domingo, 14 de noviembre de 2010

Diario

He dedicado mucho tiempo a estudiar a los franceses y de Chile no se casi nada, quizás soy el único contagiado que va quedando de la fiebre que azotó el siglo XIX. La palabra República por esto mismo es un piropo. Por ejemplo conozco, es decir sé, de la plaza Saint Sulpice en Paris aunque probablemente no la visitaré jamás, pero me pierdo en plazas del oriente de Santiago.

Sin embargo, no se saldrá jamás de la madriguera, he creído que vivo en un mundo propio pero es un sin fin de ramificaciones, de funciones históricas, plazas imaginarias donde se toma café y se escribe de por vida….Si tuviera casa, sólo me quedaría reposando ahí en ella, hasta agotar el tiempo, pero no, sólo soy un turista mental…debo fingir lugares….




"El mundo imaginado nos da una casa en expansión, el revés de la casa en una habitación...”

“Desde el fondo de su rincón el soñador vuelve a ver una casa más vieja, la casa de otro país, haciendo así una síntesis de la casa natal y de la casa onírica...”

“Cuanto más domino el mundo, más tengo la habilidad para miniaturizarlo. Pero…hay que rebasar la lógica para vivir lo que hay de grande en lo pequeño”. (La
poétique de l’espace, Gastón Bachelard)



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