranquilidad una novela y seguiría siendo una obra maestra, y de hecho muchas novelas de los mejores escritores se expresan en ese mismo calibre o peor, busquemos y lo encontraremos fácilmente en Kundera, Coetzee, Kureishi, Bukowski, Kerouac, Nabokov, Roth, Loriga, Miller, Bolaño, Carver, Beigbeder, Celine, Houellebecq, Mailer, Yates, por mencionar algunos de los escritores contemporáneos, (antes eran peores), mientras en la sociedad institucional ese tipo de lenguaje merecería el despido y repudio inmediato.
En muchos bancos por ejemplo, intentan erradicarse por completo este tipo de expresiones. Se envían memorándum a su personal (como si fueran niños en la básica), explicitando como debe ser el trato con sus colegas, libres de machismo, estereotipos , bromas sexuales. Frente a esto el lenguaje de las novelas sobrepasa con creces esos requerimientos, hasta parece burlarse de ellos.
Se producirá quizás un momento de absoluto divorcio entre lo correcto de la institución y lo deslenguado de las novelas. Éstas serán rechazadas, censuradas o ignoradas por no cumplir las mínimas normas sociales de una convivencia sana y respetuosa. Los sitios de internet se llenarán de reclamos y demandas a esos autores tildándolos de cerdos machistas, xenofobos, racistas. Amenazarán con demandar a las editoriales que se atrevan a publicarlos.
Los lectores modernos, siempre tendientes mas al dulzor, emigrarán con mayor fuerza a la poesía romántica , al autoayuda o cualquier tipo de lectura que "sume" a los modales y no que los corrompa. (Un amigo me dijo una vez , la gente busca siempre cosas que le "sumen", y hoy lo que más suma es la idiotez y la hipocresía)
Ese "higienismo" del lenguaje y la conducta que representa la represión de una sociedad de bienestar (en Chile pasa por su mejor momento) es el mismo que no permite que ella se conozca a si misma, en sus mas oscuros vaivenes y esté condenada a flotar en la marea de su propia inconciencia.
La novela no es un memorándum del jefe , ni una advertencia de un profesor ni ningún modelo social . Es incómoda y maleducada. La novela es cualquier cosa menos un comercial de televisión inspeccionado de cerca con rigor y cizaña por el telespectador ofendido, que sólo sabe consumir azúcar, cranear siempre su próxima demanda, hacer crecer su índice religioso. Telespectador que no sabe más que planear constantemente su venganza neurótica e higiénica por la frustración de no comprender las oscuridades de la vida.
Walter Benjamin escribe en El Narrador:
"La cámara de nacimiento de la novela es el individuo en su soledad; es incapaz de hablar en forma ejemplar sobre sus aspiraciones más importantes; él mismo está desasistido de consejo e imposibilidad de darlo. Escribir una novela significa colocar lo inconmensurable en lo más alto al representar la vida humana. En medio de la plenitud de la vida, y mediante la representación de esa plenitud la novela informa sobre la profunda carencia de consejo, del desconcierto del hombre viviente..."




Siempre me fijo en la reacción de los feos, en el metro o en la micro, cuando sube una hermosa y perfecta joven en minifalda. Algunos los más burdos pueden decirle algo, otros los discretos solo miran, se reprimen para ser respetuosos, aunque la tensión en su cuerpo es evidente. Yo siempre miro a las minas, pero no descuido por ello de mirar a quienes las miran, ejercicio tan enriquecedor como la minifalda.
De allí surgen un sinfin de inquietudes posibles. Se puede superar o sobrellevar la injusticia social, incluso se puede y se debe de una u otra forma combatirla. ¿Pero que se puede hacer con la injusticia sexual? Es la pregunta que puede surgir del feo que desea a esa joven (de forma inocente o irrespetuosa) y que jamás podrá tener. La injusticia social es un problema de niños frente al dilema de la injusticia sexual. Por eso muy pocos abordan este misterio .
Esto debe ser un fenómeno nuevo. Los criados y siervos medievales difícilmente podrían ser tan explícitos en sus miradas y deseos con las princesas o las mujeres de sus señores. ¿Porqué no puedo tener esa princesa? Es una pregunta que el siervo medieval nunca soñaría en hacer, por lo menos si quería conservar su cabeza.
Hoy abolida la sociedad estamental, en una sociedad "libre" de consumo y deseos, la publicidad además de fijar el parámetro de la belleza, la democratiza. Le da la idea a ese feo , idea totalmente desquiciada por lo demás , que él puede e incluso tiene el derecho a acceder a toda la belleza.
Es por esto que el piropo (aún el mas inocente y respetuoso) es condenado por ciertos grupos feministas. Su protesta quiere educar. Le dice al feo, "no soy ni tu propiedad ni tienes derechos sobre mí "-"No solamente al feo sino a todos los hombres"- aclararía la feminista un poco molesta por la superficialidad del problema . Eso no es cierto, solo el feo, condenado a vivir fuera del rango estético, sufrirá esa discriminación. Lamentablemente para ellas, habrá hombres que sí tendran el derecho a poseer las bellezas, por que el hombre no sabe mas que poseer, tomar, raptar. Así se fundó Roma y así se juega el mundo...
El argumento final de las mujeres en estos temas: No buscamos bellezas, sino un hombre simpático , inteligente, con humor. Eso es lo mas doloroso que puede oir un feo con humor, siente en su constante fracaso sexual, que las mujeres con esa sentencia se siguen riendo de él. Observen a un feo emparejado con una mujer perfectamente hermosa, sin que medie el dinero en el hecho. ¡Es noticia mundial! Les hacen reportajes en revistas, hace poco leí uno dedicado a esas parejas . Esto prueba con creces la rareza del hecho.
Ahora pensando seriamente en esto, con responsabilidad. Cuando pasamos por enfrente de un barrio marginal, que no tiene agua ni luz, nos entristecemos y con razón. La injusticia social nos insolenta. ¿No deberíamos sentir lo mismo cuando un feo mira con deseos a una mujer hermosa? ¿No debería también insolentarnos la injusticia sexual?



Escribe Bolaño en su primer libro: "Hubo una época, pobre de mí, en que creí que la literatura arrastraría gente, como el rock". Pero justamente es eso lo nefasto y lo que justamente está sucediendo hoy. No necesitamos gente siendo arrastrada, eso siempre fue falso e infantil (el rock, el verdadero, solo duró tres años)
Necesitamos que la literatura "enferme" a unos cuantos. Enfermos, no simpatizantes, son los que valen.
"Hubo una epoca -diría yo- en que creí que la literatura enfermaría gente, como una tuberculosis irremediable"




Leo a Kureishi tirado en la cama como si fuera un escolar que recién comienza su vida exitante y verdadera, con esos libros de colores chillones y también exitantes de Anagrama que siempre denotan un entusiasmo juvenil en quien las lee. Pero evidentemente no lo soy. Debería estar aún en alguna oficina produciendo cualquier cosa o en un happy hour con compañeras hermosas, contando las miles de anécdotas que surgen de todas las burocracias o pensando en los uniformes escolares de los niños antes de ir de vacaciones a un balneario barato. O en el mejor de los casos, pensando en algún fondo o beca al extranjero (que es en lo que piensan los treintones inteligentes que no pudieron formar una familia constituida) Sin embargo no pienso ni lejos en ninguna de esas posibilidades. Porque mi fuerte nunca han sido las posibilidades.
La mujer del protagonista de la novela de Kureishi le dice a su marido la noche antes que se separaran: "Me resulta difícil imaginarte apasionado por algo". Es una frase temible y la recuerdo como si fuera ayer, cuando me la dijeron también a mí . La profecía de las novelas.
Mientras sigo la lectura, los evangélicos cantan en la plaza. El coro dice "Es imposible vivir sin ti". Las canciones funcionan bien por que ese "ti" sabemos que es para Cristo pero tambien funciona para la amada. Mientras unos cantan, otros hacen unas segundas voces muy sentidas, como por ejemplo un "Ayudameeee", así, alargando la E. Eso sí que es estar apasionado por algo.
Si uno a los cuarenta años no se apasiona por nada, en el Tibet probablemente le regalen un kathak, (esos bellos pañuelos blancos que señalan gratitud y compasión) pero en occidente eso significa que uno está irremediablemente perdido. Ni un pañuelo desechable se merece.
La pasión. Incluso en literatura me resulta ajena. Recuerdo a ese escritor chileno Marcelo Lillo y su novela el fumador. Tuvo cierto éxito, si por este entendemos ser editado por Mondadori y ser entrevistado por el Mercurio, aunque si salgo a la calle de mi barrio y le pregunto a cien personas por su nombre, me dirían que no conocen a ese futbolista. Asocio a Lillo a la pasión desenfrenada, el fue el que antes de escribir su novela se propuso que si esta no tenía exito, se pegaría un balazo. Esto lo repetía en entrevistas y me hizo conocerlo, de otra forma no lo hubiese hecho. Pero la novela finalmente se editó y Lillo se ahorró una bala.
¿Será ese el éxito?. La novela está hoy en una barata y la puedes conseguir a dos mil pesos, por lo menos las que no enviaron a una bodega. La apuesta del balazo quizás aún sigue en pie. La apuesta del balazo (aún no cumplido ) fue su verdadera novela.
En el Tíbet no se escriben novelas. Solo se tocan campanas para entender el vacío. Así logran la iluminación y se vuelven indestructibles. Pienso constantemente en esas campanas. ¿De que otra cosa puede pensar un adulto que rechaza todas posibilidades?




"Nada me pone tan triste como cuando me he dado cuenta que he hablado mucho" escribió un diarista por allí. La idea que los escritores son muy poco interesantes en persona, es un tópico del que se han dado cuenta, no sin pesar, muchos literatos (y por eso y no por otro motivo, muchos evitaban la sociabilidad) . En el absurdo y mercantil mundo moderno, la clave del que escribe es aceptar que su riqueza "interna", llena de imágenes, ideas y frases geniales , en nada se condice con la triste pobreza externa con la que tiene que lidiar y exponer a diario con los demás.
La tarea de la mercadotecnia literaria, es en parte, subsanar ese abismo de la riqueza interna y la pobreza externa del escritor. Entonces crea instancias donde este debe sociabilizar: lecturas, eventos, entrevistas, firmas de libros y toda clase de estrategias para que la riqueza interna pueda, aunque sea un poco, reflejarse en la vida social. Está demás decir que no lo logra.
Es casi una tendencia que un buen escritor se vuelve inmediatamente aburrido cuando se vuelve presencial. Y es que al igual que el fotógrafo, es difícil ser entretenido en sociedad, si precisamente allí está con su actividad interna en su estado más alerta. Allí precisamente está cazando, observando , escuchando (por esto Henry Miller llama a Kerouac "el gran escuchador") Y siempre tengo la impresión de que cuando un escritor está siendo muy entretenido en sociedad, es porque está descuidando el timón, y es comprensible, es difícil ser todo el tiempo interesante solo "internamente", y esto es porque los premios, los halagos, las folladas internas simplemente no existen.
Los escritores así sucumben al canto de sirenas. Quieren también, lo desean con todas sus fuerzas, ser interesantes "externamente". Allí comienza su declive, su muerte, su vergüenza. Allí viene la sentencia que su interior, (sólido e intelectual pero profundamente solitario), reclama:
"Nada me pone tan triste como cuando me he dado cuenta que he hablado mucho..."



"Si supiéramos lo que hay entre un hombre y una mujer no necesitaríamos a la literatura..." (Richard Ford)


Leí hace tiempo una sentencia de un escritor antiguo del cual no recuerdo el nombre, que decía algo así como: "Hay que ser feliz aunque sea por orgullo". En Internet curiosamente corre una frase similar. "Hay que ser feliz aunque sea para joder a los envidiosos"
¿Y que tal la que Jules Renard escribió en su diario?: " No basta con ser feliz: además es necesario que los demás no lo sean."
Pero la mas genial a mi juicio, fue la que dijo una ex pareja mía cuando supo que yo andaba con una mujer nueva (noticia que por lo demás era falsa) "¡Pero como! Él no puede ser feliz antes que yo!"
¿Que habrá en eso que llaman felicidad que todos se la disputan como si fuera un filete?
Yo nunca lo he sabido. Por que siempre he visto a esa felicidad simplemente como una ceguera insana a lo que está pasando alrededor, una forma de vivir entre paréntesis . Yo siempre estoy mirando a los costados. Y en los costados es donde se hierve el mundo.
Salir de los paréntesis, de la vulgar caparazón individual, salir del incesante campeonato de felicidad y ver como el resto del mundo se inunda irremediablemente en el dolor...


