miércoles, 13 de mayo de 2015

Diario




No tengo que buscar y revolver mucho en el underground para buscar una canción de pop maravillosa, sé que no la encontraré allí. Está a mano y es común, I´m like a bird de Nelly Furtado. ¿Qué condiciones tiene que tener una canción para transformarse en maravillosa? Solamente que haga girar, con su armonía y sencillez, un poco tu día. Recomiendo leer la gran defensa que hizo de esta canción Nick Hornby (uno de los mejores críticos del pop ) en su libro "31 canciones".
Recuerdo cuando vino al festival de Viña y yo la miraba deslumbrado por televisión. Nelly llevaba un maravilloso e inolvidable vestido amarillo, muy ajustado. Entonces la mujer que estaba a mi lado, y que yo quería mucho, de pronto me habla algo, que por culpa de la cantante, no le puse ni la más mínima atención. Ella, al verse totalmente ignorada, me pegó un codazo en las costillas mientras sonaba de fondo I´m like a bird. Eso es, soy como un pájaro.
Acabo de escuchar esta canción y cumplió su objetivo de siempre, giró un poco mi día, reemplazó un poco ese codazo...



Un comercial de televisión promociona Shot B, complejo vitamínico para "soportar las exigencias de la vida moderna". Soportar con vitaminas pero nunca renunciar.
A pesar de que el Ser lo comprende todo y se necesitan cada vez galimatías más complejas para intentar pensarlo, no hago otra cosa que pensar en lo que me rodea hasta el hartazgo, el trabajo. Desde la construcción de un puente, una teoría, desde no querer levantarse por la mañana hasta solventar una familia, todo. La mayoría de los pueblos antiguos lo despreciaron de una u otra forma, hoy rechazarlo es rechazar la vida, rechazar una ética y un alma...
Escribe el yerno de Marx, Paul Lafargue: "Trabajad, trabajad, proletarios, para aumentar la fortuna social y vuestras miserias individuales; trabajad, trabajad para que, haciéndolos cada vez más pobres, tengáis más razón de trabajar y de ser miserables. Tal es la ley inexorable de la producción capitalista..."
El mito moderno: no poder establecer ya los límites entre el trabajo y la vida.
En el futuro la vida nos será tan extraña como la Historia, quizás hasta se estudie en los colegios para poder averiguar qué cosa era .




"Los críticos dividen a los escritores de diferentes maneras, por afinidades, por generaciones, por familias espirituales y según corrientes literarias, pero por lo que a mí respecta, también se les podría dividir en escritores que han tenido pocas mujeres y escritores que han tenido muchas mujeres..." (Mircea Cartarescu. "Por qué nos gustan las mujeres")





Reportaje al robo del siglo. ¡Qué infierno debió ser para los ladrones quedarse en silencio frente a un logro histórico! , seis mil millones de pesos (lógicamente no pudieron y vino la captura).
Los generales romanos cuando conquistaban un nuevo territorio, volvían a su ciudad en una caravana con todo el botín para ser vitoreados.
El dinero no existe sin relato. El robo como el arte, no pueden existir en el silencio, esa es la condena de ambos.





"Examina cuántas cosas te gustan y reaniman sólo porque “resultan extrañas” y avergüénzate..." (Cesare Pavese."El oficio de vivir")





