Uno no se cansará de insistir: ¿Por que pensar “el bien” como una roca, un bloque de hierro, una moneda de cambio?, primero se debe pensar el poder, por que cuando uno huele el esfuerzo del hombre por ser bueno, en el fondo sólo huele la superficie, ese esfuerzo es sólo voluntad, para algo mas básico, más vital. Hacer de bueno es algo moralmente militar, estáticamente conceptual, un deseo que demanda recompensa, poderío. En cada esfuerzo veo deshonestidad, en cada esfuerzo veo una fuerza. La idea es sólo un circo exitoso que olvida al cuerpo. Tarde o temprano el dolor llegará, ¿le daremos la mano o volaremos a otro mundo imaginario?
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