viernes, 4 de abril de 2008

Primeras notas sobre el pensamiento esperanzador

Identifico dos claves de deseo en cierta utopía sociales y religiosas, la primera materialista, la otra semi espiritual. En el caso de la perspectiva critica, primero la visión que Marx emprende con la historia. Podemos suponer que un individuo desea por fines éticos una sociedad mas justa e igualitaria, el fin ético es el motor de su deseo, o sea del “deber ser”. En este sentido esta sociedad mas justa es necesaria precisamente por que seria “mejor” (nótese paradójicamente como este deseo no puede excluir la idea de “progreso” al igual como lo pensaban sus adversarios ilustrados liberales) . En segundo caso debemos tomar en cuenta la factibilidad del proyecto de Marx, una sociedad comunista proyectada en el futuro, con los sistemáticos pasos incluidos, es factible por el hecho de ser “verdadera”, refuerza esta visión la propuesta de Karl Popper en su “Miseria del historicismo”, creer en Marx es creer que su teoría científica es fáctica, o sea que la historia podría determinarse como “ciencia” en su máximo sentido, o lo que Popper llama una visión naturalista o positiva, en relación a describir leyes para la historia tal como se generan en la ciencia Física. En ambos casos el deseo ético y la veracidad científica-social son los paradigmas de un objeto, de un deseo, en rigor es un problema ético y epistemológico. Ahora esto no excluye que ambos no se potencien ni dialoguen. ¿Pero este deseo ético bastará para que este proyecto tan radical se lleve acabo?, es necesario que este proyecto a su vez sea “verdadero” o sea “medie” lo científico. No es casual que una de las características de esta teoría lleve consigo el epíteto de “lucha de clases”, pero tomo esto mas como una especie de método que de odio (como erróneamente desea hacer entender Bertrand Russell con su también poco disimulado odio científico hacia Marx). Resumiendo : Catalogamos la idea de un mundo mas justo en el futuro con ayuda de una revolución progresiva (colapso capitalista , dictadura del proletariado y disolución del Estado, perdón por lo reduccionista del análisis) y este mundo más justo no sólo debe ser apoyado por una intención , un deseo ético sino que además lleva consigo detrás una “teoría científica” o sea además de su carácter ético , repito, es imprescindible su “veracidad”, esta veracidad de la historia como ciencia generaría posibilidades de proyección , anticipación y impulsión de leyes en el ámbito social. No discuto si esta teoría en su pureza de origen ya haya sido superada o mejorada, el dilema acá es que el deseo ético debe ir relacionado además con un sistema de “veracidad”. Si existe lo ético, en este caso lo bueno- el ergon aristotélico del hombre- este irreductiblemente debe ir de la mano de un sistema de verdad. Con este simple hecho metodológico podemos decir que nuestra concepción occidental no sólo relaciona verdad y bien sino que además las confunde.

Bajo esta premisa no hay espacio vital ni para la No-Verdad, ni para el mal. Hablando de ellos como posibilidades lógicas y no sensualistas y mas que como posibilidades, como errores de la “lógica”.

Cualquiera que haya notado en la difícil área de la Praxis que para que este deseo, este teorema “científico histórico” sea llevado a cabo , primero se deben generar las condiciones de contexto requeridas , colapso económico capitalista , pero también la acción , reconocimiento de la alineación de la clase obrera (una especie renovada de autoconciencia hegeliana, o perdida de la atomización) , y la revolución propiamente tal, donde nada de lo que el mundo liberal democrático reconoce como sus máximas virtudes quedarían ilesas, ya sea la constitución , la justicia, en suma la democracia completa, ya que estos serian resabios de superestructura condicionadas, dominadas y al servicio de la clase dominante.

No es mi labor juzgar que es lo justo , que es lo bueno y aunque parezca un suicidio intelectual ¡Qué es lo veraz!, sino que analizar que para que este proyecto se lleve acabo sólo requerirá además de los pasos previos anteriormente descritos , lo mas importante , lo mas activo (y pareciera lo mas “real”) LA LUCHA. Habíamos dejado atrás abandonadas nuestra posiciones de ética y de verdad , solas en un rincón , amalgamadas, pues es necesario que sigan allá donde las abandonamos , pues lo que al instante sale de nuestro análisis que para que esa “verdades buenas”, salgan a la luz, se realicen es necesario “la lucha”. Al final lo que queda de toda esta orgía retorica, es lucha y voluntad. Cada entidad institución o grupo social deberá luchar y esta lucha se inscribe necesariamente en una voluntad de poder, todo se reduce al simple impulso y fuerza de nuestros valores. Si este panorama es desolador (que no es el que necesariamente este autor quiere y desea) es el mundo posmoderno en su esencia. Cuando cada paradigma y verdad se reconozca con su nueva capa de voluntad quizás la factibilidad tan esperada a los éticos alguna vez se realice, si el proyecto “bueno” y “verdadero” no se lleva a cabo es precisamente por que no ha olvidado lo principal, que es bueno y verdadero.

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