jueves, 5 de marzo de 2015

Diario






Leyendo esta interesante investigación de la historiadora y socióloga Stephanie Coontz . Recomendado a toda persona que quiera casarse, ya lo haya hecho, o esté planificando separarse .
En el fondo la autora se pregunta ¿Está realmente como muchos creen en crisis la institución del matrimonio? Revisando fuentes ve que las protestas por la inestabilidad de esta institución ya estaban en los griegos, en los romanos, en los primeros colonos ingleses en EEUU, incluso en sectoresactuales tribales de África. Lo novedoso hoy entonces no es la creencia de que el matrimonio está en crisis, sino lo que se espera de este.
Hasta el siglo XVIII la institución del matrimonio era demasiado importante política y económicamente, como para dejarla en manos de dos jóvenes supuestamente en busca de amor. No es problema entonces de la institución sino de la calidad de la esperanza con que lo enfrentamos . Creer que se encontrará al otro en función de la felicidad, de la amistad, del compañerismo, del amor por toda la vida, dejando las variables históricas del matrimonio de lado, principalmente económicas, no es cuestión de fragilidad sino de esperanza. Quizás cuando vemos una mujer joven y guapa casada con un hombre viejo y feo pero con dinero, en una alianza económica y familiar sin preocuparse mucho de su felicidad , encontremos más sintonía histórica que con la del joven enamorado y en estado de opio con su novia, que quiere ser profundamente feliz y por eso se casa.
Los fenómenos cambian con la cultura, mientras en el EEUU conservador se aboga por llegar al matrimonio virgen y evitar las relaciones sexuales previas a este, en Japón y en función económica, los planificadores se preocupan de la falta de concepción , tanto que recientemente una revista proclamaba: "jóvenes no odiéis el sexo". En Italia más de un tercio de los hombres solteros de 30 a 35 años, los llamados mammoni, aún viven en casa de sus padres disfrutando de todos los placeres de la soltería, mientras en China los sociólogos estiman que para el 2020 habrá entre 30 y 40 millones de hombres que no podrán encontrar esposa.
Lo crucial no es no creer en el matrimonio por su fragilidad, cosa que siempre ha ocurrido, sino con que esperanza nos enfrentamos a el , o como alianza económica , símbolo de amor, o inercia social...
El problema no es el matrimonio sino la "sentimentalización" del matrimonio...Quizás el peligro no sea la Boda, sino la Boda por amor, por felicidad, mito curioso y reciente, deseo que contradice todo su origen y función . El matrimonio no fue creado para la felicidad y justamente esta época está empecinada en convertir todo en felicidad, incluso la Historia...




