lunes, 30 de agosto de 2010

Diderot y la paradoja del comediante



Me encuentro con un filósofo que ha hecho su tesis en Alemania, versa en resumen sobre la teología negativa de Pseudo Dionisio Areopagita , la explica (primera paradoja explicar algo que no se puede explicar) pero es simpático, es decir habla mirando al cielo. No busca admiración y lo escucho por más de 30 minutos. Su exposición es clara, apasionada. Salen místicos por doquier: Meister Eckhart , Angelus Silesius y la Perennial Philosophy de Huxley. Lo curioso de la unidad: mientras describe las posibilidades impensables de dios, pasamos por fuera de cantinas donde borrachos se ríen del mundo y en el mes patrio las carnicerías se adornan con cabezas de cerdos . "Mi reino es de este mundo", ya que la unidad “plotina” no es nada frente a esos fenómenos callejeros que me miran, me aterran y definen.

Llego a casa y leo el formidable escrito rabioso de Diderot: “Adición a los pensamientos filosóficos”, es verdaderamente “el hombre de la naturaleza”, la genialidad macabra de los ilustrados en contra de la seriedad formal de los teólogos. La naturaleza ya no podía contenerse más y la explicación y el entendimiento hacían de los pasajes y dogmas bíblicos gran caldo de cultivo para las bufonadas más curiosas. Por ejemplo Diderot se da cuenta que ahogando a los niños recién nacidos se les protegía de la posibilidad de la condena eterna. El limbo por lo menos era una habitación más cálida que cualquier intemperie infernal. Rescato el humor de la ilustración y critico su seriedad. Por suerte eran más comediantes que dramáticos. Robespierre al parecer fue su único neurótico.

¿Que es la teología negativa?, “algo que no se puede explicar, pero como no hay otro camino tendré que hacerlo”, si eso no es comedia tendremos que dedicarnos a ahogar niños recién nacidos. Dios existe pero no nos sirve para nada, o si se quiere no existe y nos sirve de muchísimo. Ese es el chiste definitivo. Por eso en el tiempo de estos comediantes al deísmo lo llamaban el ateísmo cortés.


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LIII "¿Y de que se ofende tanto ese Dios? ¿No se diría que yo puedo aumentar o disminuir en algo su gloria, su reposo y su dicha?”

XLVI “La personas divinas son tres accidentes o tres sustancias. No hay término medio. Si son tres accidentes, somos ateos o deístas. Si son tres sustancias , somos paganos”.

XLVIII. “Hace mucho tiempo que se ha pedido a los teólogos que armonizaran el dogma de las penas eternas con la misericordia infinita de Dios; todavía están en eso”.

VIII Extraviado en un bosque inmenso durante la noche, no tengo más que una débil luz para guiarme. Aparece un desconocido que me dice: Amigo, apaga tu luz para encontrar con más facilidad tu camino. Ese desconocido es un teólogo.

LXIV “Había, en los primeros siglos, sesenta Evangelios que eran casi igualmente creídos. Se han rechazado cincuenta y seis por sus puerilidad y su inepcia.¿No queda nada de eso en los que se han conservado?”.

XXXVII. “In dolores paries (Génesis). Engendrarás tus hijos con dolor, dijo Dios a la mujer prevaricadora. Pero ¿Qué le han hecho las hembras de los animales, que también engendran con dolor?”.

LXIX. “He aquí lo que pienso del dogma cristiano: diré en pocas palabras su moral. No veo que un católico, padre de familia, que esté convencido de practicar literalmente las máximas del Evangelio, bajo pena del infierno, y vista la gran dificultad de llegar a ese grado de perfección, incompatible con la debilidad humana, pueda adoptar otra solución que la de estrellar a su hijo o ahogarlo al nacer. Por ese acto lo salva del peligro de condenarse, y le asegura una felicidad eterna; esta acción , lejos de ser criminal, debe considerarse infinitamente loable, pues se basa en ese amor paterno que exige a todo buen padre que haga por sus hijos todo el bien posible”.


Diderot, “Adición a los pensamientos filosóficos”.

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