No tiene sentido declamar el fin de la metafísica, ni su falsedad, si pensamos con esas calificaciones no hacemos mas que fortalecerla, lo sublime es sentirla, añadirla como a uno mas de nuestros juguetes heridos.
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¿Pero como mi deber se debe ajustar – por la gracia de la razón- a el deber?, ¿Cómo lo mío que toma color y arte, que se mueve en la contingencia del dolor debe apretujarse al concepto?, ¿al conejo de mago de la razón?. ¿Al imperativo alemán?.
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El que salva ve la salvación como una superación del otro por su voluntad, los budistas notaron la imposibilidad del altruismo sin ego, pospusieron su Nirvana personal y lucharon, o sea se reformaron. La compasión sólo fue el bajativo de esa lucha.
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