La Crucifixión -Matthias Grünewald (1512-1516)
Uno sólo puede vivir la verdad de las cosas en la práctica , toda verdad es cotidiana, infantil, risueña. Se muda y se apaga, no reclama nada, no demanda edificios lógicos, aun sigue ahí desde el primer hombre , todo objeto vecinal la aclara, la vive ¡No hay nada más que esto!
Lo demás es sólo producto del ocio del griego tardío. La verdad del Nous , la verdad teorética, sólo se alza a costa de las verdades cotidianas , vitales , esclavas, o sea ahora verdades fuera del “saber”, verdades de barril.
Como en casa de Lázaro, Verdad de Marta, vital, práctica y cotidiana versus verdad contemplativa (theorética) de María.
La sagrada familia sirve a la praxis sólo cuando baja ya un simple objeto inerte de la cruz. La Historia nace de esa verdad práctica, de ese “peso muerto”.
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