Observo mucho. Que fácil son reemplazados los grandes amores. -"A las semanas mi ex novia le decía te amo a otra persona", escuché decir a una hombre por allí. Esto quizás puede explicarse por esa necesidad de ciertos neófitos sentimentales, que tras la ruptura no soportan mucho tiempo sin verbalizar los mantras correspondientes del amor. Si no dicen "te amo" rápidamente a cualquiera, no pueden volver a comenzar nada.
La facilidad y la calidad del reemplazo. Un gran tema para la literatura y la biología (o ambas juntas)
Hanif Kureishi escribe en "Intimidad":
“He estado intentando convencerme de que abandonar a una persona no es lo peor que se le puede hacer. Puede resultar doloroso, pero no tiene por qué ser una tragedia. Si uno no dejase nunca nada ni a nadie, no tendría espacio para lo nuevo. Sin duda, evolucionar constituye una infidelidad... Tal vez cada día debería contener al menos una infidelidad esencial o una traición necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que garantizaría la fe en el futuro…, una afirmación de que las cosas pueden ser no sólo diferentes, sino mejores.”
Si hay hombres mejores , por los que las mujeres se lanzan fervientes nuevamente a la carretera, por lógica hay los peores , los que se quedaron en casa, abandonados. Habría que escribir algo sobre ellos. John Updike cuenta que escribió su novela "Rabbit, Run" en reacción a On the Road de Kerouac. Escribió esta novela para retratar no a los que se lanzan y viajan por las carreteras, sino para los que se quedan, los peores, los que boicotean la evolución. Los rechazados que miran solos las felicidades ajenas. No se culpan pero tampoco se felicitan por ello. Simplemente son así.
La literatura de Estados Unidos, desde los años cincuenta, se obsesionó con el divorcio o con el matrimonio eterno que si hubiera tenido mas agallas se hubiese divorciado. Es uno de los temas principales de lo que se conoce como el "Realismo sucio". Si no siento una identificación total con este movimiento, a lo menos tengo una gran simpatía por el, sobre todo en estos tiempos, donde las relaciones conyugales están con mucha electricidad sobre sus cabezas y no sabemos como van a terminar.
Entiendo que la literatura pueda abarcar todos los tópicos, pero no podría escribir hoy mas sobre carreteras y viajes, ya se hizo mucho, ni tengo el carácter para hacerlo. Sólo escribiría sobre las casas, sobre los que no les place salir. La mujer sesentona que está destinada a cuidar a su madre , el matrimonio automático y monótono que no conversa entre si, pero que tampoco se divorcia, el amante abandonado que busca la respuesta a su soledad en las enciclopedias, etc.
Hay que dejar en paz en rato la aventura y escribir sobre la riqueza de la no-aventura, el desastre, el abandobo, el reemplazo. Son los fuegos calientes que nadie quiere tomar. Un auto a 150 kms por hora lleno de mujeres por la carretera ya no significa mucho. Un hombre pensativo, demacrado, carente quizas del gen de la empatía, pensando en su sofá eternamente en el amor que perdió o que ya no siente por ese extraño ser con quien comparte la casa, estacionado a 0 kilómetros por hora con la vista fija en la nada: Hoy tendría que ser esta la vorágine literaria de mayor intensidad...



"No había que traer hijos a un mundo como aquél. No había que perpetuar el sufrimiento, ni acrecentar el número de animales lujuriosos, carentes de emociones duraderas, que sólo se movían, que iban de aquí para allá, llevados por sus caprichos y sus vanidades..."
(Virginia Woolf. "La señora Dalloway". 1925)




"Sí, claro que me encantaría que me follaran cinco veces al día, pero tendría que estar enamorada...Nunca he podido ocultarle a un hombre que le amo", escribe Anais Nin en sus diarios.
Esta es la verdadera tragedia del hombre: poder presindir del amor (¿incluso una tragedia mayor que la muerte?). El hombre no oculta ni muestra nada porque no es necesario. Pareciera que su líbido hubiera sido diseñado como una infantería sin dueño, con un simple y tosco propósito, perpetuarse. Bajo esa férrea mecánica los símbolos del eros son débiles.
Su historia: la monótona y triste línea recta de su marcha sexual (frente a los bellos círculos de patinaje de las mujeres)



"La cosa secreta y más atrozmente temida, sucede siempre.
De niño, pensaba estremeciéndome en la situación de un enamorado que ve a su amor casarse con otro. Me ejercitaba con ese pensamiento. Y voilà..."
Carcajada después de leer este párrafo del diario de Cesare Pavese. Sí es terriblemente cierto. Yo también hacía en mi juventud ejercicios de anticipación en el amor: de triunfos, como no, pero principalmente de terribles derrotas.
Esto no lleva a pensar otra cosa que uno siempre finge cuando sufre, nunca hay sorpresa, de uno otra forma lo ha sabido. Incluso que se cumpla algo anticipado, da cierto tono de orgullo. Se siente la profunda pasión literaria adquirida por ese dramaturgo mental que llevamos dentro, y que va siempre anticipándose a la obra...




Me atrevería a decir que en Chile, Bowie hasta el surgimiento de Internet no fue popular. En los ochentas, exceptuando los sectores melómanos que sentían devoción por él y uno que otro single popero tipo "Let's Dance" que sonaba en las radios y en los dos programas de televisión de la época , no se sabía mucho más. Mucha gente podría reconocer fácilmente todos los éxitos de Phil Collins y Michael Jackson, entre otros, pero Bowie nunca fue de masas. Nunca se supo que Bowie en Inglaterra estaba al nivel de influencia y popularidad de la de Elvis en EEUU.
Parece una idea descabellada, pero no lo es, tal como leí en un artículo de 1995 donde explicaba que los Rolling Stones no eran absolutamente populares en Chile y por eso no llenaron su único concierto en el nacional (mientras en Argentina, sus devotos llenaban tres estadios) lo mismo Dylan, Neil Young, etc. ¿Efectos de la dictadura? ¿Pero los argentinos no tuvieron una también ? ¿No había allí más animadversión hacia los ingleses?
Hoy con Internet se pierde el parámetro de la popularidad , por eso el joven que lucha una noche entera por comprar una entrada de los Stones hoy no entendería esto. Si Bowie hubiese venido hoy, las entradas se hubiesen agotado en horas.
Se puede entender que las campañas de las disqueras y su impacto radial tengan que ver en este asunto (por ejemplo bandas como The doors, Joy Division o The Smiths hoy reyes de Tumblr, eran, aunque parezca increíble , bandas muy desconocidas para el común de la gente) pero más allá de la influencia de la distribución y el marketing en la popularidad de la música rock, hay pueblos que sintonizan o no con el mito del rockero. Chile no fue un gran sintonizador de mitos del Rock. El primer gran concierto de rock masivo de la historia de Chile fue Rod Stewart , un maestro de la interpretación, de hacer suyo lo ajeno, cabe aclarar eso si que notablemente. Este fue un éxito rotundo. Chile interpretaba bien a un interpretador, pero los mitos profundos del rock pasaban casi en la clandestinidad.
David Bowie es un mito demasiado complejo y variable como para ser alcanzado por nosotros, demasiados lentos en esa tarea.
¿Será por eso que solo nos hacemos devotos de los mitos siempre demasiado tarde? ¿Sera que mitificamos al rockero solo cuando se le derrama el cerebro o cuando abrimos una cuenta en Tumblr?
¿Será que en el fondo nunca hemos sabido realmente qué significa el Rock and roll?



“Yo me enamoro de las mujeres pensando que tienen algo de lo que yo carezco, pero que sin embargo me concierne. En realidad, todas las mujeres que miro parecen guardar fragmentos de algo que me pertenece; ocasionalmente, en una de ellas se produce la suma de todas esas partes y entonces me enamoro. Naturalmente, ellas ignoran que son poseedoras de lo mío... lo que ocurre es que, pasado un tiempo, o habiendo llegado la relación a un punto determinado, eso que era tan visible desaparece, se volatiliza y aparece gratuitamente en otra. Entonces, la mujer que amaba adquiere esa apariencia de solidez y de falta de tono que posee el resto de las cosas. Puede quedar en ella algún fragmento, algún brillo de la totalidad anterior, pero eso no calma mi afán de completud. A veces pienso que lo que albergan circunstancialmente las mujeres se lo van pasando de unas a otras para volverme loco... “ (Juan José Millás. "El desorden de tu nombre")


Imposible estar leyendo un poco de filosofía y al ser interrumpido por un beso lejano que una mujer me manda, no sentir que el estómago se me aprieta en señal de un extraño rechazo (que por supuesto no me hace sentir orgulloso)
"-Usted es un filósofo- le dijo un ocurrente amigo a Samuel Johnson- Yo traté, en mis tiempos, de ser un filósofo pero no sé por qué, siempre era interrumpido por la alegría..."
A mí curiosamente (y a mi pesar) me sucede justamente lo contrario. Cuando traté, en mis tiempos, de ser un buen amante, no sé por qué siempre era interrumpido por la filosofía...