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Richard Yates tituló como “La Vía Revolucionaria” una de sus mejores novelas. El nombre aludía al conformismo que prevalecía en Estados Unidos durante los años cincuenta, que representaba políticamente el gobierno de Eisenhower y la caza de brujas del senador McCarthy. La vía revolucionaria que se remontaba al espíritu de sus origines en 1776, en la década de los cincuenta, con su “american dream” había llegado a su fin. La familia burguesa encerrada en sí misma, con sus estrechos deseos sociales y alucinada con los nuevos objetos de consumo, era la antítesis de la revolución originaria.
En Chile también existió una tradición de rebeldía que se remonta a la resistencia mapuche durante la conquista y se desarrolla en la independencia con las guerrillas de Manuel Rodríguez. Avanza en el siglo XX con el prematuro advenimiento de los partidos comunista y socialista. Sigue con el activismo anarquista, el Frente y la Unidad popular, hasta el rechazo político y armado a la dictadura.
Luego en los noventas, llegó la comodidad, algunos siguieron luchando contra la iglesia, el conservadurismo , alentando el derecho de las minorías , la riqueza del capital y el abuso fue denunciado, pero la clase media (esa que nunca revolucionará nada pero lo soñará todo) nunca se tocó, la comodidad jamás fue puesta en duda, empezó la fiesta de los bienes , las casa propia y los automóviles , los matrimonios explotaron y el amor en tiempos hiperconectados fue replanteado. En los noventa murió en Chile lo que en EEUU murió en los cincuenta, su “Revolutionary Road”. El amor y la política van juntos y de la mano, la conformidad familiar y el Estado de bienestar...Sumidos en esta comodidad nos despedimos de la vía revolucionaria e improvisamos amor que ya no sabemos recibir y mucho menos dar. Se acabó toda resistencia o se hizo espectáculo. El amor se inscribe en la misma política de hipoteca y propiedad privada que exigen los tiempos...
En el guión de la película , en una de sus escenas mas fuertes, el vecino esquizofrénico, en una de sus acostumbradas y aburridas charlas de sobremesa, le dice a la familia "feliz" de Frank y April Wheeler:
"No es realista que un hombre con una mente refinada siga haciendo año tras año un trabajo que no soporta, que llegue a su casa, a un lugar que no soporta, con una esposa que no soporta las mismas cosas....
Si quieres jugar a las casitas, deberás conseguir un trabajo. Si quieres jugar a las lindas, confortables casas, entonces deberás conseguir un trabajo que no te guste. Cualquiera que venga y diga "¿Para qué sigues haciéndolo?" Probablemente esté a cuatro horas de aquí en el manicomio estatal...”




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Cada mujer quiere volver a empezar en el amor , con esa energía que desconocen los hombres, (porque pareciera que estos en temas de amor nunca comienzan), es fascinante para la literatura...El hombre ya no sabe empezar...
Por eso ellas viajan, el amor por el viaje por siglos fue asociada por los hombres a la conquistas de recursos, Troya, las Indias, El polo Norte, hoy parece ser el desmedido deseo femenino...El viaje del hombre con muy poca trascendentalidad pasa por turismo barato, por una avanzada empresarial.
En su “De civitate Dei” San Agustín escribe: “Para que hubiera un inicio, fue creado el hombre, antes del cual no había nadie”. Esto hoy es muy aplicable a las mujeres. El verdadero amor, el de las mujeres, avanza, viaja, se sana, debe saber sentirse en un mundo “antes del cual no había nadie”
La administración del inicio es femenina. La celda del recuerdo es masculina. Para la mujer antes del amor no debe haber nadie, para el hombre antes del amor (si es que alguna vez lo siente ) debe haber mucho, partiendo por él mismo...


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Galaxia Gutenberg.
Gracias al perfeccionamiento de los filtros y programas de edición, en el futuro próximo tener una foto de perfil mala, (bajo contrate, pixelada, desenfocada, etc ) será tan desconfiable como cuando en la conversación de una cena romántica, un amante conjuga vulgarmente un verbo y de inmediato desalienta y deserotiza a la amada...Los signos se reforman y también adquieren nuevas jerarquías...



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Una anécdota de Simónides referida por Aristóteles en su "Retórica". Cuando la mujer de Hierón preguntó a Simónides qué le parecía preferible, sí ser rico o ser sabio, éste respondió: «Rico, porque veo que los sabios se pasan la vida ante las puertas de los ricos».
Simónides fue el primero en cobrar por un poema...


