“Hace falta, pues, una gran fuerza de heroica resistencia a los destinos o, si se prefiere, de heroica aceptación de los destinos, para poder decir que es tragedia lo que un hombre o un pueblo crean en su vida.” (Roland Barthes)
“La rosa es sin porqué, florece porque florece”. Este verso del místico poeta polaco Angelus Silesius interesó tanto a Borges como Heidegger , al primero para provocarlo y para devolver el porqué a las cosas y al segundo para pensar el fundamento.
Dice Borges : “...la rosa es sin porqué, leemos en el libro primero del Cherubinischer Wandersmann [el Peregrino Querubínico] de Silesius. Yo afirmo lo contrario, yo afirmo que es imprescindible una tenaz conspiración de porqués para que la rosa sea rosa.”
Por el contrario Heidegger disecciona el fundamento de la rosa y la contrasta con el del hombre : “El hombre, a diferencia de la rosa, vive a menudo mirando de soslayo el modo de su efectividad en el mundo; una atención en la cual, atendemos a nosotros mismos.” [La Proposición del Fundamento, Lección V]
Lo que le devuelve su condición de trágico es que el hombre también es víscera, órgano, anomalía, a merced eterna de la entropía, por esto se puede entender a Silesius en la metáfora de la rosa, a su vez que no puede desentenderse el organismo, ese jardín expuesto a las plagas.
Si la ciencia quiere expandir el cómo (entendiéndolo para combatirlo) y el para (en un requerimiento técnico de dominación) con la ingenua misión de llegar al porqué más radical, es por esa comunión intrusa entre lo orgánico y lo espiritual, ese límite difuso y doloroso, semántico. ¿Podríamos decir entonces por ejemplo?:
El cáncer es sin porqué, florece por que florece.
Si Borges extiende místicamente el porqué a todos los elementos, ¿Pensando quizás que la poesía es un juego? Heidegger lo deposita en el Hombre por su condición de guardián de los entes. El verdadero fundamento es el ser (donde la poesía es la verdad). ¿Distinta fe poética? Por el tono de sus porqués es que se conoce a los hombres.
El hombre está condenado a buscar el fundamento incluso cuando este repose en sus vísceras y se comporte como una rosa.
No hay ni unión exclusivamente biológica ni separación absolutamente espiritual. El organismo, la célula, la anomalía interviene en lo humano, el espíritu no puede sosegarse cuando no hay porqué. Quizás se le reconozca esta vacante de porqué en una rosa , ¿pero en el hombre? El cáncer florece sin un porqué, pero el cáncer no tiene pétalos, ni es poesía ni estética , el cáncer es factor entrópico de una finitud, el cáncer como fenómeno patológico no tiene fundamentos sino puras consecuencias . Pero su efecto psicológico busca un porqué. El cáncer dada su urgente condición de exterminio, anomalía , malestar , pide ambas preguntas , se mueve de aquí por allá, sabemos el cómo, y es por eso mismo que el porqué le queda distante y problemático.
La Naturaleza, seductora en tanto ciega y mil veces ciega, sin propósito ni final , pura fuerza silenciosa en el significado , y aullante en el efecto. No acepta predicado alguno ,ni redención, ni nada que nosotros los hombres digamos de ella. Sólo queda entenderla en un reducido espacio, en una habitación de lo entendible que no es toda ella sino una adecuación mental de lo que nuestra cultura, historia y pensamiento nos hace poseedores, pero que nunca se identificará plenamente con su ceguera sino que sólo generara un dominio perdido, erróneo y auto aniquilante. El entendimiento mítico en tanto intemporal y fundante siempre estará en mayor sintonía con ella que la mensura científica. Thoreau nos dice en sus Diarios : “No sé dónde encontrar en alguna literatura, sea antigua o moderna, algún relato solvente sobre esta Naturaleza con la que estoy en contacto. Lo que más se acerca es la mitología”
El arte dionisiaco puede generar un sentido trágico del existir que deviene en una especie de porqué estético. Una condición trágica que valga la pena. Aceptar el destino como un fundamento invertido. La fortaleza trágica del hombre, debe seguir la de Prometeo, como la de un Héroe lúcido : “No me sucederá ninguna desgracia que no haya previsto”.
El fundamento, el porqué del cáncer, sólo se justifica si ya antes lo hemos pensado, su fundamento es haberlo advertido. El cáncer florece en tanto hay un organismo que lo padece y que lo piensa, a diferencia de la rosa que, porque se anestesia del pathos puede llegar a ser aisthetikê. Lo esencial: hay que aprender heroicamente a soportar y glorificar nuestra condición trágica.
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