jueves, 5 de agosto de 2010

Diario



Valor inútil pero divertido de la nobleza, conocer su genealogía. Yo como perro sin raza, con suerte llego a mis abuelos, que llenos de leyendas no suelo distinguirlos como una posesión.
Sin casi historia genealógica, solo se debe improvisar un origen. Soy yo y sólo yo frente al principio. Me desalienta no tener un final.


El terror a las dictaduras. Ya sean militares o proletarias. ¿Como vería eso un romano? Me interesaría estudiar mas profundamente como la ilusión de la libertad creció estos últimos siglos. Poder ser el que uno quiera. Sensación de un espíritu de compra.

Pensemos en la metáfora estoica que atribuye Hipólito a Zenon y Crisipo . El hombre es un perrito que atado a un gran y pesado carro que lo arrastra solo tiene la pequeña libertad que le da su corta cadena que lo ata al gran carro. Somos ese perrito. Y con ese corto lazo hacemos de la libertad la gran fiesta vital de un ser que lo puede todo. No vemos ese carro pesado, no vemos esa correa cortita.


“Si un perro, estando atado a un carro, quiere seguir al carro, avanza con él y es llevado, y de este modo hace lo que quiere y, al mismo tiempo, ejecuta aquello a que está forzado; pero si no quiere seguir, tendrá que hacerlo a la pura fuerza. Pues bien, esto es lo que ocurre también con el hombre, que, si no quiere obedecer, se verá forzado a hacer cuanto los hados han dispuesto.” (Hipólito, Philosophumena)



Veo imágenes de Marruecos y también de la Argel de Camus , ¿pintaran los troncos de los álamos allá de blanco? . Supe por ahí que sí. Que ese norte de África tiene mucho de mi barrio, esos árboles pintados con cal. Que detalle. ¡Por que me entere de esto! Me enternece. Todo es encierro.

El Norte de África tiempo atrás tuvo una racionalidad romana que dejo ruinas, pero al final no supo imponerse , con la fuerza del polvo las caravanas monoteístas se apoderaron de los teatros, degollaron a los dioses plurales, silenciaron de nuevo el desierto. Nosotros en mi país tenemos pequeñas ruinas de nuestros romanos , los incas, sobres esas calzadas, sepultadas, invisibles, llenas de comercio, ingeniería y cultura , camino hoy inocente, solo sintiendo el asfalto moderno , que como el desierto monoteísta, se apoderó de nuestros dioses, para imprimirles velocidad y precio.


Ya no fui obrero. ¡Que escape! diría hace veinte años un padre orgulloso. Pero deseo a veces tanto escapar del trabajo intelectual. Lo inédito del pensar hizo en los griegos esa repulsión por el trabajo manual. El pensar estaba fresco como un juguete infantil. El pensar en mi fraguo, ahora quiero mover las manos. Un obrero con repulsión al trabajo intelectual.Los que inventaron el pensar lo inventaron mal. Los que inventaron el trabajo les castigaron mal.


Describir mi mundo personal oscuro, lento y hacerlo atractivo, delicioso, adictivo. Mostrar un mundo independiente de su calidad. La calidad no esta en mi mundo sino en el mostrar. El estilo por si mismo... anulando lo que quiere decir, lo mostrado, lo mío. El estilo es "el".


Canchas de tierra, álamos con cal, gorros de tela, ¡Que mundos de tercera división que hacen de Camus un verdadero amigo!...


"Por la mañana la ola única del Pacífico, cuya fría lejía verde y blanca hierve en millares de kilómetros de costa chilena, nos levanta lentamente y amenaza hacernos naufragar [...]“Al mar, al mar!”, gritaban los maravillosos muchachos de un libro de mi infancia. He olvidado todo el contenido de ese libro menos este grito: “¡Al mar!”. (Albert Camus. El verano )


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