lunes, 5 de abril de 2010

Diario

Tengo un sentido de la información neuróticamente precisa, eso estorba un poco al pensar. Pero no me interesa nada, no me interesa el valor ajeno, solo me valoro yo mismo a cada minuto. Esa fuerza es la única real. Lo externo es una mala comedia que vive de energías de pésima calidad.
Yo he podido conmigo desde el principio, ese dialogo invisible ha sido el gran arquitecto mudo de la cornisa en que me alojo. El diario de Amiel ,los aforismos nietzscheanos, las confesiones de Rousseau y los ensayos de Montaigne son prácticamente lo único que admiro, es decir hipocresía llevada a la categoría de arte, grandes manadas de yo contradiciendo la orden social de moda.
Me encanta cansarme .Mas aún aburrirme, escribir ficciones tales como que hay algo acá adentro.


*


Haber escuchado rock por años solo me heredó la manía de pegar posters. El rock es estúpido y gracias a ello nosotros también. La juventud que ya es un desperdicio capitalista lleno de publicidad, se pierde en las vestimentas. En el sexo aburrido y neurótico. En las danzas trasnochadas de religiones vulgares. El rock es estúpido no por su arte sino por que no se dio cuenta que era un formato más de un siglo demasiado pobre.
¿Por que Dylan fue reprobado al conectarse? Por que la electricidad es ingenua. Prefiero a los Led Zeppelin en el único tema que me gusta, ese en el cual canta la mujer de Fairport Convention . (Con esto quiero decir que amo más el sonido templado de la mandolina).
En estos momentos escucho a Charles Manson “Look at Your Game Girl” una guitarra de palo y sueños de maniaco. Un bodrio.


*


“Casi no has vivido y, sin embargo, todo está ya dicho, ya terminado. No tienes más que veinticinco años, pero tu camino está trazado de antemano. Los papeles están distribuidos, las etiquetas: desde el orinal de tu primera infancia hasta la silla de ruedas de tu vejez, todos los asientos están listos y esperan su turno. Tus aventuras están tan bien descritas que la más violenta de las rebeliones no haría fruncir el ceño a nadie. Podrías bajar a la calle y hacer volar los sombreros de las gentes, cubrirte la cabeza de inmundicias, andar descalzo, publicar manifiestos, disparar balazos al paso de un usurpador cualquiera, de nada serviría: tu cama ya está hecha en el dormitorio del manicomio, tu cubierto ya está puesto en la mesa de los poetas malditos. Barco ebrio, miserable milagro: el Harrar es una atracción de feria, un viaje organizado. Todo está previsto, todo está preparado hasta el más mínimo detalle: los grandes impulsos del corazón, la fría ironía, el desgarramiento, la plenitud, el exotismo, la gran aventura, la desesperación. No venderás tu alma al diablo, no irás, en sandalias, a arrojarte dentro del Etna, no destruirás la séptima maravilla del mundo. Todo está ya listo para tu muerte: la bala de cañón que acabará contigo ya está fraguada desde hace mucho tiempo, las plañideras ya han sido designadas para seguir tu féretro. ¿Por qué habrías de escalar la cima de las más altas colinas, para tener que volver a bajar en seguida? Y, una vez abajo de nuevo, ¿cómo hacer para no pasarte la vida contando cómo lograste subir? ¿Por qué habrías de fingir que estás vivo? ¿Por qué habrías de continuar? ¿No sabes ya todo lo que tiene que ocurrir? ¿No has sido ya todo lo que tenías que ser: el hijo digno de tu padre y de tu madre, el valiente boy scout, el buen alumno que hubiera podido ser mejor, el amigo de infancia, el primo lejano, el apuesto militar, el joven estudiante pobre? Algunos esfuerzos, ni siquiera algunos esfuerzos, algunos años más, y serás el ejecutivo medio, el apreciable colega. Veterano de guerra. Uno a uno, como la ranita, escalarás los pequeños travesaños del éxito social. Podrás escoger, entre una amplia y variada gama, la personalidad que mejor convenga a tus deseos, la cual será adaptada cuidadosamente a tus medidas: ¿serás veterano condecorado? ¿Hombre culto? ¿Gastrónomo refinado? ¿Explorador de entrañas y corazones? ¿Amigo de los animales? ¿Dedicarás tu tiempo libre a masacrar con tu piano desafinado sonatas que no te han hecho daño alguno? ¿O bien fumarás tu pipa en una mecedora repitiéndote a ti mismo que la vida tiene sus cosas buenas? .” (George Perec "Un hombre que duerme")

No hay comentarios: