jueves, 31 de julio de 2014

Diario


 


 Pobres ha habido siempre y siempre habrán, hasta el fin de los tiempos (siempre cabe la esperanza para los que la desean, de no suscribir dicha sentencia) . Lo que cambia es la mitología que impulsan las elites para contener a los pobres, siempre mayoritarios en un constante estado de aceptación de dicha pobreza. Montaigne relata en sus ensayos la visita de tres amerindios, llevados a Ruán en tiempos de Carlos IX , que se asombraron de los lujos de las gentes de palacio, contrastados con las miserias de los que vivían en sus afueras y se preguntaron cómo estos últimos no saltaban sobre la garganta de los primeros y no prendían fuego a sus casas.
Su amigo Étienne de La Boétie se hacía una pregunta similar en “Sobre la servidumbre Humana”, siendo el monarca uno solo y el pueblo multitud, ¿por qué este debe obedecer, permanecer en la miseria y no simplemente abdicar de esa servidumbre tan extraña e injusta?
La existencia del amo- esclavo no cambia, sino la mitología con que el amo contiene al esclavo. En la edad media la pobreza era condición de la estructura del orden divino , justificable para los que la poseían ya que daba méritos para entrar al otro mundo y era además satisfactoria para los ricos que podían ejercer la caridad que también aseguraba buenos créditos al paraíso.
Hoy la mitología de la contención, es que somos todos iguales y que la educación , iniciativa e innovación pueden sacar de la pobreza a los miserables, y que no solo está el premio económico, sino que se goza también de sentirse un elegido por esa gracia calvinista , mediante el talento y la fortaleza un hombre se forja a sí mismo y surge. Doble premio: La recompensa económica y la inteligencia que se reconoce en uno mismo por obtener la salida de la miseria . Mitología de la contención igual de extraña que la que tenían los medievales.
Todo sigue igual entonces, pero hay algo perturbador en los tiempos que se avecinan , ya no hay más espacios para nuevas mitologías. Murió Dios y el Estado benefactor, el mercado se volvió de una abstracción algebraica, la ciencia está volcada totalmente al servicio del poder y la estupidez goza de buena salud . Llegará entonces un tiempo donde no haya ninguna mitología para la contención y todo arderá…No será una revolución pensada , lógica, no habrá toma de conciencia, no se provocará por una causa política sino por una simple causa física, ciega, poderosa y sin sentido , como la peste negra , como la erupción de un volcán o la tuberculosis…El momento no donde se acabe la historia, sino donde se la aplaste para siempre...La mutación definitiva del virus antes de sucumbir...




“Sabemos que debería haber un lugar mejor, un lugar más simple, pero no lo hay; ese es nuestro secreto…crear arte significa estar terriblemente solo para siempre…” (Charles Bukowski. “El trivial café del mundo”)



Hasta el siglo XV en occidente , casi no hay papel para ir al baño y limpiarse, algodón podría ser una solución, pero era muy caro para los sectores pobres. ¿Con que se limpiaban el culo? Probablemente hojas, piedras o simplemente no se limpiaban (Los romanos se limpiaban con una esponja atada a una vara, que luego de su uso, lavaban en agua de mar que corría por unas canaletas en los baños públicos, mientras sus amigos que estaban en lo mismo discutían juntos de política sentados cordialmente. En China se limpiaban con papel desde el siglo II a. C.)
Valentín, gnóstico del siglo II, tras largas meditaciones llegó a la conclusión de que Cristo, “comía, bebía, pero no defecaba”. Enrique III, el 1 de agosto de 1589 , fue apuñalado y muerto por un súbdito mientras se encontraba (cagando) en el retrete. Erasmo de Rotterdam aconsejaba en su manual de buenas costumbres “De civilitate morum puerilium” de 1530: “Es descortés saludar a alguien mientras esté orinando o defecando”. Lutero se iluminó teológicamente mientras cagaba.
La historia casi está en silencio sobre estas cosas, pocos documentos. Los príncipes, los reyes, los mesías, prácticamente no cagaban. Sin embargo, tras largas investigaciones, creemos que sí.



"La vida mental abarca todo. ¿No dice Platón más o menos esto: "Jamás estoy tan activo como cuando no hago nada?" Hacía referencia, desde luego, a las actividades intelectuales, que en el plano físico casi no exigen, tal vez, otra cosa que rascarse la cabeza..." (Michel Foucault. "El poder, una bestia magnifica")




La mujer que en su blog transcribió todo el guión de la película "El cielo sobre Berlin", seguramente viendo la película a pausas y escribiendo a mano. Luego al final trata de explicar porqué lo hizo: "Estoy loca"



“Reconozco en mí la capacidad de provocar respeto, pero no afecto… Pienso a veces que me gusta sufrir. Pero, en verdad, yo preferiría otra cosa.
No tengo cualidades de jefe, ni de secuaz. Ni siquiera las tengo de satisfecho, que son las que valen cuando aquellas otras faltan. Otros, menos inteligentes que yo, son más fuertes. Organizan mejor su vida entre la gente; administran más hábilmente su inteligencia. Tengo todas las cualidades necesarias para influir, menos el arte de hacerlo, o el deseo, incluso, de desearlo.
Si un día amase, no sería amado. Basta que yo quiera una cosa para que se muera….” (Fernando Pessoa “Libro del Desasosiego”)




En “Esperar algo” se resume toda la historia de la religión, ¿donde emergerá una que no espere nada?, una religión que nazca atrasada, que no prometa nada, que sacralice lo que ya pasó, que lo único que le pueda ofrecer a sus fieles es un pasado que ellos no alcanzaron a vivir.
Una religión que llegue cuando el banquete ya ha sido devorado y que sus fieles, los más profundos fieles, ya que están en ella sin que se les prometa nada, solo se le inste a recordar . Una religión del recuerdo, la más profunda y pura religión. ¿Habrá un paraíso? -No, ya lo hubo, llegaron tarde. Pero les enseñaremos a recordar y ahí con la ligereza y profundidad de quien sueña serenamente, ostentarán su máscara y se harán sagrados . …¿Existe tal religión?- Sí, la religión de la literatura…

Viendo la película El Gran Gatsby (en el verano en unas cálidas tardes nihilistas había leído el libro)....es como la continuación natural de Julián Sorel de Rojo y Negro. La lección: para tener amor hay que tener poder, pero el poder construido artesanalmente pareciera inútil, ambos son plebeyos, ambos fracasan. Esto se ve anacrónico, sin embargo la necesidad de poder para el amor sigue intacta...Algún extraño poder hay que tener, inventarse algún tipo de éxito...




Es un misterio que hombres de la clase de Charles Peguy por ejemplo, sean prácticamente olvidados, ¿quién es el encargado de que estos grandes hombres salgan adelante nuevamente? En un tiempo donde los pensadores se esconden, hacen falta resucitadores de los grandes hombres antiguos. Hay una pista: siempre se olvidan los hombres que no se pueden clasificar…
Peguy, este católico extraño, que odia el catecismo religioso tanto como el catecismo racional, escribe sobre sí mismo:
“Es un espectáculo impresionante, piadoso y ridículo el de este pobre hombre, que no sabe cómo hará el próximo año para dar comida a su esposa y a sus hijos, pero que espera como una pobre mula que la vida ingrata le deje espacios para crear diálogos, historias, poemas y dramas…”
“Yo soy un cronista y no quiero ser otra cosa más que un cronista que es lo más grande en el orden de los que no son ellos mismos, sino que relacionan, que prefieren, que testimonian de aquellos que son. El cronista es el testigo histórico. El testigo del ser y del acontecimiento “
"Yo no ejercía autoridad alguna. No poseía ningún mando. Era el ciudadano telefonista...”





“A mí, la inspiración y la creatividad me llegan solamente cuando me he abstenido de una mujer por un período bastante largo. Cuando, con pasión, he vaciado mi fluido en una mujer hasta haberme exprimido por completo, entonces la inspiración me rehúye y las ideas no acuden a mi mente. ¡Considera cuán extraño y maravilloso es que las mismas fuerzas que concurren para fertilizar a una mujer y crear a un ser humano tengan también que concurrir para crear una obra de arte! Y todavía el hombre desperdicia este fluido fecundante por un momento de éxtasis ... Piénsalo bien, ¡la tentación y el deseo sexuales pueden convertirse en inspiración! Por supuesto, hablo tan sólo para aquellos que poseen habilidad o talento. Un idiota, viviendo sin mujeres, sencillamente se volvería loco a causa de la frustración. No puede crear nada digno de Dios ni de los hombres.….”
(Frédéric Chopin carta a Delphine Potocka. 1835)





B me dice: “A los treinta años aproximadamente, comencé a no tomar en serio nada, absolutamente nada, se me dio fácil , como si mi ser entero estuviese diseñado para eso. Fue el mejor descubrimiento de mi vida, similar al de Descartes cuando descubrió la verdad moderna, solo y entumido frente a la chimenea..."




Por la mañana y no aguantando la curiosidad: ¿Qué significa “Eben-ezer”?, le pregunto al caballero que ha pintado su kiosco con ese nombre (como muchos otros en la ciudad) , él responde: “Hasta aquí dios me ha ayudado”. Basta googlear rápidamente para darse cuenta que no significa eso. Hasta aquí google me ha ayudado.




El sueño de anoche:
Yo bajando en una camioneta a toda velocidad a una playa, trasladando a un herido, quizás en la playa se encontraba la ayuda. Luego de dejar el herido allí, camino por la playa de noche, hay especies de redes blancas como de hilo, en forma de telas de arañas y que voy destruyendo al caminar pegándose en mi pantalón. Me doy cuenta que fueron puestas por un equipo cinematográfico, es más, en ese preciso momento están filmando y un director famoso , como Bergman , pero no era él ni ninguno parecido, (solo era importante y famoso en el sueño), sigue rodando y me filma rompiendo las redes al caminar. Nunca le vi la cara al herido ni al director de cine pero siento ( en esas rarezas de los sueños) que soy yo mismo. Cuando llego al centro del pueblo puedo ver que hay una mujer que me ama, que me ama mucho, quizá es la mujer que más me ha amado, pero siempre está a cien metros de distancia, nunca llego, la veo sonriente tomándose un trago en una terraza con amigos, me mira desde la distancia y sonríe, luego en la playa, lo mismo. No es que no pueda avanzar sino que estoy siempre lejos. Pero nos vemos claramente y asumimos ese fenómeno con naturalidad.
El herido en la camioneta, el director de cine en la playa enredada, la mujer a cien metros. Siento, con esa rara intuición que brindan los sueños cuando son recordados, que es la representación de la nostalgia. Despierto con la firme convicción de que la mujer no siente nostalgia, sentimiento o falla exclusiva de los hombres. Como si el órgano que la permitiese fuese fisiológico y estuviera arraigado exclusivamente en el cuerpo masculino para cumplir una misión que no comprendemos. ¿Para que necesitaría la nostalgia la mujer si es siempre puro porvenir? Nostalgia y porvenir, los paisajes interiores del hombre y la mujer, que los separan de por vida ineludiblemente a cien metros.





