sábado, 30 de octubre de 2010

Diario




"¿He extraído todo el partido posible para mi felicidad de las situaciones que el azar me ha puesto durante los nueve años que acabo de pasar en París? ¿Soy un tipo sensato? ¿Poseo un auténtico sentido común?

¿Tengo una inteligencia notable? La verdad es que no lo sé. (...)

No me conozco a mí mismo, y esto, cuando algunas noches pienso en ello, me deja desolado. ¿Soy bueno, malo, inteligente, tonto? ¿He sabido tomar partido de las circunstancias en que me ha puesto la omnipotencia de Napoleón?".


Por favor cambiemos la palabra "Napoleón" por "Mercado", la frase sigue intacta, profunda, extraña y magnífica. Es del libro “Recuerdos de egotismo” de Stendhal al igual que esta :

"Pocos de esos grandes hombres a quienes tanto amé me adivinaron. Hasta creo que me encontraban más aburrido que a cualquier otro". No hay mas que decir: certero, un amigo intelectual que no pierde nada de frescura en estos tiempos apáticos.

Estudiar mas sobre el fenómeno de la cristalización del Amor en Stendhal. Es una mirada romántica claro, pero muy bella. El amor se cristaliza en una persona, la idea se encarna aunque esta persona no cumpla a cabalidad todos los requerimientos de esa idea. La cristalización es un fenómeno inevitable. Es el único idealismo que, a fuerza de su belleza literaria, acepto.

La duda si se es inteligente o no, duda que permanece en nuestro honesto e innegable interior, es maravillosa. Aunque la inteligencia o el genio heredado es despreciable, ingenuo e insatisfactorio frente a la voluntad de crearse a fuerza , esa duda resplandece en ciertas noches como en Stendhal y permanece por siempre en la incertidumbre. Lo más probable es que no lo seamos.

“Llegué a París, al que encontré peor que feo, insultante para mi dolor, con una sola idea: no ser adivinado” , nos dice Stendhal.

Esa es nuestra única misión en toda circunstancia, no es cristalizar ideas , ni dudar nocturnamente de nuestra inteligencia , simplemente no ser adivinados...

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