Hoy en el entrenamiento corro con A, hermosa y atractiva mujer, además de buena corredora ya que ha ganado un par de veces en su categoría. El instructor determina que ella debe "tirar" (sí con ese término ) y yo seguirla, luego intercambiar. Buenos tiempos, paso en el rango de 40 a 45 segundos los 200 metros, así dicen ellos "pasar a". No sé cómo decirlo para que no suene machista, es excelente tiempo si yo fuera mujer, pero soy hombre. Personalmente creo que es un buen tiempo en un entrenamiento, ignorando mi sexo. Es un buen tiempo unisex, para el primer semestre. La potencia de ella es admirable (y eso que no iba al 100%)
El running en pista es automatismo, no tiene que ver con la diversión cosmopolita del corredor de parque. Se hacen rutinas seriales y monótonas. Uno se concentra y se exige mucho, de pronto me dí cuenta que al ir detrás de A., no le miré el culo en toda la rutina, cosa que en el parque no hubiese sucedido, (efectos de la concentración).
Justamente hoy leí un interesante artículo sobre el running en revista Ñ, firmado por Daniel Ulanovsky Sack. Este da un vistazo a la evolución del running y su popularizacion en los ultimos diez años, y como esto irrita demasiado a un cierto sector de la crítica, que odia todo deporte que no pretende competir y se vuelve moda (Juan Cristóbal Guarello hizo trizas la maratón de Santiago en este mismo tono) . Como Murakami y otros escritores que han hablado del tema, explota los aspectos filosóficos de running, muy en sintonía con la interiorización del sujeto moderno, que hace deporte pero que no quiere competir cuando se divierte , además de señalar las bondades de relajar la mente, de dejar de pensar, incluso sus dimensiones históricas y políticas en los tiempos de la URSS. Dentro de los contestatarios del running cita al periodista deportivo Juan Pablo Varsky que escribió la siguiente crítica : “Runners. Secta. No necesitan la habilidad que demanda un deporte. Escudados en la superación personal, esconden MIEDO de perder contra otro”.
El artículo es bueno, entiendo las posiciones, el running no es aristocrático, puede correr el gordo al lado del que ha entrenado mucho tiempo si pagó la entrada (curiosamente en la literatura pasa lo mismo, un malo puede publicar si paga) , no pasa eso en los otros deportes , los buenos compiten con los buenos (a nivel de elite y a nivel amateur).
Corro en pista y me ahorro de mirar culos y divertirme, es decir de ser democrático, porque quiero vencer mis marcas y con esto vencer a otros, en la medida que mi cuerpo y el sacrificio del buen entrenamiento lo permitan. Esto significa bajar las dosis de bohemia, invertir en suplementos, entrenar en serio, etc.
Concuerdo con Juan Pablo Varsky, la mayoría de los que corren en los parques esconden el miedo de perder contra otro, pero lo curioso, también la mayoría de los hombres que hacen deporte lo hacen para mantener un buen aspecto físico y en definitiva para ser querido por las mujeres. Todo es por sexo, pero no me extenderé más en probarlo, solo soy testigo, los parques se desocupan en invierno, llega septiembre y arranca la preocupación por el aspecto, la competencia sexual (no la deportiva) es grande y cada vez escasean más los cupos...
Todos pueden correr la maratón de Santiago si pagan el derecho, pero no todos (los hombres) pueden seducir después de los treinta teniendo un cuerpo feo, sin pagar...






"Lazy singles" es el término anglo con el que hoy se define a esos nuevos solteros, esos que les da pereza salir a cazar a bares o cualquier otro lugar, y a los cuales van destinados todas esas aplicaciones actuales del amor como Tinder. Quieren llegar a una cita con la mitad del trabajo hecho.
También debería existir el término "lazy writer", esos escritores que no les gusta salir a ningún evento literario , incluso si fueran propios. Escriben con las pantuflas al lado, exclusivamente para caminar al baño y volver a la cama. Cuando todos están en lanzamientos de libros, cócteles o conferencias filosóficas, el "lazy writer" mea en su baño mirándose la chasquilla, luego se acuesta, escribe la sublime experiencia de mear y se duerme con el corazón tranquilo. Heidegger habla del ser-a-la-mano, el "Zuhandenheit". Justamente a eso me refiero con la escritura que postulamos, escritura siempre a disposición, a la mano, exenta de cualquier pompa o teoría. Es nuestro hermoso "lazy writer", nuestra literatura de pantuflas.







En el barrio me veo de pronto, por esas maravillosas cosas de la vida, en medio de una conversación de cuatro señoras sobre el arroz. Disputas sobre las medidas de agua o la elección del pregraneado. Trato de aportar lo mío entre el ímpetu de las señoras. Anoto algunas de sus frases en caso que las necesite.
"Su afición por las palabras arruinó la vida de mi hijo", dijo la madre de Flaubert. El arroz es una palabra. Me interesa arruinarme a mí también...





“-¿De qué me estás hablando? –dijo Lyle.
-Del mundo exterior.
-Ah, ¿todavía sigue ahí? Creí que lo habíamos negado con absoluta eficacia. Creí que ese era el resultado final...” (Don Delillo. "Jugadores")







Una de las cosas mas entretenidas y valientes del verdadero pensador, es ver como su "psiquis" se comporta independiente de su moral particular y sus buenas costumbres. Es como observar una orquesta milenaria que tocara en nuestro interior independiente de lo que queramos, deseamos o consideramos "bueno". Freud avanzó mucho en esto, se encargó de desilucionarnos y mostrarnos las débiles armas con que podíamos hacerle frente a la fuerza monstruosa del inconciente. La pistola de madera de la racionalidad, por ejemplo.
Esa fría leyenda de que no queramos que les vaya bien a los que nos hicieron daño. “No basta con ser feliz: además es necesario que los demás no lo sean”, escribe el lúcido Joubert. O ese común deseo femenino , de alegrarse cuando ven que un exnovio se ha vuelto mas feo e idiota y reconocerlo sin perturbarse en lo mas mínimo. La orquestas inconcientes del amor, en la revancha, en la guerra, en la victoria, suenan siempre más impecables. Lo noble de las mujeres en este caso, es que se enorgullecen de ese sonido, han inventado una moral particular en el amor, siempre indescifrable a los hombres. Estos lo único que usan, es una horrible, tosca e inservible armadura, y a esto se reduce toda su riqueza sentimental ...






Si un extraterrestre pidiera un exautivo informe sobre la conducta del humano medio, bastaría mostrarle un matinal de televisión.
¿Se puede hacer literatura desde los guetos, desde las cofradías cerradas, desde la marginalidad, sin parecer postales, caricaturas, turismo barato? Mas vale hacer literatura desde el hombre medio, absurdo, gregario, burgués , perdido. El hombre matinal.
El tema de Madame Bobary, es un tema de matinal y de ahí la genialidad de su risa, de su transgresión y su estilo.
La inteligencia tiene un límite, la estupidez no, dice Flaubert. No podría tolerar ya, novelas sobre la inteligencia, tal como no soporté esa película de Russell Crowe sobre la mente brillante , un bodrio y un atentado sobre el Humanismo y la Libertad, así con mayúscula (al final todas las ecuaciones económicas terminan serviles al poder). El "genio" no es más que una invensión de lunáticos alemanes escondidos en los bosques, con demasiado frío para conversar con sus pares en la simple, histórica y agradable plaza pública de la palabra...






Me encanta copiar y pegar textos tanto como escribir, me gusta observar la droga de innovación que tienen los que odian copiar y pegar y pretenden ser originales. Me encanta estudiar a los que tienen fe en el individuo como motor universal. Me gustaría ser un planeta, un pedazo de trozo mineral sin ninguna función rondando en un universo sin vida. Me gusta observar como el lagarto de la vanidad puede devorarlo todo de la forma más burda, sin que nadie se dé cuenta. Me gusta el amor de la forma más abstracta posible. Me gusta el amor de la forma más egoísta posible. Admiro la indolencia del desahuciado y aspiro a ella como actitud ideal del artista. Admiro el recuerdo y creo que es la única obra de arte que me interesa...Me hubiese encantado que esto lo hubiese dicho otro , aún el escritor más mediocre, para ponerlo entre comillas y dejarme en paz yo mismo ...





"Queremos ser amados, a falta de esto admirados, a falta de esto temidos, a falta de esto odiados y despreciados. Queremos suscitar en los demás alguna especie de sentimiento. El alma aborrece el vacío, y quiere tener contactos a cualquier precio..." (Thomas Bernhard. "Doctor Glas")





En el metro una mujer predica la palabra de dios, el vagón está lleno, a dos metros de frente, una joven rubia, hermosa y deportiva (la antítesis de dios) la escucha atenta con una mirada llena de ternura. Salmos y más Salmos. Cuando le pongo atención, no a la mujer de Cristo, sino a la joven que escuchaba, ella me da una pequeña sonrisa. Luego descubro con estupor que andan juntas. Rabia de su belleza. El cristianismo siempre ataca a los músculos, excepto los de esta joven. Me lanza otra sonrisa ya desde fuera del tren, lamentablemente ya no la puedo ver como un pequeño y lindo coqueteo, sino como una invitación al reino de dios. Nunca ese reino me dio tanta tristeza…






Estoy en el mall costanera center, si simplifico toda la ecuación de datos que se desplazan rápidamente por todo el lugar, mensajes, gente, decisiones , etc, no veo otra cosa que una gran e inevitable pulsión sexual, del la cual ya nadie puede librarse. Y yo al no poder resistirla, no me queda otra que gozarla o padecerla. De acumular neurosis o doblegarse al mercenario espectáculo del yo...






Sábado de feria. Observo por la mañana a los muchachos del barrio que se han limpiado un tiempo de la droga, saludan a todos con un ligero entusiasmo, es como si saludando a la mayor cantidad de gente saldaran su pequeña culpa. Podrían saludar a toda la feria , al barrio, al país completo sin cansarse. Yo ya recibí los que me correspondían.
Es como si se pusieran al día de sus tiempos de adicción, donde el saludo al mundo no existía.
Amelié Nothomb escribe en "Biografía del hambre":
"Más tarde aprendí la etimología de la palabra “enfermedad”. Era “dificultad para decir”. El enfermo era aquel que tenía dificultades para decir algo. Su cuerpo hablaba en su lugar en forma de enfermedad. Una idea fascinante, que sugería que si uno conseguía decir, dejaría de sufrir..."







Dedicarse al mundo de las letras no significa otra cosa que rehuir con elegancia las demás tareas de la vida. Huir a la perfección de todos los deberes, misiones, y fe. Ser un irresponsable de oro. Un proscrito social, un fracasado envidiable que rechaza con alegría cualquier soborno moral. Una vez dueño del secreto de la infelicidad, sólo disfruta de la maravillosa inutilidad que segrega día a día.
Esto es una definición moderna y rápida de lo "sagrado" de su secreto...






