martes, 9 de junio de 2009

Diarios


“Desapareciendo busto de Voltaire” - Salvador Dalí



Cuando se acaba el estudiante se acaba la vida, pero no veo al estudiante como el parásito de la institución, lo veo como un simple hombre afiebrado, alerta, loco y sin futuro. Cuando esa vida se le exige terminar y comienza la próxima, la del trabajo, uno ya esta acabado, no volverá a ser el mismo ni tampoco alcanzara lo que debiese. Dilatar ese momento lo más posible, para poder en esa resistencia temporal, crear un refugio de ideas que puedan soportar las humillaciones de la vida, partiendo por la primera, obedecer.




Este extraño mueble de ideas nunca será comprendido, pero posee un valor ciego para familiares y amigos, un valor subjetivo y mudo. Algo hay pero sin peso social. Y no hay aristocracia que lo proteja. Su clase social hará lo lógico, le buscará desesperado, como a un perro sus pulgas, su fuerza de trabajo.




Quieren respuestas, pero de preguntas no hechas, quieren seguir mi ejemplo pero no saben quien soy y para donde voy, pero tengo un tono, un aura que proyecta algo muerto, mejor dicho algo que sabrá morir. Hay algo de valor en un hombre que aún no se le fija precio, no por que no lo tenga , sino por que resiste, sólo en la palabra.




Esta conciencia que nació gastada, se depositó en su estructura social como la mayor ironía económica desde los bolcheviques. Esta conciencia ve, sabe, pero le esta vedado moverse, expandirse, es el suplicio del jefe de familia torturado a tal punto por su verdugo, que le hace presenciar la muerte de cada uno de sus familiares. Así veo yo los fenómenos, como familiares ajenos pero imprescindiblemente sanguíneos, desde la desesperación de un convicto maniatado, condenado a no ser nada, a ver morir las cosas. Mientras, por un milagro misterioso las supera, las vive.




El tiempo el único monstruo que me derrota haciéndome reír, sólo me da un pequeño momento de lectura, otro de amor y por último se viste de oro, me da el gran momento, es decir se convierte en tedio.


Voltaire…"Ese Hombre desagradable que hizo tanto bien” (Paul Valery)


Encuentro ridícula la sinceridad, es como pedirle sinceridad a una radiografía. El organismo se deja ver como un sistema pero jamás veremos al espíritu absoluto traspasado por rayos x. Uno nunca es sincero, ni en el sueño. Todo el drama de la vida debe ser conducido sin esa esperanza de sinceridad, aquí estoy yo entonces, aquí esta hecha una especulación eterna que gracias a no ser sincera, existe.


¿Cómo la palabra absoluto llego a significar alguna vez algo? , la palabra que prueba que la gramática nos aplasta. "En arkhe en ho Logos". ¿Uno habita en el lenguaje o sólo es un huésped que no esta a su altura?


Lo que me sorprende de las disciplinas es que se acurrucan para poder definirse. La filosofía no escapa a ser un pobre niño con frío.



La academia hunde de tal modo que vuelve irreconocible a los jóvenes. Los aniquila tan tristemente que los vuelve correctos ideales.





No hay espacio para Dios en estos días. Todo espacio se consume cuando se mide. No es casual la particularidad de esos Cristos mensurados y fisiológicos del Renacimiento. Y dios ya esta medido, por ende puede pudrirse.



“Os ruego- dice Voltaire de Jesús- que no me hagáis oír de nuevo el nombre de ese hombre”


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