miércoles, 7 de abril de 2010

Perec, Dockers y Coca Colas.




He comprado mis primeros pantalones Dockers, parece imbécil documentarlo, pero esto sólo se debe a lo inédito de la elección. Quizás si me esfuerzo pueda analizar mejor el acto, pero no lo hare, no tengo gusto y el estatus poco me importa, sin embargo consigno el hecho y eso hace sospechoso mi juicio. A mi favor podría decir que un pantalón Dockers no es gran cosa ( lo ignoro) pero el hecho me produce curiosidad , por ejemplo ¿Por qué no compre uno antes?. ¿Por qué ese color verde oscuro? ¿Por qué no un jeans? (que seria la elección más fácil).


“Especies de espacios”...¡que bien escribe George Perec! ...literatura fisiológica... physis en su mas extremo sentido, los símbolos por fin se vuelven vasallos, Perec deambula como un soldado tras la batalla, esquivando con su paso cualquier atisbo de dominio simbólico que yace en la playa tras el desembarco del siglo, mientras nuestro corpus no este presente no hay conquista, ese es su mérito :

Por la mañana leí unas páginas de la edición digital de “Especies de espacios” y en la tarde lo busque en la librería del mall. El vendedor de la librería (que es tímido y se nota que le gusta la literatura) me trata de explicar por que no renuevan el catalogo de Perec. Me recomienda la librería del primer piso (yo me encontraba en el segundo) note en ese harakiri comercial que su admiración por Perec le produce un poco de ansiedad y supera su identificación con la librería en que trabaja , siento que estas pequeñas anécdotas le dan la posibilidad de salir del círculo karmatico que le hace reseñar día a día el libro de terapia a cientos de señoras agobiadas con la vida, quizás con acento cansado, pero sin perder la esperanza de convencer de que el libro efectivamente “ayudara”. Él busca las razones (en su interior por que no me las comenta con detalle) de porque a Perec no lo han renovado, aún así se agacha, busca, se esfuerza y tras unos minutos bajo la estantería saca con una extraña alegría de pirquinero el descatalogado libro .

Sumo el libro a mi bolsa de compras de mall, lo acomodo entre las coca colas en lata que me ofrecieron junto a la compra del “Dockers” (en total seis latas a un precio de $ 990 oferta que aunque estúpida no rechacé). Ahora lo comprado es mi extensión, mi proyección. Luego se convertirán en .



6 Coca colas en lata precio Normal $2400
Oferta de Mall (sólo con pantalón) 6 Coca Colas $ 990 ( $ 165 C/U)




A la compra de caja los ingenieros en marketing le llaman "compulsiva". Incluso los chocolates Sahne Nuss adoptan este nombre: “Sahne Nuss compulsivos”, que se ponen a un costado de la caja del supermercado esperando nuestra pulsión conductista . Si hay caja, la literatura no tendría por que escapar a esa ley de marketing.

Sahne Nuss Compulsivo





Libro compulsivo



Tres compras curiosas. Perec olvidado, con polvo, casi descatalogado, coca colas (la vendedora me ofreció unas normales y yo le exigí- ya que la oferta era tentadora- un esfuerzo más: que fuesen light, ella acepto con un entusiasmo extraño para ser de mall).
El entusiasmo de la vendedora al adjuntar las coca cola a mis pantalones Dockers, se suma al entusiasmo inédito del vendedor tímido (¿estudiante de literatura en su triste y desilusionado primer año de egreso?) que le hace inmune al hecho repudiable de que el libro no sea reconocido al instante por el censor laser del código de barras (y que tenga que introducir el numero manualmente , pero que curiosamente algo que normalmente es cansador y absurdo, él lo disfruta con un gran placer y siente orgullo de vender “ ese libro”). Yo sólo pienso que son tres códigos de barras idénticos, no hay diferencia ninguna entre ellos. En la boleta son todos iguales. Pero el momento de triunfo y de confort posterior a una venta exitosa debe quedar salvo, quieto y respetado en el sagrado templo comercial.

Soy un diminuto e insignificante consumidor, mi código debe ser introducido manualmente para que al final del día, al acostarme, el pequeño sistema social lo acepte y con el seco ruidito del laser me diga: estas admitido por un día más. Comprar es una idea empaquetada. Es amigarse con los símbolos mediante un hecho atómico, el placer de las cosas que pasan por uno entreteniéndonos, gastándonos... anotándonos.



“Anotar lo que se ve. Aquello que sea importante. ¿Sabemos ver lo que es importante?
¿Hay algo que nos llame la atención?
Nada nos llama la atención. No sabemos ver.
Hay que ir más despacio, casi torpemente. Obligarse a escribir sobre lo que no tiene interés, lo que es más evidente, lo más común, lo más apagado”. (G. Perec)






1 comentario:

Gonzalo León dijo...

yo tenía ese libro y esa edición de Montecinos, pero alguien la robó y me da rabia verlo ahí.