Por Coctelmarx
El antiguo hebreo era pura ley, aunque de una extraña pureza. La ley para ellos era la materialización de lo absoluto. Esta se va a buscar al monte y se revela.
Ahí en las alturas casi se palpa la temperatura de lo infinito, ya que dios por primera vez se transformaba (o aspiraba) a ser UNO. O sea, cuando Moisés sirvió, dijo “mi”, he ahí la clave con los “tuyos” egipcios. La más grande escenificación del monoteísmo. Nicanor Parra lo graficó enfática y simplemente en esta frase:
“Yo Jehova declaro ser el ñato más choro del universo”
El pueblo era entonces producto de la ley, su “implemento”. El Hebreo se vio a si mismo como implemento, Báculo. Pueblo, senda, fin y promesa. En este camino se necesitaba leyes y no sólo las básicas en tanto el decálogo de las tablas sino también sanitarias y rituales como las del Levítico.
El pueblo paso a ser “su” pueblo mas formalmente, digamos directamente. Toda amenaza a esa “propiedad” se vería castigada.
El hecho que cuando Cristo aparece predica dentro de una extraña y “peligrosa” fuerza que hace temblar a los pulcros, que debilita los implementos.
En profundas metáforas lógicas, en parábolas se hizo muchos seguidores y discípulos.
La reflexión se oponía a la disciplina Farisea. De ahí una dura metáfora contra estos últimos. Una ley moral teológica jamás en su extremo buscara ser ética, he ahí los eternos cabezazos que da Kierkegaard en “Temor y Temblor” tratando de explicar el estado que movió a Abraham al sacrificio filial.
Las leyes se buscan ahora no el volcán Sinaí sino dentro del volcán interno, el corazón.
¿Es espiritual Cristo en sus mensajes?
Si y no. La búsqueda de Dios, de su ley, ya no era Geográfica como la de los antiguos, (los griegos creían en el Olimpo como sitio concreto, como los mapuches creen en los cerros como habitad del pillan) sino que ahora era abstracta.
¿Pero como podemos juzgar desde la abstracción? Con el perdón incondicional. O sea aboliendo los tribunales.
¿No hizo eso Jesús cuando suspendió con esa genial ironía la “justa” lapidación de la mujer adultera?: "Quien esté libre de pecado, que arroje la primera piedra"
Vio a los improvisados jueces no como implementos de la ley sino como las leyes abstractas interiores del corazón. O el corazón o la ley.
Si no hay juez no hay ley, si la ley se escribió de Dios entonces los jueces son implementos no corazones. ¿Importaba si ellos no estaban libres de pecado?. La sentencia de Jesús quedó a media ética, en un camino confuso. Jesús re-flexionó. Que es 'volverse dentro de sí'. Simbolizó su creencia.
Con eso nos dijo que la ley se abolía por que en su esencia no podía ser ejecutada por alguien que no sea perfecto. Lapidar no es malo, es quien puede hacerlo. El objetivo jurídico se complico hasta el infinito.
¿Por que ahora en materia de Cristianismo los tribunales siempre suenan erróneos e injustos? Por que la ley ya no es geográfica, concreta, esculpida con rayos, es sanguínea cardiaca y abstracta.
Las tablas de la ley necesitaban implementos y no hombres culposos, pecadores e impotentes que dejaran en total impunidad la ley de Dios por su falta de capacidad.
Las tablas de la ley necesitaban un pueblo limpio, sin pecado, necesitaba un pueblo sin corazón.
Cristo llegó, quizás muy espontáneamente, hizo de cirujano, de transplantista, había que poner corazones, descubrirse desde el interior. ¡Que gran revolución! , pero en palabras de Nietzsche ¿Qué incomprensible es “encolar” el Antiguo y el Nuevo Testamento? Que incomprensible es encolar la ley y el corazón.
El problema aquí, no es ni lo uno ni lo otro sino los dos. Cualquier volcán que dicte leyes va a ser polémico -del griego polemos- "perteneciente a la guerra" ya sea exterior como interior, la geografía moral es guerra, la ley necesita de caminata (Moisés escala un monte) la geografía moral, en tanto Kant, se define en la guerra entre lo externo o lo interno. Si es que decir esto es válido.El yo trascendental descubre por la razón-y no por la caminata- el imperativo categórico que en rigor es otra tabla más de piedra.
Ahí en las alturas casi se palpa la temperatura de lo infinito, ya que dios por primera vez se transformaba (o aspiraba) a ser UNO. O sea, cuando Moisés sirvió, dijo “mi”, he ahí la clave con los “tuyos” egipcios. La más grande escenificación del monoteísmo. Nicanor Parra lo graficó enfática y simplemente en esta frase:
“Yo Jehova declaro ser el ñato más choro del universo”
El pueblo era entonces producto de la ley, su “implemento”. El Hebreo se vio a si mismo como implemento, Báculo. Pueblo, senda, fin y promesa. En este camino se necesitaba leyes y no sólo las básicas en tanto el decálogo de las tablas sino también sanitarias y rituales como las del Levítico.
El pueblo paso a ser “su” pueblo mas formalmente, digamos directamente. Toda amenaza a esa “propiedad” se vería castigada.
El hecho que cuando Cristo aparece predica dentro de una extraña y “peligrosa” fuerza que hace temblar a los pulcros, que debilita los implementos.
En profundas metáforas lógicas, en parábolas se hizo muchos seguidores y discípulos.
La reflexión se oponía a la disciplina Farisea. De ahí una dura metáfora contra estos últimos. Una ley moral teológica jamás en su extremo buscara ser ética, he ahí los eternos cabezazos que da Kierkegaard en “Temor y Temblor” tratando de explicar el estado que movió a Abraham al sacrificio filial.
Las leyes se buscan ahora no el volcán Sinaí sino dentro del volcán interno, el corazón.
¿Es espiritual Cristo en sus mensajes?
Si y no. La búsqueda de Dios, de su ley, ya no era Geográfica como la de los antiguos, (los griegos creían en el Olimpo como sitio concreto, como los mapuches creen en los cerros como habitad del pillan) sino que ahora era abstracta.
¿Pero como podemos juzgar desde la abstracción? Con el perdón incondicional. O sea aboliendo los tribunales.
¿No hizo eso Jesús cuando suspendió con esa genial ironía la “justa” lapidación de la mujer adultera?: "Quien esté libre de pecado, que arroje la primera piedra"
Vio a los improvisados jueces no como implementos de la ley sino como las leyes abstractas interiores del corazón. O el corazón o la ley.
Si no hay juez no hay ley, si la ley se escribió de Dios entonces los jueces son implementos no corazones. ¿Importaba si ellos no estaban libres de pecado?. La sentencia de Jesús quedó a media ética, en un camino confuso. Jesús re-flexionó. Que es 'volverse dentro de sí'. Simbolizó su creencia.
Con eso nos dijo que la ley se abolía por que en su esencia no podía ser ejecutada por alguien que no sea perfecto. Lapidar no es malo, es quien puede hacerlo. El objetivo jurídico se complico hasta el infinito.
¿Por que ahora en materia de Cristianismo los tribunales siempre suenan erróneos e injustos? Por que la ley ya no es geográfica, concreta, esculpida con rayos, es sanguínea cardiaca y abstracta.
Las tablas de la ley necesitaban implementos y no hombres culposos, pecadores e impotentes que dejaran en total impunidad la ley de Dios por su falta de capacidad.
Las tablas de la ley necesitaban un pueblo limpio, sin pecado, necesitaba un pueblo sin corazón.
Cristo llegó, quizás muy espontáneamente, hizo de cirujano, de transplantista, había que poner corazones, descubrirse desde el interior. ¡Que gran revolución! , pero en palabras de Nietzsche ¿Qué incomprensible es “encolar” el Antiguo y el Nuevo Testamento? Que incomprensible es encolar la ley y el corazón.
El problema aquí, no es ni lo uno ni lo otro sino los dos. Cualquier volcán que dicte leyes va a ser polémico -del griego polemos- "perteneciente a la guerra" ya sea exterior como interior, la geografía moral es guerra, la ley necesita de caminata (Moisés escala un monte) la geografía moral, en tanto Kant, se define en la guerra entre lo externo o lo interno. Si es que decir esto es válido.El yo trascendental descubre por la razón-y no por la caminata- el imperativo categórico que en rigor es otra tabla más de piedra.
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