“Hace mucho que llegó el tiempo del filósofo clandestino, desmarcado, ajeno a la universidad, extrapartidario, fuera de los medios, fuera de la espiritualidad, fuera del sistema..."  (Philippe Sollers. "Una vida divina")





“Casanova derrocha a conciencia sus talentos en el instante, y el hombre que pudiera serlo todo, prefiere no ser nada, absolutamente nada, salvo ser libre...” (Stefan Zweig."Casanova")
“En un castillo de Bohemia, un anciano exiliado pasa trece horas al día escribiendo la historia de su vida. No tiene posesiones; ha dejado atrás o dilapidado todo de lo que alguna vez fue dueño. No tiene mujer, ni fortuna, ni casa, ni patria. Dio y recibió libremente, sin cálculo alguno. Ha gozado de la existencia como pocos hombres –y aún menos mujeres- se han atrevido a disfrutar. Se lanzó a la vida sin pedir nada a cambio excepto la más insolente y la más escandalosa de las recompensas: el placer...” (Lydia Flem. "Casanova, el hombre que amaba de verdad a las mujeres")






Definitivamente el mundo pertenece a las mujeres, y de ahí hay que pedirlo, tomarlo o arrebatarlo. Lo demás es humo. En ese mundo cautivo, sólo se puede leer, escribir y opinar con la mirada. También quizás, intentar la gloria utópica: Amar. No imagino que otra cosa más. Sí, olvidaba lo importante, sufrir...






Un arte que no llame al espectáculo , al evento, que no sea deudor de un público identificable, que no se reduzca a una mercancía, incluso que su materialidad y soporte sea problemático. Que sea impulsado por la gratuidad y la inteligencia inmediata, como toda empresa que no busca más que esquivar el aburrimiento. Un arte ligero, como las seducciones de Casanova, que nos dice sin ninguna ambición en sus memorias:
"Escribo para matar el fastidio y celebro complacerme en esta ocupación. Si desatino, ¿qué importa? Me basta estar convencido de que me divierto..."






Surge el recuerdo integro de cuando uno era niño y en días fríos no se levantaba, todo el peso y el misterio de la vida consiste quizás, en preguntarse por qué el mundo nos ha hecho productores, porqué levantarse. Con que derecho. La biblia explica este sudor al pecado, justamente a la caída. "Ganarás el pan (lejem) con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado.."
En el psicoanálisis los pilares de la cultura son el Eros y la Ananke. El amor y la necesidad.
Para los griegos ananke, ‘necesidad’, y douleia, ‘esclavitud’, siempre estuvieron ligadas.
El recuerdo de la cama infantil es un estado de Eros, precultural y debe existir una literatura para ello...Por el contrario la Ananke fue llamado también por Freud "principio de realidad". Es lo que saca al niño de la cama.








Un día por esas cosas del azar, Camilo Escalona meó al lado mío. (Yo había llegado primero) Desde ahí, y no sé porqué, no pude tomarlo más en serio. Ahora veo esos jueces de la Haya, exponiendo argumentos elaboradamente racionales, pero con esas peluquitas blancas.
Desconozco cualquier fallo de un hombre con semejante peluca en la cabeza. Más serio sería para mí una declaración de un integrante de Kiss.
La racionalidad debería estar despojada de cualquier ornamento. El dios sin forma y omnipresente fue el invento más genial de los judíos...






Por la mañana desperté y por casualidad me puse a ver fotos de una joven y hermosa Charlotte Rampling. Una llevaba a la otra. Luego me enteré que era esposa de Jean Michel Jarre.
Y así seguí, llevando la vida del niño que va adquiriendo conocimientos inocentes, como si fuera asistir a esos campeonatos de preguntas de la televisión. Luego escuché Oxygene 7 de Jarre y dormí unos minutos más. Posteriormente en un diálogo con una mujer de Tinder, cuando me preguntó ¿qué haces? Le describí textualmente el itinerario que recién escribí .
No supo que contestarme...