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Me acuerdo cuando me ponía el lápiz en la oreja y ella un poco molesta (pero más molesta porque eso tan insignificante le llegase a molestar) no me decía “sácatelo”, sino me gritaba fuerte al oído: “¡maestro páseme una cajita de clavos!” yo reía a carcajadas por que el objetivo de ponerme ese lápiz era hacerla justamente decir alguna frase irónica, ¿eso era amor y no lo sabía ?...
Me acuerdo cuando una noche comenzamos hablando del funcionamiento de las células y no sé porque, pero terminamos hablando y relacionándolo con Lázaro, ese de la biblia, muy de madrugada, con la vista fija en el viejo ropero.
Me acuerdo cuando hablamos del fenómeno de la infidelidad tomándonos una leche con Milo y un pan con mantequilla.
Me acuerdo cuando jugamos paletas en la playa y le tiré una pelota muy esquinada abajo y me gritó - ¡¡mentiiiira?? así, alargando la i
Me acuerdo cuando se coludió con las encargadas del motel para calentar una carne que llevaba preparada y oculta en la mochila, para comerla en una hermosa cena de aniversario , y las encargadas del motel entraron a servirla con una cara de romanticismo que nunca habían puesto a ningún cliente.
Me acuerdo cuando en un concurso de fotografía de la universidad gané $50000 y esa misma noche que teníamos presupuestado comer pan con paté , fuimos al supermercado y jugamos con las lechugas y jamones y comimos una cena increíblemente exquisita y nos emborrachamos con cerveza cara.
Me acuerdo cuando en una vitrina vi el libro de Joe Brainard “Me acuerdo” y me dije al igual que Geroge Perec, “yo también tengo muchos me acuerdo en mi corazón”. En ese momento ella ya no estaba a mi lado y sabía que los me acuerdo se multiplicarían por montones, y herirían si no los escribía yo tambié



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Lo aburrido de los escritores autodenominados “marginales” es que los temas que abordan no son realmente “escandalosos” sino más bien adolescentes. Sus correrías picarescas siempre son las mismas: alcohol, drogas, travesuras. Muy bien alguien dijo de los escritores beat, que no habían hecho nada como generación y que sólo eran un grupo de hombres empecinándose en prolongar lo más posible la adolescencia.... ¿Cuántos escritores actuales son sólo ese deseo de prolongación?
Un amigo dijo un día algo muy cierto, que ese tipo de gente gusta, pero como el circo, una vez al año, pero él no iría al circo todos los días. Por ejemplo, una relación extramarital y todo lo literario que eso conlleva, es un tema mucho más rebelde socialmente que mil puteadas y resacas de un escritor alcohólico. Ante el decadente libro “Mujeres” de Bukowski antepongo “La mujer justa” de Marai.
Ahora si alguien puede ser alcohólico y reflexivo a la vez (cosa extraña), como Faulkner o Fitzgerald, ha dejado el circo de lado y puede sobrevivir lo suficiente para crear una gran obra, cosa dificilísima, bueno ya ha dejado de ser un escritor eternamente adolescente. Se prolonga a sí mismo y no a una simple etapa hormonal...



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Evidentemente Platón se refería al amor como algo sublime y no lo relacionaba al amor por las mujeres, ya que este era "el que sentían los hombres más viles"...



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Hannah Arendt: "No podemos saber si existe tal cosa como el genio no reconocido, o si es la fantasía de quienes no son genios"
De inmediato salto a borda por la popa. Ya el mundo tiene suficientes aparatos de recepción, para dialogar y erguir monumentos a los "genios" ¿y quién se ocupará de la fantasía de los que no lo son y creen serlo? Terreno amplio, virgen y apasionante para la literatura, es esa fantasía infantil y hermosa.
El concepto de genio y su valoración desmedida es un niño, no lleva más de 500 años en la tierra, nace con los renacentistas se exacerba con los románticos ¿lo hubiese entendido y aceptado un griego? Quizás para ellos el genio mismo hubiese sido una fantasía peligrosa. Para reconocerse sólo bastaba ser libre en la palabra. Un genio individual e independiente, arrastrando su espíritu privado , como toda fantasía moderna, no es libre sólo vulgar...



