miércoles, 22 de septiembre de 2010

Diario


André Kertész (El tenedor 1928)



Sainte- Beuve, en lo siguiente, no define solamente a Joubert sino a muchos de nosotros:


“No pudo ser menos autor, fue uno de esos ingenios felices que dedican la vida a pensar, a conversar con los amigos, a reflexionar en la soledad, a meditar una gran obra que nunca llevará a cabo, y que sólo fragmentariamente llega hasta nosotros”.


¿Cuantos Joubert , Chateaubriand harán clases en colegios de comunas provincianas aportando su delicado tiempo a la educación infantil?, y sin embargo no sólo son inútiles para el gobierno del escritorio “la burocracia”, sino son totalmente inútiles para llevar a alguien al éxito. Por que han pensado sólo en cosas sencillas, ajenas a la técnica y reñidas con la torpe finalidad humana de la especialización ciega.


Compro en una vieja librería los pensamientos de Joubert .“Hemos filosofado mal” o “Hay que adornar nuestro punto de vista” nos dice el francés. Algún tipo de magia arrincona a este libro en las estanterías esperando el único cliente, que pasados muchos años lo tomara, lo abrirá , dará un suspiro y lo comprara sin regatear ni un peso.

¿Que importancia tienen los monumentos? nos dice con poesía Emerson, la importancia es la confianza en sí mismo. Cuando asumimos que lo más importante de todo es que el exclusivo espectador de la gran obra vital preparada en el vacío del día a día, debe ser uno mismo, entonces se comprende que no hay necesidad de una aceptación literaria mas allá de nuestro propio espíritu y que este sólo se regocija en el ensanchamiento de esa percepción, es decir, que escribir tiene como único objetivo una homeostasis personal.



También en la librería, tome ese viejo libro de Gregorio Marañon sobre Amiel, su análisis me es ajeno, no lo compro , lo he leído y su teoría de la super-diferenciación no me es cómoda para explicar la timidez de Amiel. Solo me llama la atención del libro un timbre en su primera página. Dice: Colegio de la Florida. ¡Que diablos hacía un estudio sobre Amiel en un colegio de la Florida! (y lo más probable es que haya sido robado por un alumno urgido de monedas , que jamás sabrá que por sus manos pasó algo de Amiel y que sólo despues de venderlo a un precio ridículo , corrió feliz al parque a fumar unos nerviosos cigarros)

La casualidad literaria es tan pedregosa, arbitraria, ¿Cómo caen semejantes libros en lugares tan mudos, lejanos imposibles? Tal como se deposita la luz de un espíritu francés en un niño observando la pichanga de tierra. Casualidad, empuje, que solo demanda de ese niño, esfuerzo, valentía y voluntad. Esa tierra que se levanta con el deporte jamás se ira de su ropa, sin embargo, la casualidad del paradero del espíritu dará a ese niño de por vida la posibilidad de hacer de esa providencia, un constante perímetro poético en su pensamiento.



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“Todos esos artistas saben bien lo que hacen, pero no saben lo que hay que hacer.”

“Platón . Hay que respirarlo, si se me permite decirlo así, pero no alimentarse de él”

“La religión cristiana trata a los hombres como a niños, y lo son”

“El mayor inconveniente de los libros nuevos es que nos impiden leer los antiguos”

“Pedir una autoridad antigua para cada opinión nueva”

“Esos pensamientos que se nos ocurren súbitamente y que aún no nos pertenecen”


(J. Joubert. Pensamientos)


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