Como no cambiaron la hora, despierto de noche, son las 7 pero parece que fueran las 5 de la mañana. Aprendí de Paul Valery, despertar y dar cuenta del alba del pensamiento escribiendo un poco. Me he enorgullecido siempre de ser desordenado y asistémico, pero honestamente he sido toda mi vida meticuloso con mis estudios, me he impuesto (cuando no he estado enamorado) jornadas bien definidas de escritura y lectura.
A veces cabe ponerse serio con el juicio a sí mismo, el temor a la banalidad que ejerce en uno la serpiente de la vanidad, siempre me ha obligado a pintarme como una inmensa fábrica de desidia. Pero en rigor no es así y lo sé. Me ha interesado desde siempre y con mucho rigor, en eso que llaman "mundo" y que al contrario de lo que piensan los físicos, jamás acabará. Hacemos mal en asociar el mundo a nuestra esfera celeste, a un dato geológico. El mundo es ese espacio de belleza política que se produce entre la conversación de a lo menos dos hombres. Exceso de mundo en las cantinas republicanas, poquito mundo en los centros comerciales, a pesar de que circula tanta masa humana. Nada de mundo en el amor.
Abolir el trabajo asalariado, sueños comunistas, me fascinan, también repudiar esa división del trabajo que hacen al hombre esclavo de su producción. Ni pastor, ni pescador, ni crítico por separado, uno podrá ser pescador por la mañana, pastor al almuerzo y a la noche si quiere, criticar algún soneto de Shakespeare.
Me desilusiona tanto cuando un hombre se define por su actividad productiva. Los escritores caen con fuerza en ese vicio, también las mujeres de Tinder (ese experimento vulgarmente lascivo pero irremediable) que me preguntan enseguida en que trabajo y yo le respondo con seriedad: "Vendo mi fuerza productiva a mi querido y antiguo dios pan", fin de la conversación.
Nada más triste que el escritor en búsqueda del pequeño reconocimiento. De querer ser pastor de por vida mientras el objetivo de Marx y Engels, ( y el deseo mío ), es poder concentrarse en lo humano. Fuera el trabajo que esculpe al hombre a su semejanza. Fuera el fetiche de la mercancía. El fetiche del libro. El fetiche del amor.
Así surge el amanecer de mi pensamiento, confesional, sincero. A falta de profundidad, desordenado, como cuando un niño pinta un dibujo y excede sus márgenes, y es en ese exceso donde uno ve la genialidad del cerebro niño, absolutamente satisfecho consigo mismo, sin tener que rendirle cuentas a ninguna motricidad, a ningún margen. El color ataca, posee. La línea es sobrepasada con una poesía que nunca más volveremos a tener y que intentaremos emular en el futuro, sin éxito , con expresionismos demasiado adultos e intelectuales.
Me gusta cuando Mario Levrero subraya que lo más difícil no es escribir sino reconocerse escritor. Él cuenta que tardó más de 20 años en esto último. Hay que ir más allá de esto, tardar 80 años por lo menos en reconocerse escritor, para así en ese lapsus, escribir tranquilo.
Una cosa que me regocija últimamente es reconocer al escritor en el otro. Una chica de Tumblr que me maravilla con dos párrafos, un bloguero incesante y perfecto, un amigo que me manda el mensaje de texto mas literario que he leído en mi vida (supe que los japoneses ya el 2001 experimentaban con los mensajes de texto como expresión literaria, de hecho editaron en libros largas conversaciones de texto telefónico).
Amo a todos estos escritores con ese don extraño que no depende de un público, está y punto, no el don del talento, sino el don de la renuncia. No buscan más, no se impacientan. Esos escritores que no piden nada , que se piensan pastor por la mañana y crítico por la noche, esos son los fascinantes. Nada profesionaliza su espíritu. Lo humano no se eclipsa en ellos.
Como los dibujos de los niños, totalmente excedidos de color, irrespetuosos de la forma, fieles al relato de su color mental, así es el pensamiento del alba. El primero que se estira desordenado en el texto. Viene aún con el temblor onírico de las cavernas de Eurídice. Muere en sus puertas por que le arrebatan el amor.
Despierto, el inconsciente se retira para dejar actuar al farsante "Yo", que el mismo modeló con gran ímpetu artístico la noche anterior. Mala farsa somos de esos colores salvajes que llevamos indomables en nuestras cavernas interiores.
El inconsciente no cambia de hora. No suelta el timón. El yo ese pobre marinerito arrodillado que el capitán mandó a lavar la cubierta del barco, y cree ingenuamente que lavando este, lo guía .
Me tranquiliza saber que un hombre como Paul Valery se levantó una vez a las cinco de la mañana, y sin rendir cuentas a nadie escribió en su libreta:
"Mi vida no tiene nada de extraordinario. Pero mi manera de pensar en ella la transforma.
¡Qué difícil es pensar sin suspirar!.."
Y luego se volvió a dormir.






La sed de viaje y aventura pervierte la imaginación , el mundo por muy exótico rincón que se visite, siempre es la misma cama...La cama de los deseos, de los miedos y de las esperanzas del viajante...
El editor que rechaza a Proust da su razón:
"No consigo llegar a comprender cómo se puede emplear treinta páginas para escribir cómo dar vueltas y vueltas en la cama hasta quedar dormido”
Hay que comprender primero las camas (en cientos de páginas) y luego someterse a las siguientes niñerías como subirse a los aviones, camellos o transbordadores espaciales...