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¿Porque dios no responde? Es la mella con que crece el niño, herida jamás curada. Soledad. Ahora que se ha hecho adulto, necesita un clan, necesita sus propias leyes morales, pero eligió y no habrá nada. Sólo el narciso histórico , que como bien enseña Pascal Quignard, no se enamora de si mismo como erradamente indica su tradicional lectura, sino que lo mata la fascinación , su propia mirada.
¿Porqué dios ya no responde? Sencillamente porque ya él no pregunta. Se fascina en no preguntar. Pertenece al grupo de los que describen, copista, no filósofo. El mundo cambia pero no se le hace cambiar. La voluntad individual que hace cambios, nuestro mito, sólo sirve para seguir alimentando esa misma voluntad individual, conceptos reñidos, totalmente contrarios, literatura. El nudo gordiano, el cruce del Rubicón, historia de narcisos.
Inquire en el amor sólo a traves de mitos. Mira y se enamora hasta la próxima mirada, no se detiene para no padecer. Dios no responde, sólo los oráculos lo hacen, en función no del alivio, sino de echar andar el mito. Dios sostiene las cosas. Dios es la mirada que se fascina. Que lleva a la muerte. Asumir el hablar confuso de la esfinge, que no enseña ni aclara nada, sino que obliga al destino. La niebla taxativa del futuro. La belleza de no responder, el primer crimen...
Quignard escribe en "El sexo y el espanto ":
"La respuesta de Tiresias a Liríope es clara: "Uno vive si no llega a conocerse". Los Narcisos mueren. El ego es una máquina que sirve para morir..."



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No soy un hombre de hacer una obra, sino del "veamos si puedo hacer una obra", ese "veamos" es mi obra...


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Estas tres citas pueden definir muy bien la literatura
"Toda mi vida ha sido un fraude" (David Foster Wallace. "Extinción")
"Toda vida es un proceso de demolición" (F. Scott Fitzgerald. "The Crack-Up ")
"El anhelo de narrarlo todo es una tortura" (Thomas Wolfe. "Orgullosa hermana Muerte")



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"Bueno, a eso se arriesga uno cuando se enamora. Se arriesga a perder la dignidad...." (J.M. Coetzee. "Verano")


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Salgo a correr unos kilómetros hasta la playa mas cercana. Allí dos corredores estiran sus músculos, me instalo muy cerca de ellos como sintiendo también algún extraño derecho de comunión con ellos. De pronto el mas avezado le dice al mas joven una frase enigmática, que escucho con asombro infantil: - "no le quites responsabilidad a tus piernas", luego le explica algo así como absorber el impacto con la punta del pie, sentir el tobillo, pasar por la rodilla y hacer fuerza con los muslos. En resumen, y esta era su moraleja, que no le diera todo el impacto del correr a la columna. Cuando él decía esto miraba al corredor novato, pero también me miraba a mí, como diciendo una gran verdad no sólo para nosotros sino para la playa, incluso para el mundo entero.
"No le quites responsabilidad a tus piernas" me parece escuchar al arengador homérico que quedaba ronco previo a la batalla, al hombre físico, que no se refiere a la mente, porque otro estará para entrenarla, ya que él esta exclusivamente destinado a describir un simple pero fundamental recorrido mecánico, habla de tobillos, piernas y espalda, todo como una gran estructura de guerra, que se erosiona, se queja y se resiente.
Estos hombres me digo, son las sombras de los antiguos guerreros micénicos que se empecinaron con el cuerpo y la vida, el hombre ingenuo y libre, antes de la tiranización de la lógica. Ahora él estaba en esa playa hablándome del cuerpo, ¡De la responsabilidad de las piernas! Ahí está el espartano que guerrea por diversión, enseñando a los modernos que no hemos luchado siquiera contra una mosca...
Vuelvo a casa cansado y observo mis piernas (ahora responsables), sé que ya no las veré más de la misma manera..
Un amigo me dijo una noche "las mujeres aman a los que hacen cosas, el poder sobre las cosas se manifiesta en la acción, no en la reflexión, que es sólo una simple y humilde representación teatral, floja, falsa y sin fuerza muscular ", él estudiaba literatura clásica y estaba fascinado con Homero, cualquier conversación la llevaba al griego , y seguía: "ellas siempre preferirán la cólera ciega de Aquiles por sobre la reflexibilidad nostálgica de Ulises... El hombre de acción no siente nostalgia ya que está atrapado en el avance, puede amar"
Ulises , el hombre de mar, debe reflexionar con las estrellas para encontrar el camino de regreso a su familia, retrocede, depende de su recuerdo. Aquiles, el hombre terrestre, sólo es tentado por la gloria y el amor, no necesita reflexionar, sólo flexiona, firme hacia su ombligo, avanza ...sólo depende de sus piernas..
Homero en la Iliada dice : "Los dioses nos envidian. Ellos nos envidian porque somos mortales, porque cualquier momento puede ser el último. Todo es más hermoso porque estamos condenados. Nunca serás más hermosa de lo que eres ahora. Nunca vamos a estar aquí otra vez...”
Por la mañana sentí de pronto una extraña relación entre la Iliada y el correr, entre "la responsabilidad de las piernas" y el "nunca vamos a estar aquí otra vez"...
Pensé en todo. En la acción que no haré y en el amor que no tendré.
No ser ni Ulises ni Aquiles sino Belerofonte, de quien también Homero habla: “Y, puesto que de todos los dioses era odiado, vagaba solo por la llanura del Aleo, royéndose el corazón, esquivando la senda de los mortales”.



