Con respecto al terremoto símbolo…al terremoto filosófico de Lisboa en 1755 …seguimos viendo a Voltaire discutiendo las contradicciones de una teodicea, y a Rousseau y Kant ya instaurados en la modernidad de la gestión y el conocimiento natural.
¿Pero cuando el retiro de los dioses se hace efectivo? ¿Es posible llenar ese vacío psíquico solamente con ingeniería? La búsqueda de responsables. Eso denota una catástrofe, donde la gestión domina. El terremoto, objeto de una ciencia aún muy joven y con cuotas de predictibilidad muy bajas (por no decir nulas) hace que el tema de catástrofe sísmica sea obligadamente un tema filosófico. Posteriormente el Tsunami fruto del primero, es una catástrofe natural eminentemente “televisable”, tiene un encanto para la reproductibilidad audiovisual que otras catástrofes no poseen.
No hay paragón en la historia de la humanidad que vivir una catástrofe con redes sociales y con cámaras en cada rincón, esto hace que la percepción cambie y todo se transforme en un gran espectáculo…Lo extraño de tener 20 horas para conceptualizar, analizar y debatir como se asumirá una amenaza de tsunami genera en un país algo inédito, desde el pánico popular, hasta la explicación sostenida de los geofísicos. Ese programa medianamente predictivo no predice nada, sino alivia mientras angustia:
"...Cuando se anuncia, para evitarla, que una catástrofe está en camino, ese anuncio no tiene el estatuto de una pre-visión, en el sentido estricto del término: no pretende decir cuál será el futuro, sino simplemente cuál habría sido si no hubiésemos sido advertidos.” (Jean-Pierre Dupuy. "Por un catastrofismo ilustrado")
Si la gente común se entrega a la gestión política y científica frente al desastre, ya que la alternativa teológica es muy excéntrica, debe aprender a sostenerse en un escenario muy precario. La gestión sólo trabaja con causas superficiales y no sentido. Y el espíritu aun carroñero de sentido puede fracasar al entregarse por completo a la predictibidad técnica en un escenario catastrófico total. Y ahí surge el desastre completo, pero como dice Deleuze : "Si no pasa por la catástrofe está condenado al cliché…”. La catástrofe es el intento desesperado de recluir lo absurdo de lo actual frente a lo tremendo de las posibilidades del mundo, son ecos de un pasado mítico en busca de seguir el sistemático bautizo de la naturaleza que fue interrumpido abruptamente con la razón moderna, cuando el hombre comenzó a interrogar en vez de renunciar…
“...la naturaleza es muda, la interrogamos en vano” (Voltaire. "Poema sobre el desastre de Lisboa")
“Vivimos en la ilusión. Pedimos el “riesgo cero”; pensamos que toda catástrofe o por lo menos todas sus consecuencias negativas pueden evitarse. Hay una especie de desmesura en esta búsqueda del poder absoluto”. (Rene Favier, Historiador Francés , investigador en Historia de las catástrofes)
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¿Pero cuando el retiro de los dioses se hace efectivo? ¿Es posible llenar ese vacío psíquico solamente con ingeniería? La búsqueda de responsables. Eso denota una catástrofe, donde la gestión domina. El terremoto, objeto de una ciencia aún muy joven y con cuotas de predictibilidad muy bajas (por no decir nulas) hace que el tema de catástrofe sísmica sea obligadamente un tema filosófico. Posteriormente el Tsunami fruto del primero, es una catástrofe natural eminentemente “televisable”, tiene un encanto para la reproductibilidad audiovisual que otras catástrofes no poseen.
No hay paragón en la historia de la humanidad que vivir una catástrofe con redes sociales y con cámaras en cada rincón, esto hace que la percepción cambie y todo se transforme en un gran espectáculo…Lo extraño de tener 20 horas para conceptualizar, analizar y debatir como se asumirá una amenaza de tsunami genera en un país algo inédito, desde el pánico popular, hasta la explicación sostenida de los geofísicos. Ese programa medianamente predictivo no predice nada, sino alivia mientras angustia:
"...Cuando se anuncia, para evitarla, que una catástrofe está en camino, ese anuncio no tiene el estatuto de una pre-visión, en el sentido estricto del término: no pretende decir cuál será el futuro, sino simplemente cuál habría sido si no hubiésemos sido advertidos.” (Jean-Pierre Dupuy. "Por un catastrofismo ilustrado")
Si la gente común se entrega a la gestión política y científica frente al desastre, ya que la alternativa teológica es muy excéntrica, debe aprender a sostenerse en un escenario muy precario. La gestión sólo trabaja con causas superficiales y no sentido. Y el espíritu aun carroñero de sentido puede fracasar al entregarse por completo a la predictibidad técnica en un escenario catastrófico total. Y ahí surge el desastre completo, pero como dice Deleuze : "Si no pasa por la catástrofe está condenado al cliché…”. La catástrofe es el intento desesperado de recluir lo absurdo de lo actual frente a lo tremendo de las posibilidades del mundo, son ecos de un pasado mítico en busca de seguir el sistemático bautizo de la naturaleza que fue interrumpido abruptamente con la razón moderna, cuando el hombre comenzó a interrogar en vez de renunciar…
“...la naturaleza es muda, la interrogamos en vano” (Voltaire. "Poema sobre el desastre de Lisboa")
“Vivimos en la ilusión. Pedimos el “riesgo cero”; pensamos que toda catástrofe o por lo menos todas sus consecuencias negativas pueden evitarse. Hay una especie de desmesura en esta búsqueda del poder absoluto”. (Rene Favier, Historiador Francés , investigador en Historia de las catástrofes)
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1 comentario:
Gracias....
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