No pocos han imaginado a los antiguos escritores teniendo cuentas en las redes sociales. No cabe duda que es un ejercicio apasionante el volver a contextualizar a los hombres. Marx ya imaginaba que no podría existir la Iliada con la pólvora. Si viniera algún patriarca antiguo a nuestra época, dice Paul Celan- sólo se remitiría a balbucear. El periodista y crítico literario francés Bernard Pivot, conductor del famoso programa de televisión Apostrophes, dijo una vez: "lo que más lamento es no haber podido entrevistar a Voltaire, eso sí lo lamento -¿Y Rimbaud?, Rimbaud... ¿hubiera hablado?”
Vila-Matas cuenta que ya Lord Byron tenía una especie de primitivo facebook, ya que este "hombre asaz meticuloso, hacía pintar los retratos de todos los amigos a los que quería y de todas las mujeres a las que había amado. Y cada miniatura estaba guardada en un sobre de marroquinería".
"Los libros que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras”, dice Salinger en "The Catcher in the Rye".
¿Y Julio Cortázar? Ivan Thays imagina:
"Ninguno como él para aprovechar al máximo las redes sociales. No solo tendría una cuenta de Facebook o Twitter, sino de cualquier plataforma que apareciese, aunque solo fuera por curiosidad. Incluso, se me ocurre, tendría varias cuentas de Facebook, y aprovecharía las cuentas falsas para crear conversaciones y situaciones absurdas, cómicas o complejas en su cuenta real.... pondría centenares de “Me Gusta”, colgaría videos de YouTube de jazz, situaciones extrañas, bromas y gatos. Compartiría memes divertidos. Hablaría de todo, incluso de deporte. Sus estatus políticos serían serios pero también escribiría textos divertidos, con el humor del libro de cronopios...Sería adicto al Instagram. Subiría fotos de objetos, carteles, personas, paisajes, animales, todos fotografiados con su iPhone mientras pasea y acompañados por textos breves o titulados con ingenio. Su cuenta de Pinterest sería, simplemente, espléndida, de visita obligatoria, como un museo maravilloso donde cada foto es un hallazgo..."
Mi afición a la historia nunca ha sido por sus deconstrucciones lógicas ni su detallismo económico . No sé si por algún defecto o virtud, siempre he visto a los hombres y mujeres del pasado como si fueran vecinos, un tío , una amiga, no conozco mas reverencia que eso. Por ende siempre los traigo mentalmente a la cotidianidad actual. El ejercicio lo he hecho desde chico. En una Disco ¿Qué hubiese hecho Rousseau? ¿o Mozart en una montaña rusa?
Aprender historia es el mejor método de confianza en sí mismo, la Self- Reliance de Emerson. Se pierde ese excedente de respeto con los hombres del pasado que los vuelve ajenos, y sólo se les saluda con el afecto instintivo propio del animal que procede de la misma especie. Todo esto para exclamar con alegría. ¡Qué lástima que se hayan perdido mi presente!







Leo algunas de las terribles cartas que Joseph Roth y Stefan Zweig se escribían y que el libro "Ser amigo mío es funesto" recopila. Ambos estaban devastados. El derrumbe de Europa, la gran guerra, la miseria, la soledad, la total pérdida de sentido y el replanteamiento moral de todo proyecto humanista. El absurdo del instinto bélico que detuvo en seco al optimista carro de la razón. Todo esto les impactaba fuertemente en su escritura, en su vida y su muerte. Roth muere sumido en el delírium tremens del alcohol, Stefan Zweig se suicida con su mujer.
Nosotros , debemos enfrentar nuestros propios dramas civilizatorios y de ellos sacar la escritura. No encontrar estacionamiento en el supermercado, por ejemplo.






Escribe Arquíloco en siglo VII a. C. :
"Corazón, corazón, si te turban pesares invencibles, ¡arriba!, resístele al contrario ofreciéndole el pecho de frente, y al ardid del enemigo opónte con firmeza"
Arquíloco, el mismo que en una batalla arrojó su escudo para salvar el propio pellejo, acto inconcebible para los griegos de esa época . Su mérito, él mismo escribió también este último episodio.





"Muy bien. Total abstinencia sexual..." (Tolstoi. Diarios, 9 de abril de 1889)





Henrich Köselitz, un amigo de Nietzsche, le escribe una carta al filósofo a propósito de que éste se había comprado por primera vez, una máquina de escribir: “Hasta puede que este instrumento os alumbre un nuevo idioma” le dice. Nietzsche le contesta en otra carta:
“Tenéis razón. Nuestros útiles de escritura participan en la formación de nuestros pensamientos..."
Precisamente escribo esto desde mi propio útil de escritura: un teléfono celular, con una nueva mente celular, haciendo también una especie de literatura celular...






“Para mí, lo aburrido es ver una película que no tiene nada que ver con mi vida. Creo que lo único interesante de las películas es ver una relación entre un hombre y una mujer...
Las películas hoy muestran sólo un mundo ideal y han perdido contacto con la verdadera manera de ser de las personas. En este país, la gente muere a los 21. Mueren emocionalmente a los 21, quizá más jóvenes. Mi responsabilidad como artista es ayudar a la gente a que logre pasar los 21..." (John Cassavetes)