En el metro Santa Lucía una señora me entrega un papelito, este dice lo siguiente:
"Si usted muere hoy ¿donde pasará la eternidad? _____________ .
Si usted no está seguro, sintonice la emisora cuya frecuencia está indicada al otro lado de esta tarjeta " (Así con la rayita para que uno pusiera donde cree que efectivamente pasará la eternidad.)
Entonces con un lápiz Bic azul escribo arriba de la raya : "pasaré la eternidad mirando este papelito"





“Todos mis amigos se han casado y están aburridos y deprimidos; o siguen solteros y están aburridos y deprimidos; o se han ido de la ciudad para evitar el aburrimiento y la depresión. Y algunos de ellos han comprado casas, lo que desde el punto de vista de la personalidad tiene que ser el beso de la muerte. Cuando alguien te dice que se ha comprado una casa, es como si te dijera que ya no tiene personalidad. Uno puede suponer de inmediato muchas cosas: que está atado a un trabajo que aborrece, que se ha arruinado, que pasa todas las noches viendo vídeos, que pesa diez kilos más, que ya no presta atención a las nuevas ideas. Lo que es inmensamente deprimente. Y lo peor de todo es que a esas personas ni siquiera les gustan las casas en las que viven, y los escasos momentos de felicidad que tienen son aquellos en los que sueñan que se van a cambiar a casas mejores.
… Tengo la sensación de que nuestras emociones, si bien maravillosas, resultan vacías, y me parece que eso se debe a que somos de clase media. Ya se sabe, cuando uno es de clase media, tiene que vivir con la conciencia de que la historia le ignorará. Tiene que vivir con la conciencia de que la historia nunca apoya sus causas y que la historia nunca siente pena por ti. Es el precio que hay que pagar por las comodidades y el silencio cotidiano…” (Douglas Coupland “Generación X”)





En el metro existen dos categorías de personas: las que bajan las escaleras tradicionales y las que bajan las escaleras mecánicas, estas últimas son de mucho mayor número en una sociedad sedentaria. Pero observando mejor también están los que bajan las escaleras mecánicas de la forma como bajarían una escalera tradicional, esto molesta mucho a los más ortodoxos ya que se preguntan, con razón , ¿para qué baja este tipo de escalera y no lo hace por la tradicional si quiere caminar? Puede haber una hipótesis, gente que simplemente quiere hacer ejercicio pero también va apurada. Yo soy de estos últimos, en la mañana hay que moverse, si se pudiera me iría caminando al trabajo aunque me demorara ocho horas. Pero esto no lo entiende la gente que baja estática por la escalera mecánica, da pequeños golpes en señal de protesta. Desde ese momento se inaugura su pequeña cólera, y eso que todavía hace falta el vagón.
Un vez dentro del tren no hay espacio para nada, ni para ser feliz, ahora a lo más se permite ver el propio teléfono sólo porque todos lo hacen , pero leer un libro cuando en el metro no cabe ni una aguja es molesto para la gente , de nuevo dos razones: una por que ocupa quince centímetros más y eso molesta y segundo porque desconcentra . Una de las cosas que exige el usuario de metro es la viveza, si se forma un espacio a tu lado hay que ocuparlo rápidamente y con astucia, si no se va a bajar en la siguiente estación tiene que ubicarse lo más lejos de la puerta, ponerse de costado cuando es necesario, etc. En estas instancias se demanda una concentración total, sino surgen de inmediato los gestos de molestia, primero empujones de advertencia, luego comentarios recriminatorios, hasta insultos y en algunas oportunidades (las más sabrosas) hasta golpes.
Yo conservo mi libro en la posición de lector, hago caso omiso de la regla de los quince centímetros a pesar de los reclamos implícitos de las viejitas de al lado. El metro a esta hora no es para leer ni para estar desatento al lugar de bajada, piensan. De pronto sube una joven hermosa, se delata porque mira el libro que leo luego mi rostro. Lectora empedernida o estudiante de literatura, se empecina en saber cuál es mi libro, no se la hago fácil, bajo un poquito la tapa para que no se dé cuenta. Ella sede, aparentemente, pero en la siguiente estación vuelve a la carga, ha tejido un ideal (a eso juega siempre cuando ve a alguien leyendo) y desea en su interior con todas sus fuerzas ¿o sino porque el empecinamiento? - que no sea un libro de autoayuda o un Best Sellers.
Al final ve el libro es “La vida después de Dios” de Douglas Coupland, no está mal piensa pero podría ser mejor, de seguro un joven que lee ese tipo de libros ya había leído toda la mierda posmo anterior , Generación X , Planeta Shampoo, etc y no le queda tiempo para leer lo mas sustantivo , por ejemplo Finnegans Wake. Tiene razón, leo poco, casi nada, no me interesa mucho ahora, es mas leo solamente lo que me dé algunas luces sobre la locura del mundo actual, puede ser un libro , un anuncio publicitario , un programa de farándula o una expresión facial de una joven estudiante de literatura. (El secreto es que mientras ella se esforzaba en leerme yo la había leído antes a ella, ropa, aros, peinado, gestos, movimientos oculares, bolso, antigüedad de sus zapatos, etc.)
Al final el viaje termina, las categorías humanas se bajan , marco la página en que me quedé del libro, justo donde comienza el siguiente capítulo.
Coupland escribe una frase suelta antes de seguir: “Dedicado a quien nunca ha roto con nadie”
Justo el último dato que me faltó de la estudiante. ¿Habrá alguna vez roto con alguien? ¿O ya entró a esa etapa insípida y pobre de la vida donde ya no le puede hacer daño nadie? El dato final para el porvenir espiritual de cualquier persona… La etapa pre-corazón, pre -internet…


lunes, 21 de julio de 2014

Diario




El temor de Freud de superar culturalmente a su padre , que era un comerciante no letrado, fue según él, lo que le hacía sentir malestares físicos al visitar el Partenón en Atenas. La arquitectura como síntoma. Lo llama “unheimlich” lo ominoso, lo siniestro, la culpabilidad por el goce inmerecido. La caída del trono paterno.
El estadio de fútbol por el contrario une, no hace superior, reconcilia. Eso sentí al visitarlo con mi padre , la última vez en la final de O’Higgins con Católica . La cultura no debería premiar, sí el juego. Nunca iré al Partenón.