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"Cuando amamos, el amor es demasiado grande para poder contenerse enteramente en nosotros; irradia hacia la persona amada, encuentra en ella una superficie que lo detiene, lo obliga a volver hacia su punto de partida, y ese choque de retorno de nuestra propia ternura es lo que llamamos los sentimientos del otro y nos encanta más que a la ida, porque no reconocemos que procede de nosotros...." (Marcel Proust. "A la sombra de las muchachas en flor")



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En literatura, están los grandes narcisistas: Mailer, Updike, Roth, y los grandes recordadores de la desesperanza humana: Chejov, Carver, Cheever. Todos escritores para hombres, porque ni el narcisismo ni la desesperanza son aceptados por las mujeres, mas bien repudiados por ellas (incluso me atrevería a imaginar una mujer que diga simplemente “no entiendo la desesperanza y el narcisismo lo encuentro tan idiota como el rugby”). Quizás en esto radica un poco su superioridad vital frente a los hombres, ya que esta superioridad va ligada siempre a una búsqueda constante de plenitud en el mundo, mezclada con una seguridad que hacen convivir hermosamente lo ideal con lo real, de una forma originalmente equilibrada...
Los machos lectores siempre quieren boicotear inconscientemente al mundo, son salvajes, incontenibles, copuladores, insoportables, desequilibrados, escindidos. Pero deben revalidar el útero, generar cultura que siempre va de la mano de la ilusión, adaptarse al ideal amoroso para poder sobrevivir, casarse, convivir, establecer propiedad y patrimonio, aunque al amor no lo entiendan ni en su estado más primordial...
Escribe Chejov esta frase perturbadora: “Muchas veces me reprochan que no presento personajes positivos, pero la verdad es que no sé de dónde sacarlos. Yo quiero decirle a todos: miren bien. Así verán que la vida es turbadora y triste para ustedes. Pero lo que importa es que la vean...”
De muchos perfiles de clase media que he estudiado en las redes sociales, la mayoría de los estados femeninos son experienciales, vivir el día a día, viajes, paisajes. Las que se sacaron de encima el antiguo hombre que las subyugaba emocionalmente, están más contentas que nunca, muchas, la mayoría, dicen “¡estoy feliz!” (Se podría hacer un Excel para ver más gráficamente cuanto se repite esta palabra, es sorprendente) y confío que esto no es hipocresía ¡realmente están felices! Entonces ¿para qué leer a Chejov?, ¿para qué pasearse voluntariamente por el pabellón de oncología en periodos de sanidad?
La mujer siempre está sospechando el amor ¡qué maravilla! , mientras que el hombre siempre pasa el tiempo entre el tedio y el reflejo de su propio rostro en el agua, que aunque torcido , igual es amor. Quizás todo es amor y la dirección es la que cambia, el amor femenino en eterna concepción, frente el amor masculino, errabundo, nómade, extraviado de por vida...