Leo por la mañana los diarios de Amiel, dinamizan el pensamiento. Creo que cuando uno se niega simplemente a reproducir el estilo de vida centenario de su genealogía, (es decir producir, consumir, producir, consumir y un largo etc hasta la muerte) y le opone el pensar, implícitamente le está dando a este una superioridad.
Superioridad del pensar. ¿Superioridad con respecto a que? ¡Si el pensar simple y puro no tiene las equivalencias utilitarias para ser medido con nada!
Consumir-producir es la fiesta que mantiene a la especie. De vez en cuando en medio del baile nace un individuo. No sirve ni se sirve de nada. Vive, como dice Juarroz, en esa fiesta que está en medio de la fiesta. Esa fiesta que nadie ve es el pensar. El costo de este nacimiento es incalculable. El individuo siempre está en tensión con la especie, como la explanada frente al rayo. No hay disculpas, no hay consejos, no hay porvenir, no hay explicación, no hay alivio, no hay respuestas, no hay méritos, no hay conclusiones, no hay dinero, no hay domesticidad, para el hombre que piensa.
Aun así se arriesga a hacer el ridículo. A defender aún una superioridad sin evidencias. Cuesta concebir un pensar humillado entre los porotos. Un pensar al mismo nivel de las demás actividades.
La idea griega de que el pensar es superior, es la única idea que debería defenderse con toda el alma, aunque traiga las consecuencias mas humillantes. El arrojo del vendedor de humo.
Eso sí, hay algo terrible intrínseco al pensador. Es un esclavizador por antonomasia. Es un conglomerado de fuerzas musculares ajenas. En él devienen las penurias de sus antepasados, los sirvientes que no conoció.
Que los griegos tuviesen esclavos (por lo demás como todos los de su época ) significa algo potente: No es el sol, ni la casta, ni el oro, ni el trigo, ni el Nilo quien esclaviza allí, es el pensar. La superiodad tiene un costo que hoy nos averguenza y por ende inscribimos cualquier jerarquía como un tabú, del que no es prudente hablar.
La sentencia de Hannah Arendt es desoladora: ,"nunca más existirá un pueblo mas libre que el griego". Resalto y me abrumo por ese "Nunca más ".
Libre gracias a que los pensadores entre otras cosas, despreciaron con fervor el trabajo y las manualidades. Las despreciaron, y esto es lo fundamental, no para abolirlas.
Cuando decimos que el pensar es superior, en el fondo lo que estamos diciendo es que en primera instancia necesitamos un esclavo. Imposible para nosotros los modernos, fieles protectores de la antorcha de la culpa, pedir algo semejante. Entonces, al igual que el bebé con sueño, revolvemos el pensar con nuestra comida. Renegamos de cualquier jerarquía y autoridad y volvemos a la especie que no conoce ni conocerá jamás nuestro nombre.
Amiel escribe en su diario:
“Cada vez que pienso en la vida de privaciones de mi abuelo y de mi padre, me doy cuenta de lo mucho que les debo, pues no sería lo que soy sin el ocio que sus trabajos me han permitido. Pero que existencias más pobres, mas circunscritas, mas insignificantes han llevado estas dos generaciones de las que procedo, y que yo casi he ignorado, pues desde los doce años he estado libre y en la holgura. ¡Qué estrechez de horizonte, que monotonía de trabajo, de preocupaciones, de pensamiento! Sí; el trabajo es sagrado, y también es sagrada la solidaridad entre generaciones, pues el padre trabaja para sus descendientes, y el sudor de la frente, la abnegación de vidas enteras gastadas para economizar un pequeño capital, debe convertirse en pensamiento en la mente del nieto. Sólo la lucha contra la materia hace posible el espíritu, y es el sufrimiento de los unos lo que permite la liberación de los otros…”




“Si cada quien confesara su más secreto deseo, aquel que inspira todos sus proyectos y todas sus acciones, diría: “Quiero ser elogiado”..."
Este hermoso e irónico aforismo de Cioran , propio de la escuela cínica, y que se puede identificar con los movimientos intelectuales que se remontan hasta el Eclesiástes , (uno de los primeros que notaron lo absurdo y lo ingobernable de la vanidad), es usado como cita en un libro de coaching empresarial. Esto prueba que el autor (el coach) o no entendió la ironía o mas grave aún : Cualquier pensar, hasta el mas nihilista, puede instrumentalizarse hacia cualquier forma de poderío, aún el mas vulgar, como son los negocios. De allí que existan las ediciones de Maquiavelo, Platón , Sun Tzu, etc., orientadas al éxito empresarial.
No estamos a salvo en las palabras, ni siquiera en las mas bellas. Todo es poder, allí se aloja la esencia del mundo. Partiendo por el nuestro, ese poder que solo quiere ser elogiado de por vida. Pero parece que no somos tan culpables como víctimas inconcientes de esta necesidad idiota. La historia de occidente está obsesionada con el elogio. Al menos tres cuartas partes de su libro sagrado, la biblia, habla de la necesidad irrefrenable de su dios de ser elogiado. El hombre quizás sólo sea un niño imitando las obseciones de su padre inconsciente. Pero allí está la insolencia de ese poeta que escribió en el Eclesiatés, ese Cioran antiguo, que lanza probablemente la frase mas significativa de la biblia: "Todo es vanidad". Al parecer critica a los hombres, pero en realidad lo que hace es arrazar con todos los dioses y su culto eterno a la vanidad...





Me imagino que para postular al fondo del libro, igual que para el FONDART, se deben llenar a lo menos 15 folios con datos precisos. Yo me aburriría y me fatigaría en la página tres.
Para todo se necesita ese ímpetu escolar. Ese que tenían los niños (mis compañeros de colegio) que cuando hacían un trabajo manual, se mordían la lengua de concentración y entusiasmo. Yo no lo tengo.
Deberían hacer fondos concursables para los literatos como yo, tipo Oblómov. Que postularan automáticamente al ponerse las pantuflas.