El deseo de solo leer y escribir en la vida, recurrente en almas atormentadas que justamente lo que menos le permitían era hacer eso…Se imagina los ángeles del cielo constantemente escribiendo, leyendo , ¿pues qué otra cosa más podrían hacer? 


Cuenta Galeano un hermoso diálogo entre un campesino, Joao, con Paulo Freire que está en su humilde pueblo brasileño alfabetizando:



” —¿Cómo estás, Joáo?
Joáo calla. Estruja su sombrero. Largo silencio, y por fin dice:
—No pude dormir. Toda la noche sin pegar los ojos.
Más palabras no le salen de la boca, hasta que murmura:
—Ayer yo escribí mi nombre por primera vez….”





Chejov es el gran recordador de la desesperanza humana, tanto que según él “haría falta que tras la puerta de cada hombre feliz y satisfecho hubiera alguien con un martillito que le recordase continuamente con sus golpes que existe gente desgraciada, que la vida, por feliz que sea, tarde o temprano le enseñará sus garras y la desgracia —la enfermedad, la pobreza, la muerte— caerá también sobre él, y entonces nadie lo verá ni lo oirá, como ahora él tampoco oye ni ve a los demás…” 


Hay dos posiciones morales frente a esto, ambas igualmente válidas : 



-La primera olvidar y deshacerse del hombre del martillito, que ya mucho dolor tenemos en nuestra propia vida como para andar recordando todo el dolor ajeno a cada minuto. Así la felicidad se siente mejor en la intimidad silenciosa . 



-La otra, retorcerse en cada martillazo, crecer y buscar una solución a ellos, imaginario o militante, o no solucionar nada, como en la tragedia clásica, sino simplemente vivirla a cada instante. 



No creo que ninguna de las dos posturas sea mejor que otra o más digna, ambas son respetables . Eso sí, creo que la literatura está del lado de las gentes que tienen el hombre del martillito como mejor amigo…




La historia, según la teoría, sí o sí va a derivar en una sociedad comunista , es su lógica interna. En el fondo no es ese el problema, los problemas son los siguientes: primero: enfrentar la impaciencia en cuanto a esa llegada, y hacer parir, apurar esta inevitabilidad ( aunque lo inevitable no llegue nunca antes), y segundo : la función de actor, lo inevitable no necesita alguien que lo cause. Todo esto se deriva de que los textos que inauguraron estas formas de pensar (ya sean cristianos o marxistas) se escribieron en épocas que se sentían eminentemente las últimas. Marx y San Agustín, por ejemplo. 
Samuel Beckett ya lo sabía: todo consiste en esperar…o des-esperar. Por último pensar en que esto no se va acabar nunca sino va a regresar millones de veces más hasta el infinito, pero sin volverse loco como Nietzsche…Sin medidas, ni valor, ni finalidad. Esa es la situación actual…




“El hereje es quien tiene ideas personales”, lo dice Bossuet , lo cita de Maistre y Marx estaría de acuerdo…Una idea atraviesa todas las posibilidades históricas aunque aparentemente se contrapongan…


Los utensilios, la imagen y la tumba son las tres condiciones, según Hans Jonas, de la hominización. La herramienta, la poesía y la muerte. El mundo moderno solo interesado en la primera no podría entonces catalogarse de eminentemente homínido…



"¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?.." Dice Jesús ya casi sin paciencia, en Mateo 17:17



Despierto, leo las cifras de asesinatos que según el periódico ruso Izvestia , realizaron los siguientes gobernantes: Stalin 42.6 millones de personas, Mao Tse-tung 37.8 millones, Adolf Hitler 20.9 millones, Chiang Kai-Chek 10.2 millones, Lenin 4 millones de muertos. Pol Pot responsable de 2.4 millones. Los que están bajo el millón no salen en la estadística. Luego tomo desayuno.




Tantas citas bíblicas en el diario de Unamuno, muchas piden humildad, apostaría que él era cualquier cosa menos humilde (después lo corroboré). Que tontera pedir humildad al otro. Que absurdo. En el fondo ¿para qué serviría la humildad sino para sacar más fuerzas narcisas del demandante? Un autogol de la voluntad . Es como querer hacer callar a un grupo de niños en su cumpleaños. Imposible. Eso es la vida del individuo: una lucha en un desordenado cumpleaños de niños, lleno de forcejeos y gritos (Los niños cuando forcejean, no sé porqué, también sonríen).
Ni humildad ni narcisismo, aspirar a algo mejor, a la ἐποχή , la Epojé , la suspensión del juicio. Ese estado noble al que sólo llegan los árboles y que permite en medio de ellos, el necesario paréntesis vital que tranquiliza a los niños ya cansados de jugar…





"Cuánto desearía inventar un género nuevo de euforismos, breves fragmentos, píldoras escritas que, leídas, levantaran el ánimo de las gentes, disipando en ellas, y en mí, los desalientos…." (Andrés Trapiello, “Miseria y compañía”)





En el metro existen dos categorías de personas: las que bajan las escaleras tradicionales y las que bajan las escaleras mecánicas, estas últimas son de mucho mayor número en una sociedad sedentaria. Pero observando mejor también están los que bajan las escaleras mecánicas de la forma como bajarían una escalera tradicional, esto molesta mucho a los más ortodoxos ya que se preguntan, con razón , ¿para que baja este tipo de escalera y no lo hace por la tradicional si quiere caminar? Puede haber una hipótesis, gente que simplemente quiere hacer ejercicio pero también va apurada. Yo soy de estos últimos, en la mañana hay que moverse, si se pudiera me iría caminando al trabajo aunque me demorara ocho horas. Pero esto no lo entiende la gente que baja estática por la escalera mecánica, da pequeños golpes en señal de protesta. Desde ese momento se inaugura su pequeña cólera, y eso que todavía hace falta el vagón. 