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Desde niño nunca me gustó hacer ningún tipo de trámite y siento, no sin un poco de desconsuelo, que hasta amar, escribir un libro, ganar dinero, viajar, progresar, estudiar, etc., son meros trámites del deseo . No hay cosa más triste en la vida, por ejemplo, que llenar un formulario de una beca o del Fondart, de “burocratizar” la creatividad, de oficializar en papeles, perfectamente ordenados, algún tipo de belleza.
(Hoy por la mañana creo que vi algo más triste. Un hombre joven pero avejentado por la vida, con una fealdad no innata sino más bien autoprovocada, sentado en un banco de la calle República, miraba con un entusiasmo canino previo a su ración de comida, a dos bellas jóvenes que pasaban por enfrente suyo. Ellas no lo ignoraron, ignorar significa por lo menos rechazar, ellas lo vieron y siguieron. Si el banco hubiese estado vacío, ellas no habrían hecho ninguna diferencia en su actitud. El hombre de la mirada canina no existía para ellas, era uno con el banco que estaba sentado . Me acordé de John Fante cuando escribe: “Las calles estarán llenas de mujeres provocativas que no poseeréis jamás y las tórridas noches cuasitropicales os hablarán de historias de amor que no viviréis nunca; pero no os preocupéis, muchachos, seguiréis estando en el paraíso, en la tierra del sol...”
Cuando se alejaron las jóvenes, vi el deseo simple e inocente en los ojos del hombre como un gran incendio triste que seguía ardiendo en competa soledad, un incendio que nadie ve y nadie se molestará en apagar, solo la muerte. Quizás el paraíso masculino no sea el de la paz, como históricamente lo han ofrecido, el hombre sólo se contentaría con un paraíso donde pudiese alcanzarlo todo, que cada instante de combustión sea aplacado. Que toda pulsión, ese aguijón interno que no se detiene nunca, sea satisfecho en su totalidad. Si él pudiese ver su deseo como un trámite más de su libido, quizás no le afectaría, pero vi sus ojos de impotencia y sé que no lo hace. Hace tiempo que no cerraba un paréntesis con tanta tristeza, la de la mirada abatida de ese hombre de la mañana y de todas sus mañanas.)
Bueno me acuerdo que Jorge Teillier en una entrevista dijo que leía poesía para poder aguantar la vida, para poder soportar, por ejemplo, hacer la fila en un banco.
El infierno no necesita verdugos ni latigazos, y si Dante hoy existiera, siempre tan perspicaz, no necesitaría desmenuzar tanto las penas en jerarquías y modos de castigo. Haría una gran oficina y pondría a los condenados a hacer trámites todos el día, hasta les dejaría tiempo libre para llegar a casa y saludar a su mujer, no sin esto exigirlo también como un trámite, tal como efectivamente sucede hoy en la mayoría de los hogares ya gastados . Mejor aún, sometería a una tortura mayor: pondría a un hombre sentado en un banco de la calle a ser ignorado por las mujeres por el resto de la eternidad.
Camino unos metros y giro para ver al hombre solitario que sigue extasiado aún con lo que no posee y nunca poseerá, un éxtasis extraño, melancólico. Ese hombre que parece esperar una especie de beca en el amor, que cubra un poco el rechazo constante.
Quizás ya no se lea poesía para soportar la fila de un banco, pero si se lea poesía para aguantar la sistemática indiferencia al deseo, milenario, insaciable, triste . Quizás se lea poesía para sobrevivir a la belleza, al rechazo, a la indiferencia.
Rilke escribe : “Pues la belleza no es nada sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente desdeña destrozarnos...”