Hoy saldré a la calle a hacer fotos. Cuesta pensar que la luz y los objetos que fotografiaré (personas) aún no estan en concomitancia, sino solo viven como latentes en algo que aún no ha sido creado. Yo nunca he creído en la creación desde la nada (ex nihilo) ni tampoco en el progreso, aunque las evidencias me contradigan en las narices. Es mi polémica personal.
Pienso en ese hermoso nombre que Sontag dio a uno de los capítulos de su libro "Sobre la fotografía": "Estados Unidos visto por fotografías, oscuramente..."
Aunque trate de reflejar lo contrario, siempre mis fotografías son alegres. Parodias, chistes. Es por esto que fotografiar me sube el ánimo, destaca lo contrario que la escritura, lo luminoso. Dan la sensación de que el mundo avanza, de que se la puede con el dolor incesante.
Diane Arbus, fue esa mujer hermosa que me impulsó mas que nadie a fotografiar el mundo. Ella no aguantó su propio peso mental y se cortó las venas. Los fotógrafos me dan esperanzas, no miedo ni tristeza. Es raro el caso temible de Arbus.
La fotografía de abajo la hice un día hábil en Valparaíso. Parecía decir: "Allí va el matrimonio nuevo y todo su amor, solo es cosa de tiempo para que sean devorados por el monstruo de la desesperanza". En el momento que enfoco y disparo, la mujer que iba a mi lado sonríe . Se imaginó el encuadre y comprendió la broma. Al final todo se convirtió en un momento maravilloso. Sólo la fotografia lograba eso en mi vida. Momentos hermosos, verdaderamente alegres. Momentos en que realmente me sentía comprendido. La escritura es su antítesis. Ninguna mujer sonríe a tu lado , nadie comprende, todo es oscuro y desesperanzador.
Titularía esta foto. "Mi corazón visto por fotografías, luminosamente..."
Susan Sontag escribe sobre Arbus en dicho capítulo:
“El suicidio parece garantizar que la obra es sincera, no voyeurista, que es compasiva, no indiferente. El suicidio también parece volver más devastadoras las fotografías, como si demostrara que para ella habían sido peligrosas. [Diane Arbus] cayó en una emboscada psíquica víctima de su propia franqueza y curiosidad...”



Veo En Nat Geo wild una comunidad de leones marinos en un gran roquerío. Los cachorros gritan por su madre. Los machos mas jóvenes, -dice el narrador-, al no poder por su edad tomar a las hembras, desquitan toda su ira e impotencia por no participar en el festín sexual, con los cachorros. Los muerden hasta matarlos. ¿La clave de la supervivencia? Para los cachorros es pasar desapercibidos.
Estoy tentado a pensar que los humanos no estamos ajenos a este dramático comportamiento animal. Aunque en relación inversa. Los viejos odian a los jóvenes por no poder ya participar del festín. Su odio en parte se ha civilizado. Pero por ellos si pudieran, los morderían igual que los leones marinos hasta matarlos. Los jóvenes al no sentir amenaza alguna de parte de los viejos, lo único que no hacen es pasar desapercibidos. No temen vivir y ostentar el harem sexual de la juventud. Aunque el resentimiento biológico es de distinta categoría en ambos animales. En los leones marinos la ira de los machos jóvenes se descarga con los cachorros como un "Pushing Ball" de boxeador. Pero los cachorros no son su competencia sexual, estos no les quitan las hembras. En el hombre la ira es mas definida. Los jóvenes sí son los responsables principales de llevarse a las mujeres. El odio de los viejos es directo, por ende más temible. Por eso la distancia entre generaciones es insalvable...
Es por esto quizás que Michel Houellebecq escribe en "Ampliación del campo de batalla":
"Al envejecer [el hombre] se vuelve menos seductor, y por lo tanto amargado. Uno envidia a los jóvenes, y por lo tanto los odia. Este odio, condenado a ser inconfesable, se envenena y se vuelve cada vez más ardiente; luego se mitiga y se extingue, como se extingue todo. Y solo quedan la amargura y el asco, la enfermedad y esperar la muerte..."


Encargo libros a una amiga que viaja a España (casi todos autores españoles) Dentro de ellos el Cuaderno gris. Ella consulta al vendedor en una de las librerías más grandes del país por el libro de Josep Pla.
Respuesta del vendedor español: "¿Quién es Josep Pla?"
He meditado mucho sobre la fama. Justin Bieber tiene más de 40 millones de seguidores en Instagram. Uno ya al mundo no le exige nada. Ni siquiera se molesta. Incluso la semana pasada me sumé al grupo millonario y comencé a seguirle yo también...
Ya no exigirle nada al mundo, esta sensación plácida y contenida, debería tener un nombre en latín y dejárselo como tema a los filosófos...Llega la edad en que uno ya no le exige nada a nadie. ¿Con que armas y derechos podría hacerlo?
La "acedia", uno de los pecados mortales según los primeros cristianos. La incapacidad de tener expectativas. La ausencia de interés por todo, incluso por el bien. Al final el vendedor de la librería española es mas inocente que yo que no le exijo saber nada y que estoy en pecado...




"Ahora dices que soy un hombre herido, lleno de resentimiento. Alguien me ha hecho daño. Quizá esa mujer, mi segunda esposa. O quizá la primera. Algo ha salido mal. Me he quedado solo, he sufrido grandes traumas emocionales. Estoy lleno de ira. No creo en las mujeres, ni en el amor, ni en el género humano. Piensas que soy ridículo, que soy un pobre desgraciado. Quieres llamar mi atención con delicadeza hacia el hecho de que, además de la pasión y la felicidad, existen otros vínculos entre las personas. También están el afecto, la paciencia, la compasión, el perdón. Me acusas de no haber sido bastante valiente o paciente con las personas que he ido encontrando en mi camino; y ni siquiera ahora, que ya me he convertido en un lobo solitario, tengo el valor de reconocer que la culpa ha sido solo mía. Viejo amigo, esas acusaciones ya las he escuchado y analizado. Ni en el potro de tortura podría ser alguien más sincero de lo que he sido yo conmigo mismo. He estudiado con detenimiento cada vida a la que he podido acercarme, he curioseado por las ventanas en existencias ajenas a mí sin ningún pudor o reserva, he sido un investigador escrupuloso. Yo también creía que era culpa mía. Intentaba achacarlo a la avaricia, al egoísmo o a la lujuria, después a los obstáculos sociales, a la ordenación del mundo… ¿Y todo para explicar qué? Pues el fracaso. La soledad en la que tarde o temprano se precipita cada ser humano, como un caminante nocturno en una zanja. ¿No comprendes que para los hombres no hay salvación? Tenemos que vivir solos y pagar por todo el precio justo, tenemos que callar y soportar la soledad, nuestro carácter, la dura disciplina que la vida nos impone..."
(Sandor Marai. "La mujer justa")



