hermenéutica de la nada

El aforismo es una especie de tesis de vapor, sin necesidad de autoconciencia, sin necesidad de cemento o intención dialéctica. Es una forma momentánea de pensamiento disfrazado de escritura.

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Proselitismo es voluntad. La religión que avanza devora. Toda religión es un estómago. La hegemonía de esta dependerá de su salud, o sea de saber apropiarse de los venenos.

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Quizás dividir la historia en estructura y superestructura sea su retrato más eficaz, por eso mismo el más antiestético y grotesco.

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Las fuerzas y relaciones de productividad, a eso se reduce el hombre, sumado a un tímido techo de paja, un techo de superestructura donde caben cosas tan insignificantes como Nietzsche , Maquiavelo, Shakespeare , Blake , Napoleón , Dante , Freud …. Definir una base económica para definir la vida es denigrar al actor, al hombre.

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Hermes, el intérprete hace de santo. El que cruza las fronteras con algún extraño es un hermeneus. Es a su vez el que cruza las fronteras con el “extraño radical” o sea consigo mismo. La comprensión supone un mundo y no al revés.

Todo texto es orgánico.

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Cuando es necesario fuerza los pastores aún siguen ofreciendo mirra.

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Vivo en constante alerta de una vendetta espiritual.

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Cuando hablamos de las cosas, las nombramos, creemos llegar a ellas, y estas, indiferentes, inusuales, se desgastan en la excentricidad del conocimiento. O sea sólo valen.

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Sinceramente el hombre no ama más que al cuerpo, la confusión estriba en que cree que su ideología es parte fisiológica de su organismo y la protege tanto como si sangrara.

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Peor que el cristiano más ignorante es el tipo de científico que cree secularizarse a partir de lo que reafirma.

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El olvidar olvidarse, el deseo mas parecido a un paraíso. El egoísmo ontológico más vil y racional en desmedro de los ciclos.

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Trascender, la idea mas cobarde, el hombre olvida que su mayor característica es ser un paciente, sumido en puro riesgo que demanda afirmar.

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Historia de la conciencia, nadie avanza abrazando.

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Muchos filósofos han notado la extraña angustia del hombre a la nada, pero a la nada posterior, no a la anterior, antes del útero, antes de la conciencia, entonces cabe afirmar que la angustia es una manifestación, una glotonería metafísica.