lunes, 19 de abril de 2010

Diario





Una sentencia: ser escritor como se es profesor, médico, abogado. Sentarse por la mañana y decir voy “trabajar”, cuando las ideas; choques eléctricos y espirituales, se materializan , en tinta ,en papel , en espacio. Un escritor no es un trabajador. Ni siquiera un artista. Debería buscar lo oculto , el fenómeno de lo humano. “Descubrirse”, todo lo demás es anexo. El arte funcional , objetivo, externo, es irrelevante, sólo importa nuestra manifestación humana nada más. El chaman rupestre no analiza estéticamente , le analizan. Al escritor le leen . A él no debería importarle mas que la introspección. La caza de sus propios animales. El peligro de la realidad.

Posibilidades de ser escritor. Simplemente escribir (autobiografiarse neuróticamente hasta el infinito . El caso de Amiel. Confesión anónima y gloria post mortem)

La gloria y el reconocimiento son parte de la literatura ¿No es ese el caso de Amiel ? Un ombligo en busca de gloria. La gloria no puede definirse. Un guerrero Homérico pelea suelto, desorbitado , he ahí la gloria. El hoplita clásico posterior se ordena , guerrea en fila . La iniciativa personal desorbitada es castigada. En literatura la gloria superficial es castigada, la aprobación del juicio popular es desmotivante (en el ámbito de la literatura, aunque espléndido en el ámbito personal) Todo lo que busca uno durante su vida es admiración , luego cuando se da cuenta de la ceguera de ese deseo externo, sólo importa aprender a admirarse uno mismo. Schopenhauer nos anima a no confiar en el público.

Segundo caso publicarse. Los medios definen. Publicarse en un blog, en papel o ser publicado por una necesidad editorial. Una creencia de que lo que uno escribe “gustara a otros” y ese gusto se manifieste en una transacción comercial.

Luego leerse y agobiarse de que los significados se vuelvan pobres, inertes , idiotas, que sean una mala sombra de la idea amniótica que lo generó.... El gusto es desinteresado dice Kant. Y esa sentencia entusiasma al artista... El gusto no depende de nada , ¡A excursionar entonces en busca de ese gusto que no viene de ningún interés! ¡Que bella trampa! El gusto no vale nada.


“¿A donde va la literatura?” dice Blanchot – “va hacia si misma... hacia su esencia ,que es su desaparición”


¿Por que no dejar que una idea muera tranquilamente? ¿Por que manifestarla? , “estetizarla”. Un hombre primitivo pinta unos animales, los ha cazado antes en el muro de una cueva (la ceremonia artística no es mas que una proyección de la caza). Al pintar se posee. Se es simbólico sin pensar simbólicamente. Si el símbolo no actuase los animales en la pared pierden su sentido. El símbolo abastece. El arte llega a su fin, el hambre.

Una idea no escrita, esa es la belleza. Segregaciones orgánicas que dan placer, que quitan el hambre.

Barthes cita a Fluchere en una imagen maternal del placer del registro literario: “es que el pasado sigue presente en la operación mental que consiste en acostarlo en palabras sobre el papel”.

El escritor imprime voluntad, pero me siento orgulloso hasta de mis pisadas que hieren la arena y que no tienen más sentido que mi presencia. Yo no acuesto a nadie, hiero... Mis palabras se ven burdas... Garabatos horribles y desesperados frente a la belleza de mis pisadas.


“Ya no se trata de decirle al escritor ¿Que vale usted? sino ¿Quien es usted? y de una manera mas general y también más inquietante ¿Qué es en el fondo la literatura?” (Roland Barthes “Variaciones sobre la literatura”)



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