El episodio del perro quemado con agua hirviendo por el mozo del restoran (que paralizó al país) , me recordó en seguida el artículo de David Foster Wallace. "Hablemos de Langostas". Este artículo escrito para una revista gastronómica, hablaba sobre el festival de Maine en EEUU, donde las Langostas eran hervidas vivas (bueno así se preparan ) y donde Foster Wallace se preguntaba entre otras cosas terribles ¿El ruido que emiten es prueba de dolor o sólo de la evaporación del agua que contiene su caparazón?
Es increíble las dimensiones que puede tomar la reflexión sobre el sufrimiento que podemos infligir hacia TODOS los seres vivos. Pensar ese TODOS es el gran dilema humano.
Me he dado cuenta que a medida que me pongo viejo, la cantidad de insectos que mato es casi cero. Pensé esto cuando el otro día maté a dos moscas que molestaban alrededor. Lamentablemente las moscas molestan, no así insectos que casi no interactuan con el ser humano. (A Sócrates se le apodaba el tabano por eso mismo. Se buscó el animal que más molestaba para graficarlo.)
Pero por ejemplo, un caracol se cruza en mi camino, lo tomo y lo arrojo al jardín . ¿Por qué no lo mato? ¿Por qué la mosca sí? Trato de generar una respuesta rápida:Por la frecuencia con que uno y otro me molesta. No por su peso, ni su belleza, ni porque uno tenga un sistema nervioso mas complejo que el otro, o ponga uno mas en peligro mi seguridad.
En el fondo la pregunta es la siguiente ¿Por qué ese acto antihumano de arrojarle agua hirviendo a ese pobre perro es diferente de arrojarle un potente químico a un insecto que lo hará retorcerse y morir a pausas igual como si fuera agua hirviendo? ¿Por qué difieren tanto ambos actos en nuestro cerebro occidental y no por ejemplo en el cerebro de un tibetano?


El episodio del perro quemado con agua hirviendo por el mozo del restoran (que paralizó al país) , me recordó en seguida el artículo de David Foster Wallace. "Hablemos de Langostas". Este artículo escrito para una revista gastronómica, hablaba sobre el festival de Maine en EEUU, donde las Langostas eran hervidas vivas (bueno así se preparan ) y donde Foster Wallace se preguntaba entre otras cosas terribles ¿El ruido que emiten es prueba de dolor o sólo de la evaporación del agua que contiene su caparazón?
Es increíble las dimensiones que puede tomar la reflexión sobre el sufrimiento que podemos infligir hacia TODOS los seres vivos. Pensar ese TODOS es el gran dilema humano.
Me he dado cuenta que a medida que me pongo viejo, la cantidad de insectos que mato es casi cero. Pensé esto cuando el otro día maté a dos moscas que molestaban alrededor. Lamentablemente las moscas molestan, no así insectos que casi no interactuan con el ser humano. (A Sócrates se le apodaba el tabano por eso mismo. Se buscó el animal que más molestaba para graficarlo.)
Pero por ejemplo, un caracol se cruza en mi camino, lo tomo y lo arrojo al jardín . ¿Por qué no lo mato? ¿Por qué la mosca sí? Trato de generar una respuesta rápida:Por la frecuencia con que uno y otro me molesta. No por su peso, ni su belleza, ni porque uno tenga un sistema nervioso mas complejo que el otro, o ponga uno mas en peligro mi seguridad.
En el fondo la pregunta es la siguiente ¿Por qué ese acto antihumano de arrojarle agua hirviendo a ese pobre perro es diferente de arrojarle un potente químico a un insecto que lo hará retorcerse y morir a pausas igual como si fuera agua hirviendo? ¿Por qué difieren tanto ambos actos en nuestro cerebro occidental y no por ejemplo en el cerebro de un tibetano?




Es común ver una fotografía de perfil de una mujer, seguida en su mayoría de comentarios de amigas halagando lo bella que está. "Que linda estás amiga", "Para lo guapa" y cosas por el estilo.
En los hombres no existe esta costumbre, de hecho sucede justamente lo contrario. Destacan siempre que estás o feo o gordo o viejo (idealmente las tres cosas juntas) . La arenga masculina dista mucho de la femenina. Es por esto que difiere en ambos sexos el concepto de belleza. Lo feo para el hombre es feo y punto. Se lo dirá al colega de turno en la cara (y disfrutándolo) y quizás por respeto se lo guarde frente a una mujer.
Eso sí, el hombre arenga el apareamiento. Llega el amigo y confiesa al final que tuvo sexo con la mujer de la fiesta de la noche anterior. Allí viene entonces el palmetazo en la espalda del amigo, la felicitación sincera. El laurel en la frente.
Esto pareciera dar a entender que la belleza en la mujer se tiene desde dentro hacia fuera, y no por un simple maquillaje o una buena foto, sino por un estado casi espiritual. "Si estás bella, es porque estás bien". Por el contrario, en el hombre la belleza no se tiene, se toma. "Si estás bien es porque estás en posesión de alguna belleza"



Es increíble esto de la lotería. Nunca lo había visto. Uno si quiere jugar un boleto ya ha tomado la desición de cambiar su destino. La probabilidad de ganar sin haber comprado un boleto es matemática: cero. Esto tranquiliza. Pero no se contentaron con ello. Llamaron al nuevo concurso "la suerte de ser chileno". Es decir yo sin pedirlo ni desearlo, sólo con mi rut ya estoy participando de la posibilidad de ganar un premio millonario . No hay escapatoria.
Siempre he asociado la lotería a cierto tipo de desesperación no evaluada, oculta en el buen deseo de mejorar la vida. Por suerte sentir ese extraño tipo de desesperación era voluntario, solo incumbía a los que compraban un boleto. Hoy ya no.
La lotería se vende con la imagen de dejar de trabajar, decirle "chao al jefe", salir de la esclavitud, de la necesidad, de la ananke (ἀνάγκη) griega. Pero el hombre moderno que se ha creado desde la necesidad y la virtud del trabajo, no sabe como el griego vivir en una libertad suficiente, que es la que viene después de la libertad necesaria (que sería cuando ya no tenemos que trabajar más y nos cruzamos de brazos) Allí algunos comenzarían a meditar y a vivir la verdadera "vida activa", otros, los más, se volverían locos y nuevamente pedirían con fervor las cadenas de un nuevo trabajo en que ocuparse.
Según la filosofía china existen tres tipos de suerte: la de la tierra, la del hombre y la del cielo. Este concurso de la lotería quiere abarcarlas todas. Es preocupante.


El otro día conversé con alguien sobre Europa, (quiero ir le dije). Yo la había leído , analizado en películas y fotos, él la había visitado. La conversación fluyó sin problemas. ¿Por qué? Por que desde los empiristas ingleses el dilema de la supremacía entre experiencia y razón aún no se ha dilucidado. Decir "Conocer" Europa es una sentencia muy conflictiva. Kant, que sabía mucho de esta polémica entre empirismo y racionalismo, daba clases de geografía detallada de Europa sin haber salido nunca de Königsberg, su ciudad natal. Se confunde la vivencia con la estructura profunda y enigmática del conocer.
Hoy probablemente sabemos mas de la Roma imperial que el mismísimo romano que vivía en esa época, ciudadano que aún no dimensionaba todo el panorama histórico que la enmarcaba. Vivir es sólo aceptar el caos del devenir. Simplemente es ser un romano en Roma. No basta.