Un vez dentro del tren no hay espacio para nada, ni para ser feliz, ahora a lo mas se permite ver el propio teléfono sólo porque todos lo hacen , pero leer un libro cuando en el metro no cabe ni una aguja es molesto para la gente , de nuevo dos razones: una por que ocupa quince centímetros más y eso molesta y segundo porque desconcentra . Una de las cosas que exige el usuario de metro es la viveza, si se forma un espacio a tu lado hay que ocuparlo rápidamente y con astucia, si no se va a bajar en la siguiente estación tiene que ubicarse lo más lejos de la puerta, ponerse de costado cuando es necesario, etc. En estas instancias se demanda una concentración total, sino surgen de inmediato los gestos de molestia, primero empujones de advertencia, luego comentarios recriminatorios, hasta insultos y en algunas oportunidades (las más sabrosas) hasta golpes. 



Yo conservo mi libro en la posición de lector, hago caso omiso de la regla de los quince centímetros a pesar de los reclamos implícitos de las viejitas de al lado. El metro a esta hora no es para leer ni para estar desatento al lugar de bajada, piensan. De pronto sube una joven hermosa, se delata porque mira el libro que leo luego mi rostro. Lectora empedernida o estudiante de literatura, se empecina en saber cuál es mi libro, no se la hago fácil, bajo un poquito la tapa para que no se dé cuenta. Ella sede, aparentemente, pero en la siguiente estación vuelve a la carga, ha tejido un ideal (a eso juega siempre cuando ve a alguien leyendo) y desea en su interior con todas sus fuerzas ¿o sino porque el empecinamiento? - que no sea un libro de autoayuda o un Best Sellers. 
Al final ve el libro es “La vida después de Dios” de Douglas Coupland, no está mal piensa pero podría ser mejor, de seguro un joven que lee ese tipo de libros ya había leído toda la mierda posmo anterior , Generación X , Planeta Shampoo, etc y no le queda tiempo para leer lo mas sustantivo , por ejemplo Finnegans Wake. Tiene razón, leo poco, casi nada, no me interesa mucho ahora, es mas leo solamente lo que me dé algunas luces sobre la locura del mundo actual, puede ser un libro , un anuncio publicitario , un programa de farándula o una expresión facial de una joven estudiante de literatura. (El secreto es que mientras ella se esforzaba en leerme yo la había leído antes a ella, ropa, aros, peinado, gestos, movimientos oculares, bolso, antigüedad de sus zapatos, etc.)



Al final el viaje termina, las categorías humanas se bajan , marco la página en que me quedé del libro, justo donde comienza el siguiente capítulo.
Coupland escribe una frase suelta antes de seguir: “Dedicado a quien nunca ha roto con nadie”
Justo el último dato que me faltó de la estudiante. ¿Habrá alguna vez roto con alguien? ¿o ya entró a esa etapa insípida y pobre de la vida donde ya no le puede hacer daño nadie?. El dato final para el porvenir espiritual de cualquier persona… La etapa pre-corazón , pre -intenet …





Se pasea por las calles de Florencia y Roma con desplante y asombro como Stendhal, viendo cada detalle de su arte , arquitectura e historia, pero lo hace en Google Earth. Ese es su condena, vislumbrar el poder de la belleza que lo curaría, pero sin permiso para adentrarse en ella ni un centímetro. 
La belleza y el ideal humano existen pero muy lejos de ti dice su oráculo (“La belleza es una promesa de felicidad”)…Inaccesible a tus suspiros sensibles, deberás conformarte con la vacía distracción monacal de la privación, una ratonera sixtina, un coliseo de cartón, mujeres imaginarias …Un Stendhal de Google Earth.





“El objeto mágico donde se concentra todo el universo sustituye a la mujer que se ha perdido… Es la condición de la experiencia metafísica. El héroe comienza a ver la realidad tal cual es y percibe sus secretos…Se trata en realidad de la tradición del tango, el hombre que perdió a la mujer mira el mundo con mirada metafísica y extrema lucidez. La perdida de la mujer es la condición para que el héroe del tango adquiera esa visión que lo distancia del mundo y le permite filosofar sobre la memoria, el pasado, la pureza olvidada, el sentido de la vida. El hombre herido en el corazón puede, por fin, mirar la realidad tal cual es y percibir sus secretos… El hombre engañado, escéptico, moralista sin fe, ve por fin la verdad…” (Ricardo Piglia. “Formas breves”)




El anciano guardia del GAM , un metro sesenta de estatura, aproximadamente 70 años, lo observo detenidamente media hora, mientras se pasea de aquí para allá sin saber que hacer. ¿Qué papel juega en la historia universal?
Veo más seguridad en los vagabundos del barrio República que en él, ¿Por qué? Los vagabundos son filósofos cínicos como Diógenes, ya están fuera del mundo, nadie los puede echar del exilio mismo. En cambio este viejito estuvo siempre dentro del mundo, seguramente con su oficio correspondiente, zapatero , obrero, pintor, pero ya no le dejan pertenecer a él, lo han exiliado a pasearse por horas pensando en la vida (cosa peligrosa). Quiero oír su voz, se parece a Artaud pero en miniatura ¿a qué hora cierran caballero? le pregunto, -a las once –contesta con amabilidad (llegará entonces a su casa a las 12) y toma de nuevo su rumbo interminable con la tarea bien hecha de responder correctamente a la pregunta formulada. Nunca olvidaré al pequeño Artaud que me destrozó el alma. 
¡Ay! Los exiliados de la historia…