Escribir es un momento sublime de la existencia, para algunos, el más alto momento de la existencia (me gustaría ser amigo de todos esos "algunos") y es más sencillo de lo que parece. Se vive un momento en que uno no está sintiendo lo que debería sentir, ni lo que le han enseñado a sentir, sino que está sumido completamente en lo que realmente siente. No es necesariamente un momento de placer, muchas veces se impone la tormenta que trae consigo cualquier honestidad del corazón, que siempre se expresa mejor en la ficción.
Lo que venga después, aunque importe muchísimo, técnica , oficio, talento, cierta aceptación de terceros, es incomparable con ese momento primario de haber realmente sentido.
Así estos "algunos" se sumergen en el acontecimiento de escribir más que en las consecuencias de ello. Son los religiosos, los químicamente puros. Los que no se preocupan de cerrar el ciclo: creación, edición, distribución, olvido, que impone la tradición. Se concentran en el escribir como en el orar. Y efectivamente eso hacen, oran a su dios. Los romanos asociaban al dios Sancus a la honestidad. Era uno de sus cultos más antiguos, de su misma raíz proviene la palabra "santo".
La honestidad literaria no es más que desordenar con belleza y santidad, la horrenda obligación humana hacia la Verdad.
Es lo que quizás siente Kafka cuando dice que escribir "es la recompensa por los servicios prestados al demonio"...
El "escribir": servicios prestados al demonio de la sensación...







“Algunas veces pienso en lo que los historiadores del futuro dirán de nosotros. Una sola frase será suficiente para definir al hombre moderno: fornicaba y leía periódicos.
Después de esta aguda definición me atrevería a decir que el tema quedará agotado..." (Albert Camus. "La Caída")





Ateo es el que no piensa dice Heidegger. Pero pensadores gigantes lo fueron. Ayer como todos los años, entrevistan por televisión a ese grupo de ateos que se juntan en viernes santo a comer un asado. Intelectualmente son pobres. No tienen claro contra quien se rebelan. Sonríen, gozan su transgresión echándole más pebre. Son como boy scouts metafísicos.
¿Es la experiencia religiosa la que les molesta o el poder desbocado que toda institución humana conlleva? Algo que bien plantea William James en su tremendo libro "Las variedades de la experiencia religiosa". ¿Se hubiese escrito el Tractatus de Wittgenstein sin ese libro?
El punto lo definieron descarnadamente los existencialistas, que dios exista o no exista no es importante, porque aún si existiera, sería irrelevante para el profundo abismo humano. Esa irrelevancia que sólo se puede vivir en la fría conciencia de cada uno, es lo tremendo.
Ivan Karamasov se pone en el caso de que existe y solamente allí, le puede decir no. Ese "No" que pone los pelos de punta. Un hombre rebelde, dice Camus, es el que dice No.
Nuestros pequeños rebeldes nacionales comen asados a falta de no saber negar.






No hay niños que bauticen con el nombre de Judas. Paria de la historia. Supe que un grupo de jesuitas en Alemania dirige una campaña para su canonización. Quiero conocer alguna vez a un Judas.
No basta tener grandes conocimientos de lógica (sólo basta dejarse llevar por la mente vulgar que no acepta la contradicción ) para darse cuenta que el supuesto plan y determinismo divino que señalaba que Cristo debia morir traicionado, es incompatible con el libre albedrío de Judas. O es uno o es lo otro. Los gnósticos, que saben de dicotomías, escribieron un evangelio para reivindicarlo. Judas era un escriba culto al lado de los vulgares pescadores o recaudadores que Cristo llevaba como discípulos.
Borges obsecionado con los traidores, escribe en "Tres versiones de Judas":
"El asceta, para mayor gloria de Dios, envilece y mortifica la carne; Judas hizo lo propio con el espíritu. Renunció al honor, al bien, a la paz, al reino de los cielos, como otros, menos heroicamente, al placer. Premeditó con lucidez terrible sus culpas. En el adulterio suelen participar la ternura y la abnegación; en el homicidio, el coraje; en las profanaciones y la blasfemia, cierto fulgor satánico. Judas eligió aquellas culpas no visitadas por ninguna virtud: el abuso de confianza (Juan 12: 6) y la delación. Obró con gigantesca humildad, se creyó indigno de ser bueno. Pablo ha escrito: El que se gloria, gloríese en el Señor (I Corintios 1: 31); Judas buscó el Infierno, porque la dicha del Señor le bastaba. Pensó que la felicidad, como el bien, es un atributo divino y que no deben usurparlo los hombres."
Judas me recuerda mi niñez. Cerca de mi casa después de la corrida de cuasimodo, siempre quemaban un judas de trapo que colgaba de un cordel. Era el apoteósico cierre que necesita toda tradición. Al irse desarmando el muñeco por el fuego, caían también las monedas de su paga al suelo, recuerdo que aún calientes. Nosotros luchabamos nerviosos por alcanzarlas, (la ambición hace soportar bien el dolor) Después, libres del malechor y del pecado, comprabamos jugos y dulces con las mismas monedas que habían vendido al señor Jesucristo.
Los niños no odiaban a ese discípulo que colgaba triste y solitario, que los demás hombres culpaban de su propia maldad y que les hacía un poco más feliz su vida. En el fondo todos los niños son gnósticos.