Vivo en un lugar donde la única diversión de la mayoría de los jóvenes es drogarse y comprar cigarrillos sueltos. Siempre de uno en uno. Eso los hace divertirse, la aventura que surge entre conseguir un cigarro y otro. Normalmente en lugares así en el pasado, surgían las mejores bandas de rock: la deprimida Manchester de los Smiths, los horribles vecindarios de Brooklyn de Lou Reed, Beastie Boys y los Ramones, el San Miguel de los Prisioneros.
Hoy sabemos que ya no puede existir más la escusa del rock. De estos nuevos lugares donde sólo se compran cigarros sueltos, ya no surge música, no surge nada. Lo único que hace la gente de hoy es huir de ellos, hacia el centro, en barrios donde prima la nueva estética inmobiliaria: sin música, en mute.
El único reemplazante del rock and roll es la adrenalina que sienten al ser aceptados por la clase media. Se profesionalizan y su nuevo poder de consumo les da el bautizo definitivo.
Veo el comercial del show de los Stones en Chile. Ahí se pueden ver tres oficinistas que se alegran porque pueden conocer a la banda y comprar la entrada con su tarjeta Cencosud.
El comercial termina con el slogan:
"Te quiero ver rockear te quiero ver feliz "
Después de eso no hay más que agregar.


Cambié mi descripción de perfil de Tinder. Las mujeres hoy están muy escépticas en cuanto al verdadero móvil de los hombres. Ellas idealmente quieren cariño, conversación, amistad y en último término sexo, sólo si las primeras actitudes se cumplen previamente y con elegancia. Como los hombres occidentales en materia de educación sentimental, cambiaron las películas de Truffaut por la saga completa de "Rápido y furioso", han adquirido un serio problema de velocidad y preámbulo en el galanteo. Este problema podríamos denominarlo "Síndrome Vin Diesel".
Es por esto que para que no duden de que el romanticismo aún sobrevive y que el coito es una falacia, he citado en mi perfil a Lucrecio en su Rerum Natura, (lo hace Borges también, otro fanático del Tinder):
"Como el sediento que en el sueño quiere beber y agota formas de agua que no lo sacian y perece abrasado por la sed en el medio de un río: así Venus engaña a los amantes con simulacros, y la vista de un cuerpo no les da hartura, y nada pueden desprender o guardar, aunque las manos indecisas y mutuas recorran todo el cuerpo. Al fin, cuando en los cuerpos hay presagio de dichas y Venus está a punto de sembrar los campos de la mujer, los amantes se aprietan con ansiedad, diente amoroso contra diente; del todo en vano, ya que no alcanzan a perderse en el otro ni a ser un mismo ser."




Por la mañana converso con la hermosa y educada joven adicta (bueno hoy ya no tan hermosa por el demacramiento propio de su adicción) , ella no es flaite, se nota que es la típica niña de clase media que escaló en sus sensaciones, además de poseer quizás la genética perfecta de la belleza pero principalmente la genética de la adicción. Siempre está muy drogada, al límite, sus efectos al contrario de los tradicionales, esos que hacen parecer a sus consumidores como acéfalos ratones eléctricos , se manifiestan en un estado mas bien opiáceo. Confusión, intermitencias de euforia pero finalmente dominada por la lentitud, despersonalización, locuacidad soñadora. Me muestra su papelillo de pasta base y lanza esa inolvidable metáfora para retratar su droga: "Es como el último suspiro del llanto"- me dice. De inmediato pensé en algún llanto (no cualquiera sino el mas fuerte, el llanto por amor) , después cuando logré traer la imagen, pensé si hubo un último suspiro, lo logré y la entendí.
Pienso en su cerebro como un irrecuperable campo de batalla, pero aún así capaz de lanzar metáforas de cierta belleza. Las últimas sinapsis ocupadas en embellecer los infiernos antes de cesar su comunicación cerebral.
El último suspiro del llanto, -como dice Lope de Vega-, sólo el que lo sintió lo sabe.
Jean Cocteau escribe en su libro Opio:
"Es dificil vivir sin el opio después de haberlo conocido, porque es dificil, después de haber conocido el opio tomar a la tierra en serio. Y a menos de ser un santo, es dificil vivir sin tomar en serio la tierra..."




Muy temprano leo la palabra alemana Schadenfreude, la usa Goethe, también Schopenhauer para graficar una actitud evidentemente demoníaca: "La alegría del sufrimiento ajeno". El hombre sólo podría llegar al sentimiento de envidia dice Schopenhauer, como si algún ser humano que llegase a la Schadenfreude mutara en demonio.
La palabra rebasa la lengua alemana, también se usa en círculos cultos del inglés y muy raras veces en español.
Aunque el español es más ingenuo o temeroso de las oscuridades del alma , pareciera no crear conceptos demoníacos. Desear el mal ajeno se expresa simplemente así, con una frase larga , no lo reconoce como algo inherente a las pasiones humanas, si no como una acción excéntrica, anómala, insana, no común ni arraigada entre las mentes sanas. No adquiere la fuerza de un concepto como en los alemanes.
Si hemos sentido alguna vez Schadenfreude no lo reconoceremos, porque tememos "endemoniarnos", tememos ser exiliados con ello de la gran familia humana.
Actividades que rebalsan Schadenfreude:
El fútbol, la política, la religión. ¡El desamor!



¿Por qué escribo? Muchas razones. Agregaré una más, la razón mas patética y la que más me gusta. Hay quien se asume Escritor, así con mayúscula, independiente de que ésta no sea su profesión ni tenga la calidad o el talento suficiente. Lo será frente a la vecina, su jefe, su mamá y el amigo (lo será con orgullo). Que exista tanto escritor malo en el mundo se debe principalmente a la energía y oficialidad con que estos se asumen, y al asumirse generan publicidad, promoción, viralización, que inevitablemente desencadenará a lo menos en una pequeña popularidad, aunque sea comunal.
Yo no podría asumirme escritor frente a mi vecina o frente a mi familia, que piensa cuando tecleo el teléfono que juego candy crush (ya casi no escribo en un computador ni menos a mano) incluso asumirlo frente a los amigos de infancia me parece terrible. Una vez cuando un amigo que no veía hace tiempo me lo preguntó directamente (y con una sonrisa burlesca en su boca), lo negué y cambié de tema rápidamente de forma nerviosa. Si por un milagro mi nombre se asociara a algo literario me daría una verguenza terrible ante estos seres, una vergüenza de la cual jamás me repondría. Es la causa de que nunca piense en editar un libro (cosa que hoy no es muy difícil) porque sé que de una u otra forma lo que escribo llegará alguna vez a los cercanos, llegará a manos de lo que podría llamar con cariño "el grupo de la vergüenza" y ya no podré evitarlo y cambiar de tema. Incluso esto que escribo ahora está oculto y filtrado para alguno de ellos (los que lamentablemente no pude rechazar en Facebook)
En el fondo, y lo he pensado mucho, siento vergüenza de escribir (no de lo que escribo, sino del hecho mismo de escribir). Y aquí a lo que quería llegar: Sólo escribo sin sentir vergüenza frente a personas abstractas que jamás conoceré o frente a mujeres que me gustan, amparado por la pérdida del miedo al ridículo que siempre le surge espontánea al que quiere conquistar.
Contestando a la pregunta del principio ¿Por qué escribo?
Sinceramente, sólo puedo escribir cuando me reconozco cobarde y oportunista. Cuando no afecta mi vida (máscara) cotidiana. Es por esto que yo soy de los que encuentro que Salinger se comportaba de lo mas normal cuando cuidaba su máscara privada con una escopeta. Y no me imagino una vida de escritor que no sea de esta forma.
Yo sólo podría ser feliz con el "grupo de la vergüenza", porque la gente abstracta y las amantes nunca son del todo reales.




