El rey y dios. Dos taladros perspectivistas. No se si fue una mala broma, un deseo o una ironía, en ambos cuadros nuestro punto de vista es querellante. Primero Velásquez en “Las Meninas” nos pone la corona, fíjense como somos el rey, (Felipe IV y su esposa corroborado en el reflejo de al fondo), Michel Foucault vio en esto como la disolución definitiva del sujeto, es claro que no hay un sustento para saber que somos, el modelo del mismo Velásquez a la izquierda, el rey o el espectador, curiosamente Ortega el espectador por excelencia escribió el excelente “Papeles sobre Velásquez”, también en el ensayo “Sobre el punto de vista en las artes” explica por la forma el sentido de la pintura de bulto y pintura de hueco, tal como también concibe el mundo la filosofía que le corresponde a cada una de esas dos perspectivas ópticas. Pintar cosas versus pintar vacío, a Velásquez lo identifica mas con este último en su perspectiva áurea.
En definitiva la significación más que formal del cuadro es la representación dada como pura representación, casi como un acto irónico de la modernidad.
Y ahora en este cuadro mucho menos logrado pero si muy popular, queremos ser dios viendo a su hijo, pero la perspectiva es traviesa. La idea original la saco Dalí de una imagen que San Juan de la cruz dibujó como una de sus visiones, esto lo mezclo con la extraña fe que tenia en sus delirantes sueños, particularmente uno de un átomo (la forma abstracta es de un triángulo dentro de un círculo), de ahí esa acepción del artista nuclear. El orden cósmico matemático- atómico del universo era en lo que creía el pintor, pero su conversión cristiana era dudosa. El cuadro se queda sólo en la floja espectacularidad de su perspectiva, pero hay algo más, es seco como la fe de Dalí. Si en el primero toda la intelectualidad de un artista delirante se vuelca en un cuadro tremendo, en el segundo sólo vemos la perspectiva como espectáculo (de hecho el modelo que hizo de Cristo, Dalí fue a buscarlo a Hollywood). Si en Velásquez el arte surge más que de la forma, de la idea, de la conceptualización (aunque el cuadro es verdaderamente profundo lo que mas nos inquieta es saber que somos nosotros) – en el segundo la forma guía la pintura, una fe poco elaborada (o que tuvo urgencia en elaborarse) se manifiesta en un cuadro fraccionado, un Cafarnaún figurativo, flojo y predecible.
1 comentario:
estimado compañero: buena su visita y comentario , realmente se aprecian sus palabras , su post sumamente interesante para un artista visual como yo! me sorprende el vocabulario academico que usas, eres estudiante? profesor? argonauta?
tus fotos muy buenas, te suguiero publicarlas aqui con tus post , creo le darian potencia a sus escritos!
un gran abrazo desde babylon!
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