miércoles, 1 de septiembre de 2010

Diario





Huyendo de las abstracciones campesinas del cristianismo caigo en nuevas abstracciones, ahora de cuello y corbata, de la filosofía. Quiero una independencia de ese empuje histriónico de verdad y esencia. Me refiero al profundo estudio de Zubiri que es tan denso como cansador , este español ha hecho algo tremendo, un atrevimiento “modernamente escolástico” y ha guiado al pensador metafísico y sólo a el , cualquiera que no entre en este club conceptual queda eximido de ser un pensador serio, al reino de "la inteligencia sintiente" . Ha dado rienda suelta al cuerpo, ni nada mas ni nada menos de la mano de metal que la ciencia ofreció con gusto en el siglo XX a la ambulante filosofía , pero pienso que con toda esa fábrica fantástica, “filosófica”, sólo ha pretendido ahora que la inteligencia es sintiente, simplemente satisfacer el viejo deseo del pescador , darle la mano a Dios.
Y aún confiando en el viejo mito de los conceptos, de la metafísica, quedando con esa fría y solitaria mano estirada para siempre, siento que tengo mucha calle para ser filósofo y poca para ser poeta.


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Ceno en el restaurant Gatsby , algo surrealista para mí . ¿Porqué como en este restaurant donde toda la gente pareciese vestirse a la usanza de una gran metrópoli de Hollywood? Cuando me pasan la carta, la más bella carta que he visto jamás, puedo ver en la primera página la cita del Gran Gatsby de Francis Scott Fitzgerald, que según lo que relata “los inspira a promocionar la experiencia de gran banquete” y de la cual tomé rápida nota en mi libreta:

“Por lo menos, una vez cada quince días un equipo de banqueteros bajaba con una lona de varios cientos de pies y suficientes luces de color para convertir el enorme jardín de Gatsby en un árbol de navidad. Sobre las mesas del buffet, los jamones adobados y cocidos se amontonaban contra las ensaladas de dibujos de arlequín , y cerdos y pavos de pastelería deleitaban la vista con sus dorados tonos oscuros”. (El Gran Gatsby. Francis Scott Fitzgerald)


No hay nada que explicar solo quise describir.....
Los dueños del buffet, para hacerme sentir aún mas satisfecho, deberían haber incluido de Fitzgerald una cita del “Crack up” , y los hollywoodenses comensales tan representativos de la pomposa cita pudiesen haber sentido también el buffet del Derrumbe :


Me di cuenta de que en esos dos años, con el objeto de preservar algo —un secreto interior tal vez, tal vez no—, me había apartado de todas las cosas que antes amaba, de que cada acto de la vida, desde el aseo matinal de dientes hasta la comida con un amigo, se había convertido en un esfuerzo. Comprendí que durante mucho tiempo no me gustaron ni las gentes ni las cosas, sino que tan sólo había adoptado la vieja y endeble máscara del cariño. Comprendí que aun mi cariño por aquellos que me eran más cercanos se convertía sólo en un intento de amar, que mis relaciones ocasionales —con un editor, un vendedor de tabaco, el hijo de un amigo— eran solamente lo que yo recordaba que debía hacer, en comparación con otros días. Y en el mismo mes llegaron a exasperarme cosas tales como el sonido de la radio, los avisos en las revistas, los chillidos de la vía férrea, el silencio muerto del campo; me volví despectivo ante la blandura humana, de inmediato (si bien furtivamente) hostil hacia la dureza; odiando a la noche cuando no podía dormir y odiando el día porque marchaba hacia la noche. Dormía ahora sobre el lado del corazón porque sabía que mientras más pronto lo cansara, aunque fuese un poquito, más pronto llegaría esa bendita hora de la pesadilla que, como una catarsis, me capacitaría para enfrentar mejor el nuevo día”. Francis Scott Fitzgerald (El derrumbe, Crack Up).

Ahora me imagino comiendo en un restaurant donde en la carta se incluyera esta última cita...


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