lunes, 6 de agosto de 2007

Tachar

Por Coctelmarx

Hay que fingir que uno no se aburre, que esta ocupado interesándose en los más diversos temas, abriéndose a la ciencia y con rudeza quizás a la matemática pura (por decir algo intangible hasta sus raíces) Pero no, siempre es siempre.
Lo que si, he perdido el respeto intelectual (que no es lo mismo que el moral) por todos y ando en ese sentido como en el aire, floto poderoso. ¿Por que negar el poder? , eso si, sólo como un juego, un bocado juglaresco, un síntoma biológico nada más.
Recorro el paso nivel que me lleva a casa. En principio un graffiti decía “lea a Marx” así a secas y simple. Con buena letra y en una ancha pared. Se veía elegante. Ahora pasé por ahí y alguien tachó Marx y arriba puso Bakunin. Son jóvenes (no por esos menos interesantes) pero es curioso, tachar un nombre por otro, una teoría, una creencia, una ideología, esa es la historia de la Historia , esa es la vida misma , ni Marx ni quien sea , el hombre es esa tacha. Ni el nombre que estaba antes ni el que viene después, el hombre es esa posibilidad de suprimir, de dialogar y de equivocarse (gracias a que tachó).
Me he metido en un optativo de ética, aunque jure no ser provocativo, más bien ser el alumno del rincón. Pero si me quedo ahí yo mismo me critico y si llego a los limites de la diatriba cristiana que la profesora esconde con agudeza (pero que yo he notado con creces) y decirle NO, nada de Revelaciones. Nadie vuela en un caballo con alas, para también involucrar al intocable Mahoma . En Ética necesitamos de una vez por todas ser laicos. En su más extremo significado.

Leo las cartas que Sartre le envía a su amado “Castor” (a Simone de Beauvoir) no se si tomar ese apodo como el acto mas tierno o el mas repulsivo. Lo leo no por que sea un gran fanático de él sino por que me fascinan las cartas.

Pero me aburre su obsesión por lo que llama “compromiso”, y sé de su escandaloso y arbitrario derecho de tachar a Baudelaire, a Flaubert y a quien se le cruce por delante cuando no coincida con su “proyecto”.
Tachar significa también, después de un tiempo borrar y remarcar con hidalguía el nombre que quizás precipitadamente se tacho con demasiada pasión.
Por eso Marx en el graffiti no estaba borrado (como tampoco lo estaba totalmente Heidegger para Sartre ,tras su curiosa “militancia”), solo tachado. Es un símbolo.
Ya es hora también que limpiemos los nombres de los que hemos tachado nosotros, quizás con rabia y poca delicadeza. Dios entre ellos.(¿de los que tachan?)


No hay comentarios: