Theodore Gericault – Retrato de Lord Byron
El objeto de mi libro soy yo....Montaigne nos enseño lo principal, por eso cuesta enormemente cruzar la ciudad a pie (porque ya se debería tener un auto, o un departamento además de un alma...) con ese objeto de estudio que nadie conoce mas que yo es imposible participar de cualquier ceremonia colectiva , desde la votación de viejitos de la sociedad de escritores de chile (en estos momentos veo las fotos de la elección y pensaba si algún día participaría de un rito tan geriátrico como ese) hasta ceremonias de lecturas donde los escritores van a amasar un nombre . El escritor necesita un público y por esto es necesario el roce con todos los animales posibles , el pensador, el diarista se desespera en solitario, pienso en el diario de Lord Byron: “Únicamente salgo de casa para renovar mi apetito de soledad" , anota en el Diario de Londres.
Siento esas congregaciones literarias como pequeñas diálisis del yo, que no soportándose sólo, necesita mediante máquinas sociales purificar su sangre.
No se han dado cuanta que estar acá (en el mundo) es terrible (podemos llamarle también maravilloso sin excluir la palabra terrible, la contradicción acá extrañamente enriquece)
Sigue Byron: “Nunca consigo hacer que la gente entienda que la poesía es la expresión de las pasiones excitadas, y que no hay tal cosa como una vida de pasión así como no existe un continuo terremoto, o una fiebre eterna. Además, ¿quién podría siquiera afeitarse en tal estado?”. La poesía como pathos, se padece , ¿habrá tiempo entonces para las cosas como cruzar la ciudad? , ¿votar por un viejito que presidirá la organización de libros? , ¿para bellas frases de gente excéntrica?, ¿para olvidar que estamos condenados? , esperando el santo y seña de la putrefacción.
Lord Byron escribe “Cuatro o cinco razones a favor de un cambio” a bordo de la fragata Volage, el 22 de mayo de 1811 (que curiosamente son siete):
1º A los veintitrés lo mejor de la vida ha pasado y sus amarguras se recrudecen.
2º He visto a la humanidad en diferentes Países y en todos ellos la encuentro igual de despreciable, en todo caso la Balanza se inclina a favor de los Turcos.
3º Estoy asqueado.
“Me jam nec faemina...
Nec Spesanimi credula mutui
Nec certare juvat Mero.
[En cuanto a mí, ni mujer...
ni esperanza crédula de un corazón que me corresponda,
ni muchacho, me agradan...] *Cita de Horacio Odas
4º Un hombre que está cojo de una pierna está en un estado de inferioridad corporal que aumenta con los años y habrá de hacer su vejez más desagradable e insoportable. En cualquier caso en otra existencia espero tener dos si no cuatro piernas como compensación.
5º Me estoy volviendo egoísta y misantrópico, algo así como el «jovial Miller»: «Nadie me importa a mí y a Nadie le importo yo»
6º Mis asuntos en casa y en el extranjero son lo bastante deprimentes.
7º He saciado todos mis apetitos y muchas de mis vanidades, ay, incluso la vanidad de ser autor.
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Siento esas congregaciones literarias como pequeñas diálisis del yo, que no soportándose sólo, necesita mediante máquinas sociales purificar su sangre.
No se han dado cuanta que estar acá (en el mundo) es terrible (podemos llamarle también maravilloso sin excluir la palabra terrible, la contradicción acá extrañamente enriquece)
Sigue Byron: “Nunca consigo hacer que la gente entienda que la poesía es la expresión de las pasiones excitadas, y que no hay tal cosa como una vida de pasión así como no existe un continuo terremoto, o una fiebre eterna. Además, ¿quién podría siquiera afeitarse en tal estado?”. La poesía como pathos, se padece , ¿habrá tiempo entonces para las cosas como cruzar la ciudad? , ¿votar por un viejito que presidirá la organización de libros? , ¿para bellas frases de gente excéntrica?, ¿para olvidar que estamos condenados? , esperando el santo y seña de la putrefacción.
Lord Byron escribe “Cuatro o cinco razones a favor de un cambio” a bordo de la fragata Volage, el 22 de mayo de 1811 (que curiosamente son siete):
1º A los veintitrés lo mejor de la vida ha pasado y sus amarguras se recrudecen.
2º He visto a la humanidad en diferentes Países y en todos ellos la encuentro igual de despreciable, en todo caso la Balanza se inclina a favor de los Turcos.
3º Estoy asqueado.
“Me jam nec faemina...
Nec Spesanimi credula mutui
Nec certare juvat Mero.
[En cuanto a mí, ni mujer...
ni esperanza crédula de un corazón que me corresponda,
ni muchacho, me agradan...] *Cita de Horacio Odas
4º Un hombre que está cojo de una pierna está en un estado de inferioridad corporal que aumenta con los años y habrá de hacer su vejez más desagradable e insoportable. En cualquier caso en otra existencia espero tener dos si no cuatro piernas como compensación.
5º Me estoy volviendo egoísta y misantrópico, algo así como el «jovial Miller»: «Nadie me importa a mí y a Nadie le importo yo»
6º Mis asuntos en casa y en el extranjero son lo bastante deprimentes.
7º He saciado todos mis apetitos y muchas de mis vanidades, ay, incluso la vanidad de ser autor.
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