¡Qué emoción! me acuerdo haber visto en una tibia tarde de verano, vestido de escolar , completamente solo y alegre , esta película en el cine Normandie . Al llegar con timidez a la sala (siempre con temor a que los eruditos me castigarande una u otra forma , porque en ese tiempo ellos siempre castigaban con sus frases , con sus respuestas) me doy cuenta que la película no venía con subtítulos, se daba por hecho en ese tiempo quizás que los que iban a ver esto sabían francés y que yo en mi inocencia infantil creía (la gente era muy seria en estos temas , todos viejos , burgueses bien vestidos, como los que salen del teatro ICTUS, todos atemorizantes para el pobre de Pudahuel) 
Así me entretuve echado en la butaca , viendo las zonas donde revoloteaba el héroe rebelde en su infancia , en su colegio, en sus calles y su casa, pero sin comprender nada de lo que el narrador decía. En un momento me pregunto en la oscuridad de la sala ¿Qué hago aquí? Nadie sabía que estaba ahí , ni familia ni amigos , tampoco lo contaría mas tarde , era ridículo, como el creyente que recién se está convirtiendo y se avergüenza al principio de sus primeras visitas a la iglesia. 
Ahora la película esta acá, en este nuevo mundo tan extraño al anterior. Después de más de veinte años por fin entenderé lo que decían esas bonitas pero inentendibles palabras en francés que escuchaba de colegial… Duele la nostalgia de ese tiempo, la de no saber pero quererlo todo y sentir por ello una pasión inexplicable, una pasión de mil caballos, sin origen ni razón . 
Pero hoy es tarde, se sabe pero sin pasión, se sabe algo y a su vez se le detesta. Amputado de todo el mundo como el poeta, muriendo en el hospital solitario de la vida, sin nada que esperar. Renegando de la poesía. Añorando el sol.
Curiosamente Rimbaud escribe en pocas líneas algo que resume todo esto:


“¡Ah! El egoísmo infinito de la adolescencia, el optimismo estudioso; ¡qué lleno de flores estaba el mundo aquel verano! Los aires y las formas moribundas….” 




En “La vida de los Doce Cesares” Suetonio cuenta que el emperador Tiberio ordenó ejecutar a uno de sus cómplices Sejano, y también a toda su familia, incluida una niña de once años. “Como las leyes prohibían condenar a muerte a las vírgenes, ordenó al verdugo que antes de cumplir la sentencia, la violara y desvirgara…” Tiberio, contemporáneo de Cristo.



Escritores lanzan un libro e invitan hasta su familia, bello gesto pero para los enfermos de literatura no hay nada más vergonzoso que vean lo que escribe. De escolar mi madre descubrió algo que había escrito, en seguida dije que era un trabajo estúpido para una asignatura, momento realmente vergonzoso, tal como una cicatriz en el torso que uno siempre se niega a mostrar en la playa ¿Orgullo de escribir? ¿Orgullo de qué? ¿De exhibir su enfermedad?
Ahora sé que Tolstoi no escribía dos diarios, el oficial y el que le escondía a su mujer. Este último tampoco era tan oculto, era semi oculto, ya que sabía que se lo podía descubrir. Existía un tercero totalmente hermético, es decir, escribió un diario oculto pero no tanto, sólo para que “actuara” de oculto y su mujer al encontrarlo se tranquilizara, entonces existía un diario medianamente oculto para despistar el verdadero diario oculto, el tercero, el terrible. 
Todos los “enfermos de literatura” (que es lo contrario a ser un escritor) tenemos un falsa “ocultes”. Todos leen lo que les permitimos leer y ocultamos lo que les permitimos descubrir que ocultamos. El verdadero diario oculto ni dios lo lee. La enfermedad es “indiagnosticable”.





Esos días sin rastros de misantropia, donde toda la calle nocturna fluye: la arquitectura bien hecha , los rostros humanos como amigos, el sushi callejero , el neón absurdo. 
Una hermosa mujer al salir del metro lo mira todo (con esa hambre visual de los grandes fotógrafos) el mendigo , el vendedor de florcitas de papel, el mimo, la gente en el bar, hasta se da vuelta y mira hacia atrás, hacia mí, que voy fascinado viendo como ella lo mira todo.
Ella no posee esa mirada paranoica de la mujer que teme ser asaltada, sino la de la fotógrafa urbana que se dió el lujo de dejar la cámara en casa y decidió sólo salir a deleitarse mirando (como hacen a veces los fotógrafos experimentados)
Amo escribir en la micro , amo el mundo cuando se deja ver sin daño. Amo ver las mujeres libres , mironas , silenciosamente artisticas. Sus ojos cansados pero triunfantes, (con la mirada perfecta, sin compasión ni furia), pueden ahora descanzar, la foto sin cámara ya fue testificada y resguardada en uno de estos textos simples, rápidos y ridículos del nuevo siglo fotográfico. …



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viernes, 18 de julio de 2014

Diario





Escritores lanzan un libro e invitan hasta su familia, bello gesto pero para los enfermos de literatura no hay nada más vergonzoso que vean lo que escribe. De escolar mi madre descubrió algo que había escrito, en seguida dije que era un trabajo estúpido para una asignatura, momento realmente vergonzoso, tal como una cicatriz en el torso que uno siempre se niega a mostrar en la playa ¿Orgullo de escribir? ¿Orgullo de qué? ¿De exhibir su enfermedad?
Ahora sé que Tolstoi no escribía dos diarios, el oficial y el que le escondía a su mujer. Este último tampoco era tan oculto, era semi oculto, ya que sabía que se lo podía descubrir. Existía un tercero totalmente hermético, es decir, escribió un diario oculto pero no tanto, sólo para que “actuara” de oculto y su mujer al encontrarlo se tranquilizara, entonces existía un diario medianamente oculto para despistar el verdadero diario oculto, el tercero, el terrible. 
Todos los “enfermos de literatura” (que es lo contrario a ser un escritor) tenemos un falsa “ocultes”. Todos leen lo que les permitimos leer y ocultamos lo que les permitimos descubrir que ocultamos. El verdadero diario oculto ni dios lo lee. La enfermedad es “indiagnosticable”.




Es mas difícil descifrar a la mujer que inventarla…



Esos días sin rastros de misantropia, donde toda la calle nocturna fluye: la arquitectura bien hecha , los rostros humanos como amigos, el sushi callejero , el neón absurdo. 
Una hermosa mujer al salir del metro lo mira todo (con esa hambre visual de los grandes fotógrafos) el mendigo , el vendedor de florcitas de papel, el mimo, la gente en el bar, hasta se da vuelta y mira hacia atrás, hacia mí, que voy fascinado viendo como ella lo mira todo.
Ella no posee esa mirada paranoica de la mujer que teme ser asaltada, sino la de la fotógrafa urbana que se dió el lujo de dejar la cámara en casa y decidió sólo salir a deleitarse mirando (como hacen a veces los fotógrafos experimentados)
Amo escribir en la micro , amo el mundo cuando se deja ver sin daño. Amo ver las mujeres libres , mironas , silenciosamente artisticas. Sus ojos cansados pero triunfantes, (con la mirada perfecta, sin compasión ni furia), pueden ahora descanzar, la foto sin cámara ya fue testificada y resguardada en uno de estos textos simples, rápidos y ridículos del nuevo siglo fotográfico. …




En el metro un hombre feo con una mujer muy bella de la mano. Siempre los feos son románticos, en el papel quizás , en el siglo XIX quizás , pero hoy es casi imposible , la liberización del amor tal como el de la economía se lo impide, el que debería creer con toda su alma que el amor es mas allá de lo físico , quizás por la merced de su intelecto , o de su cariñoso corazón , desconfía más que nadie, aprieta la mano de la mujer más fuerte que nunca , las miradas biológicas y envidiosas de los demás hombres no se hacen esperar. No hay nada de malo en ellas, es lo que pasa con los leones machos cuando observan a un par, la posibilidad de pasar a macho alfa u omega. El se molesta pero no está muy claro por qué, siempre está tenso, no puede ser romántico, no es ni Frankestein ni Drácula ni ninguno de sus iconos que se vanagloria de su diferencia y así se hace dueño de la noche, no tiene poder físico para hacer a un lado al pueblo de un zarpazo en su empresa romántica y tomar a su doncella, el físico es demasiado importante. Para ella por el momento no. 
Yo no puedo estar del lado del romántico, pero tampoco de los leones, soy un detective, que no es ni un policía ni es el pueblo, es el apartado, el que busca “la verdad” pero no en la teoría ni en la contemplación de los filósofos, sino en la tensión y en el galope rápido de la urbe. Una verdad “ferroviaria” (La belleza y el amor como crímenes modernos). Los detectives denuncian a la ley pero no son simples soplones, porque no son “buenos”, son zánganos oscuros, buscando un equilibrio extraño que ellos mismos no poseen ni tampoco posee su época. La ley para ellos no es una gruesa tabla que desciende de los montes, ni el código infinito de un folio administrado en una burócrata oficina anónima. La ley no es su dios, el detective no tiene dioses, sólo es su irónica forma de enfrentar al caos del universo como un amante de sus infinitos vínculos y vicios. Sherlock Holmes era cocainómano.





La tristeza del amor, tan existencial, propia, incomunicable, apolítica …La tristeza del fútbol, tan comunitaria, comunicable, cinética, política . “Homo carus”, el hombre que ama , frente al “Homo ludens”, el hombre que juega. Mismo daño distinto sonido social… Los hombres de amor , los hombres de fútbol, ambos me recuerdan una bella frase de Pascal Quignard : “Los hombres desesperados viven en ángulos”



Camino por la calle Romero a la cual amo, en su pequeña extensión desde Matucana a Cumming unas pocas cuadras, no necesita más para ser uno de los trozos de ciudad más tranquilos y bellos. Lo extraño es que cien metros más hacia el sur corre paralela la ruidosa y atestada alameda, por el contrario a las ocho de la noche por Romero en total silencio no camina nadie (sólo algunos melancólicos) 
En la esquina con calle Esperanza está ese viejo conjunto habitacional obrero que me fascina y en el cual me gustaría vivir, está lleno de inmigrantes simpáticos. A esta hora ellos, dueños de una cocina finísima, dejan salir por sus ventanas un olor tan exquisito que hace cerrar los ojos (no sé porqué pienso en la frase: “el aliño espiritual”). Se ve siempre a estos inmigrantes peruanos, colombianos, ecuatorianos, caminando por la calle con sus hijitos de la mano siempre felices, a pesar de que se matan trabajando . Cien metros más arriba algo que no veía desde mi niñez en mi barrio; jóvenes jugando futbol en plena calle, eso demuestra la poco afluencia de la misma. Tres cuadras que me hacen tan feliz como un gol…

¿Qué hago cuando registro todo esto? No es literatura, ya que hay gente más capacitada para ello, yo lo llamaría “glosar espacios”, una especie de fotografía textual. Desarrollar una imagen mental y darle historicidad y aroma…

Vengo de la biblioteca, ella me da libros y me posibilita caminar por esta maravillosa calle: Saqué entre otros a Francoise Sagan (la misma de “Buenos días tristeza”) pero esta vez con “Tóxica” , un pequeño diario que escribió desde un hospital cuando se enganchó , tras un accidente, de un medicamento sucedáneo de la morfina (llamado “875 PALFIUM” ¡Qué bello nombre para un perfume caro!) Escribe Sagan en su diario: “Lunes. Ayer pasé 13 horas sin ampolla. Creo que es todo un acontecimiento.”