El snobismo de Proust, ¿no será el esnobismo de todos los que realmente escriben? Que mal estilo tiene la denuncia, la esperanza, el compromiso. O reírse o huir de su clase social. Cuando se le pide una definición política en momentos realmente convulsivos, Proust nos entrega personajes drogados con el tiempo, que sólo persiguen quimeras: un concierto, una cita de amor.
No puedo ser un educador por algo similar, no formar parte de nada de lo que no sea ensueño. En el metro veo a un grupo de escolares, me conmueve su energía anárquica, tanto de sus brazos como de su ingenio, el tiempo en sus vidas aún no ejerce presión, por ende están excluidos aún del peso del amor. Los ricos no necesitan más educación que desempolvar sus contactos. Los pobres sí la necesitan, y esta debe venir imbuida siempre con un valor insustituible: la esperanza, de la cual (y no es difícil determinarlo), me veo totalmente privado .
Hay profesores que suplen su total abulia frente a la ciencia y el conocimiento con montañas de esperanza en su corazón. Han visto la educación como la gran parafina que pone en movimiento el motor social. Así entonces, y gracias a ellos, no hay alumno que no se desayune con el dios de la esperanza, para después acostarse en su adultez proletaria, en total abandono de ese mismo dios...
Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate.
"Abandonad toda esperanza, vosotros los que entráis" dice en el pórtico del infierno de Dante, en el canto III de la Divina Comedia. Imposible fundar un colegio allí.
Luego tras esta inscripción en su primera impresión del infierno, se divisan los "ignavos", los ángeles que no tomaron parte alguna en la pugna entre el dios y el diablo y sólo se apartaron. Son castigados, con más humillación que dolor, a ser manchados por sangre de insectos, y pisar gusanos que se alimentan de sus lágrimas. Además, y lo más llamativo de la escena, estos ignavos también están condenados eternamente a seguir una insignia desconocida, una bandera que se mueve sin parar....
"Los cielos los rechazan por no mancharse,
y el infierno profundo los evita, pues de estos reinos alguna gloria cobrarían", escribe Dante.
¿Será Proust el gran ignavo? ¿y la bandera que flamea irreconocible no será su gran literatura?
Los verdaderos escritores, los que no pueden educar a nadie, son verdaderamente esos ángeles neutros, condenados y humillados eternamente, sólo porque se apartaron del interminable espectáculo mental del bien y el mal...Snobistas morales que en el ensueño vencieron el tiempo y encontraron innecesaria la esperanza.... "No pensemos en ellos, sólo mira y pasa" le aconseja Virgilio a Dante, como también debería aconsejar sobre ellos a todo el mundo...



El amor es un periodo espiritual único, un acontecimiento fundante de la vida, un desajuste en nuestro telescopio, pero no hay que quedarse ni esperar nunca nada más de el. Es como la Luna para los tripulantes de esa misión del Apolo 11 en el año 1969. Su experiencia fue tan grande que nunca más pudieron sacarse la luna de la mente y como bien se sabe, esto los terminó volviendo locos, alcohólicos y melancólicos a todos. Cuando uno ya ha tenido la experiencia del amor, debe volver luego a la tierra y olvidar lo mas pronto posible el acontecimiento, esto para no correr el riesgo de también enloquecer, esperando algo que sólo sucede como experiencia fundacional.
“Solo escribo versos para llorar unos amores sin esperanza, de juventud. Desde que perdí aquel paraíso de amor, esta pasión no es para mí más que un pasatiempo" nos dice el poeta Heine, que también fue astronauta.
A nadie le importa quien haya ido a la luna o al amor dos veces. No importan ni existen. Esos hombres del Apolo 11 deberían haber vuelto a la tierra y haberse dedicado a la investigación de su experiencia, tal como el que vivió alguna vez el amor. Investigar no acaparar .
Debió ser ridículo para uno de esos astronautas, mientras tomaba una cerveza en el patio de su casa un día de luna llena, mirar el cielo, suspirar y decir de pronto "yo estuve allí ". Así son los amantes del amor, para ellos todos los días son lunas llenas...
Alan Bean fue el cuarto hombre en pisar la Luna, viajó en la misión Apolo 12. Nadie lo conoció mucho. Una vez retirado se dedicó al arte . Pintaba unos extraños y obsesivos cuadros lunares de muy poco valor artístico, pero de mucho valor humano. El descubrió de que los parches que guardó de su traje espacial tenían polvo lunar. Hoy añade pequeñísimas porciones del polvo a sus obras, lo que las hace únicas en el mundo. ¿Curiosamente no es lo mismo que les sucede a los grandes amantes desconsolados? Descubren de pronto que guardan en si mismos minúsculas porciones del gran amor que vivieron, y con ello intentan, sin éxito , poder pintar el resto de su vida...

Pienso en Alan Bean y el amor.