Me acuerdo que una vez en la biblioteca de la universidad hojee una gigantesca biografía de Nietzsche, la mas grande que he visto. En uno de sus apéndices venía algo curioso: "La Historia clínica de Jena". Básicamente son los apuntes médicos de la estancia del filósofo en el manicomio de esa ciudad. Me sirvieron mucho para entender realmente la obra de un pensador, inseparable de su tragedia humana, siempre inevitable.
Hoy vuelvo a leerlas. Son absolutamente perturbadoras. (No se equivoca Fitzgerald: Toda vida es un proceso de derrumbamiento). Por ejemplo las entradas de abril de 1889:
"1 de abril : Embadurna cosas con sus excrementos. "Pido una bata de noche para una redención radical. Esta noche han estado conmigo veinticuatro putas". Peso 134 libras.
5 de Abril: Orina en la bota y se bebe la orina"
Los episodios de los excrementos y la orina se vuelven a repetir una y otra vez. También confunde a su enfermero con Bismarck y bebe agua de la taza del baño, entre otras perlas.
Que el episodio de Nietzsche sea en Jena no deja de ser irónico. Jena era la misma ciudad donde Hegel el 13 de octubre de 1806, divisó por primera vez a Napoleón y lo asoció a la encarnación de su espíritu absoluto montado a caballo. Ochenta y tres años mas tarde en la misma ciudad, el contrafilósofo más grande de la historia, lejos de cualquier absoluto, tomaba su propia orina usando su bota.
Escribo estas notitas inútiles muy tarde, no alcanzo a terminarlas, porque me quedo dormido. Las termino entonces al otro día, muy temprano por la mañana, como si fuese un trabajo absolutamente serio, del que dependiese el balance administrativo de la municipalidad. La termino solo, en una habitación pequeña de Pudahuel, lejos de Jena y de cualquier devenir de la historia (aquí: ausencia total de Historia). No estoy sumido en ninguna investigación filosófica doctoral en algún archivo europeo (cosa que igualmente no hubiese aceptado, aunque me lo hubiesen pedido por encontrar los centímetros cúbicos de mi cráneo adecuado para ello), también me siento una especie de contrafilósofo, aunque menor, (la entrada triunfal de Napoleón en una ciudad no me hubiese deslumbrado, sí su exilio triste y solitario en una isla). Me ubico eso sí, y cabe aclararlo, mentalmente mucho mas cerca de la orina que del absoluto.






En las redes no es tan difícil darse cuenta de las pequeñas desesperaciones, por ejemplo quien quedó soltero (o pronto lo estará). Una inédita dispersión moral en las frases. Descompostura inédita . (La que no toleraría una buena familia o noviazgo). Pérdida de sentido. Fotos intentando ser mas atractivo, flagrante coquetería, en algunos casos femeninos declaraciones constantes de independencia, paz y felicidad (paradójicamente surgidas en un momento muy triste) , y una serie de tics obvios de alguien no acostumbrado a la soltería.
La obviedad no es sinónimo de torpeza, simplemente es un cartel que pide ayuda. Yo lo hice, tú lo hiciste todos lo han hecho. Hasta Lennon, cuando escribe la alegre canción Help, que según sus palabras, pasó en una etapa "cuando estaba comiendo y bebiendo como un cerdo, y estaba gordo como un cerdo, nada satisfecho conmigo mismo. En mi subconsciente, estaba pidiendo socorro a gritos." Lennon llevaba pocos años de matrimonio y ya se sentía cansado. Se divorciaría tres años mas tarde. Todos alguna vez escribimos nuestro socorro secreto, en clave de canción.
Ayer iba en bicicleta por el barrio y vi a un hombre (ya no tan joven como para hacer estupideces) pintando una pared a plena luz del día y sin ninguna verguenza: "Marcela te sigo amando". No quise fotografiarlo y seguí de largo (hubiese sido una grandiosa foto). No sé porqué respeté su Help. Estaba claro que Marcela no lo seguía amando.




Ella me manda un mensaje, no podrá juntarse conmigo el día pactado, le digo que no se preocupe, sin extenderme más. Entonces lo olvido y sigo en lo mío. Pasa un momento y siento como un triunfo esa indolencia para con las mujeres. He asumido que en la mayoría de los casos , los solteros y solteras contemporáneos siempre están coqueteando con tres a la vez, entonces a veces deben decantarse por uno según las evaluaciones a que los van sometiendo: Fidelidad, compromiso , humor, originalidad , capital, etc. Esta decisión la van tomando siempre sobre la marcha, como las decisiones musicales de los trompetistas del bop. Por otro lado también siento que ser indolente con estas derrotas me están convirtiendo en un animal genéticamente prescindible. ¿No debería golpear la mesa e insistir por ella mañana mismo con una nueva estrategia? No, no lo hago. ¿Porqué? Por que también yo puedo ganar, evaluar, desechar. No puedo renegar de un juego del que yo también participo.
"La competencia (sexual) este verano será terrible", me dice un amigo. Me lo repite todos los veranos, pero esta vez lo dijo con un énfasis que rozaba la desesperación.
Todo el que acepta una pareja sabe de evaluaciones. Ha sido sometido a ellas desde niño y las enfrenta con alegría: evaluado en el colegio, en los trabajos, en las familias. Ha salido airoso de sus ridículos alcances. El amor no será la excepción. La genética jamás será indolente, tiene fijo sus objetivos: evaluar, luchar, probar, perdurar.
Cesare Pavese, uno que amaba y odiaba a las mujeres con la misma fuerza (tanto que se mató por ellas) escribe en su terrible poema "Antepasados"
"Atónito ante el mundo, alcancé una edad
en que me liaba a trompazos con el aire y lloraba a solas.
Escuchar los razonamientos de mujeres y hombres
sin saber qué contestar, no es que alegre mucho.
Pero incluso eso se acabó: no estoy ya solo
y, si no sé qué contestar, me resulta indiferente.
Encontré compañeros hallándome a mí mismo...
Cada mujer nos infunde en la sangre algo nuevo,
pero, en ese acto, se anulan todas ellas y nosotros,
así renovados, somos los únicos que perduran.
Estamos llenos de vicios, de caprichos y de horrores...
Hemos nacido para vagar por aquellas colinas,
sin mujeres,
con las manos detrás de la espalda..."
Pavese pareciera enseñar: Los futuros veranos nunca más serán (sexualmente) terribles, eso es lo terrible.