Tengo más libros, voy contento porque elegí bien, la elección correcta de los libros me ponen tan contento como el olor a comida y el partido de fútbol en la calle. Caminar por ciertas calles también para mí es una elección artística.

También llevo el libro de Douglas Coupland “La vida después de Dios”. En la página 154 está la boleta del último que pidió el libro en la biblioteca : Héctor Carrasco dice y parece que llegó hasta aquí nomas leyendo. Abro el libro en la hoja marcada con mucha curiosidad para ver porqué se detuvo justamente allí de leer, ¿se aburrió? . ¿Qué le habrá pasado a Héctor que no siguió adelante en el libro?
El primer párrafo de la página dice:

“Cumplí treinta y un años – lo recuerdo-, y también recuerdo que no me sentía solo aunque fuera mi cumpleaños, nadie me acompañase y me encontrase en el quinto infierno. Años atrás habría sudado de ansiedad ante una situación parecida, pero últimamente la soledad se ha convertido en una emoción que ya no siento tan intensamente. Conocía los límites de la soledad y había trazado un plano de sus fronteras; la soledad ya no era algo nuevo o que me asustase; sólo otro aspecto de la vida que, una vez identificado, parecía desaparecer. Pero descubrí que para no sentirme solo tenía que pagar un precio verdaderamente alto, tenía que correr el riesgo de no sentir nada en absoluto…”





La mujer bella, demasiado perfecta en el metro, toda su postura y miradas comunican, se siente con más poder que Napoleón…Se ofende con la mirada de los machos. Por supuesto nadie tiene derecho sobre ella, sobre la república de su cuerpo, incluso sobre la imagen de su cuerpo. Napoleón avanza hacia el frío de Rusia, no sabe lo que le espera, no sabe que allá le despedazarán su ejército . La vejez fría de Rusia inevitablemente vencerá a la mujer , los soldados del tiempo quemarán la ciudad y luego la dejarán abandonada ahí para que muera de nostalgia…El poder es magnífico pero siempre termina desterrado en una isla. Ver una carga hasta en la belleza: e ahí el enigma…



Del club de Robert Walser, de los subordinados, de los que no quieren ser nadie. Nota enseguida pura genialidad en el que no quiere ser nadie y se hace inmediatamente su amigo. La verdadera literatura se construye en las cloacas, bajo miles de metros, cerca del corazón del mundo. Arriba, en la superficie sólo hay lugar para relaciones públicas…


Entre uno mas avanza espiritualmente más va consolidando su inutilidad en el mundo…Ver a un profeta o a un filósofo como útil, es hacerlo fabril, académico …El monje en el desierto reza abstractamente, para nadie…


Las posibilidades plásticas y creativas de la falta de talento , insospechadas , múltiples, vírgenes aún. Las posibilidades del talento ya están agotadas porque siempre sorprenden, pero necesitamos falta de sorpresa, estabilidad …
Un programa de televisión buscando a hombres carentes de cualquier talento, el ganador sería alguien puro , sin estorbos…Por primera vez veríamos a un ser humano…




Sólo puedo escribir a la carrera, como queriendo mostrar un tipo de clima interior, nunca pensando que se pueda guardar, publicar o exhibir en algún lugar preparado para exposiciones. El clima viene se padece y luego se marcha, nadie colecciona climas pasados. Sólo planifica el tipo de techo con el que se debe habitar. 

Una estadística: nunca se ha escrito tanto en la historia como hoy (en teléfonos, computadores, muros), mal, bien, pésimo, pero masivamente. El pensamiento va ligado directamente a los pulgares, la muñeca que anteriormente era la que definía el baile de la mano y su caligrafía, ahora se atrofia, se inflama. Históricamente la fuerza ergonómica de la producción de escritura ha ido desplazándose en el cuerpo. Al tallarla, la escritura Sumeria dependía mucho del hombro, luego la pluma de la muñeca , el teléfono de hoy sólo depende de las puntas de los dedos , estamos en la última etapa. Probablemente la escritura del futuro prescindirá del brazo y estará directamente conectada a canales neuronales. La ruta textual del cuerpo, desde el hombro hasta las puntas de los dedos se habrá extinguido. Y una vez extinto el soporte corporal, tal como James Joyce extinguió el foco narrativo al esconderlo en el interior inubicable del ser humano en su “stream of consciousness”, la literatura habrá extendido su dominio total al ser humano. La profecía de Kafka estará cumplida…

El texto hoy entonces debe plantearse como algo natural, como un estornudo, nunca como tesis perdurable…Surge un tipo nuevo de literatura, vulgar, instantánea, neuronal , barata, totalmente olvidable , como las sopas Maggi…(ningún pensamiento tiene precio)
A los griegos les interesaba la inmortalidad, a los cristianos la eternidad, a nosotros los nuevos literatos de sopa, sólo pasar el frío…
Se acaba el brazo , se acaba la literatura como la conocimos. No dejaremos rastro importante, todo habrá sido humor …como debió ser desde el principio….



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