Si yo fuese italiano y tuviese al imperium romano a mi espalda también me habría hecho futurista. Pero como en mi espalda tengo sólo el apoyo de mi eterno sueño, que prolongo en cada vértebra que quiera entregarse al ocio sereno del que ya sabe como rueda esta maquinaria, sólo reconozco el saber como esos sinónimos forzados, o sea como un sufrir. El barco ha soltado las amarras, es fácil augurar un futuro cuando se le teme al mar. Le he dicho a los dioses que vuelvan, no me he peleado con ellos pero ellos sí conmigo. Hablo su idioma porque también fui un hostigador de la naturaleza, pero ahora he dejado todo en manos de la serenidad con las cosas , en manos que son hechas para soltar, porque este es un acto de espíritu pero también de músculos.
Si yo fuese griego y tuviese al hombre pensante a mis espaldas me habría hecho persa. ¿Qué extraños episodios me llevaron a Papini?, no lo quería, me fue arrojado, como un deber del futuro, la literatura es una estación gasolinera y mi mundo técnico responde a esa combustión , ética y estética son distintas especies de mi naturaleza, ambas no dependen exclusivamente de la musculatura espiritual. Ambas sufren de un divorcio peligrosamente inaceptable. Este hombre me fue arrojado, yo no le quiero ni el a mí. Los libros son excelentes niñeras y bien elegidos hasta una familia ideal. Inventemos un nombre, seamos por una vez en esta perra vida neologistas para no caer en esquizofrenias , este hombre que me fue arrojado ha escrito “sin que yo lo supiera” (y eso es lo insoportable) cosas terriblemente parecidas a las de este cóctel. Nunca quise tener noticias sobre él, es más ahora me incomoda, ya no son edades para la influencia. Uno ya no se influencia, se encanalla, se duerme, se mata. Pienso que esto para mi es fatídico, pero ni siquiera me quejo. Me acuerdo de un vecino esquizofrénico que pedía para las navidades sólo un poco mas de realidad. ¡Y nosotros tan hastiado de ella! El sólo mendiga realidad. Y nosotros lo único que pedimos que la literatura se calle , que el hombre se calle , que no existan mas estas correspondencias atroces...
Leo en sus páginas su siguiente presentación:
"Soy un hombre que quiso vivir una vida heroica y hacer el mundo más soportable a sus propios ojos. Si en algún momento de debilidad, de cansancio o de necesidad, dejé salir vapor, un poco de cólera hirviendo que se refresca con las palabras, un sueño apasionado, envuelto en imágenes, bien, tómenlo o déjenlo... pero no me incomoden".
Y sigo insomne con este nuevo continente , que me promete oro pero al final me trastorna y me llena de flechas venenosas…:
"Un semisalvaje inquieto que quiso iniciarse en las más refinadas drogas de una cultura corrompida. Animalesco de origen y de vocación, quiso costearse todas las formas del epicureísmo cerebral de nuestro tiempo. En esa dilapidación maniática adquirió un olfato perverso para las más extremas ideologías que reforzaron su barbarie originaria. Un espíritu que combina, de modo atroz y atractivo, la agudeza del cínico y la torpeza del bruto. Su cerebro era, a ratos, capaz de rebasar los más exasperantes modernismos, pero su alma se había vuelto más árida y más cruel que la de sus antepasados modernos".
Entonces sale a la luz la gran verdad, este hombre (si es que lo es) no es un escritor, es un continente, reservado para marinos distraídos que no se conocen entre si, es una especie de evangelio que llega y con un gesto como el de Jesús les dice, acompáñame y uno (no teniendo nada que hacer) lo hace y exclusivamente por pura casualidad se hace bueno. ¿Acaso Henry Miller no tuvo mi misma reacción? (y esto ya me deja como el esquizofrénico de mi barrio mendigando un poco mas de realidad) , Henry Miller (otro marino distraído y lascivo) nos cuenta así su geográfico arribo:
"Necesitaba algo que me reconciliara conmigo mismo. Anoche lo descubrí: Papini. No me importa que sea un chauvinista, un pequeño cristero o un pedante miope. Como fracaso es maravilloso... ¡Los libros que leyó, a los dieciocho años! No sólo Homero, Dante, Goethe, no sólo Aristóteles, Platón, Epícteto, no sólo Rabelais, Cervantes, Swift, no sólo Walt Whitman, Edgar Allan Poe, Baudelaire, Villon, Carducci, Manzoni, Lope de Vega, no sólo Nietzsche, Schopenhauer, Kant, Hegel, Darwin, Spencer, Huxley, no sólo éstos, sino todo el enjambre de mediocres que hay entre ellos".
Los dioses se han reconciliado, por ende dan, pero al que da yo no le reconozco divinidad, en eso se basan nuestras pugnas. Papini es el sexto continente, me ha dejado en paz por unos minutos con la divinidad, en palabras de él: “ Soy el único hombre que se ha matado a sí mismo y que sigue viviendo".
1 comentario:
Tendré que leer a ese marinero sobreviviente de sí mismo
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