martes, 19 de mayo de 2009

Los últimos quince minutos del curso de filosofía en seis horas y cuarto...Algo sobre Gombrowicz


“La profunda verdad de la dialéctica de Hegel (tesis-síntesis) aparece aquí. En estas condiciones es imposible exigir al hombre que sea-armonioso, que pueda resolver nada de nada. Impotencia fundamental.

Ninguna solución.

A la luz de estas reflexiones, la literatura que considera que puede arreglarse el mundo es la cosa más idiota que imaginarse pueda.

Un pobre escritor que se crea dueño de la realidad es una ridiculez. ¡Ay, ay, ay! ¡Huf!”

( Witold Gombrowicz “Curso de filosofía en seis horas y cuarto”.)



Creo que el cáncer del final de su vida le dio a Witold Gombrowicz la facultad de decir: esta teoría no vale o si es que vale no hay que creerla mucho, este filósofo es necio y dice tonteras este otro intentó algo errado, la facultad de la sentencia de muerte le obligó a escribir (o dictar, ya que originalmente eran especies de clases particulares a su esposa y a un amigo donde estos tomaban apuntes y lo consolaban) “Curso de filosofía en seis horas y cuarto”.

Así es, cuando sintamos todos esta facultad ya no temeremos al estilo, gritaremos, desafinaremos y lo principal, nos creeremos los mejores, por el momento sólo cabe encerrarse en el útero del adolescente marginal, es decir en una pieza de madera 5 por 4 (que no esta facultada para aislar los sonidos de las balas) y desde ahí pensar como solucionar el dilema de la vida.

Un día cambie mi máquina de escribir por un lente fotográfico gran angular, pensé que quizás haciendo fotografías lograría algo. No lo logre. Pero la permuta fue interesante, no era el momento de escribir, era el momento de ver, pero si incluso ambas cosas no me quedaron, llegó el tiempo de escuchar. Y ahí no se necesitarán más aparatos. Sólo uno ahí parado en el frío matinal del trabajo, esperando el bus que lo llevara a la muerte diaria. Pobre y sin vida, pero por dentro el más fuerte afluente de facultades narrativas que haya pasado desde que el hombre dejó a Dios en silla de ruedas , sólo por esto, nos quedaremos mudos eternamente.

Los hombres también son cosas, no porque hayan caído sino que las cosas han tomado mayor importancia, Sartre nos quiso enseñar algo así, no le hemos tomado en serio. Que apuñalen a un tipo cerca mío (como efectivamente ocurrió, ocurre y seguirá ocurriendo en los secos pantanos de mi barrio) me hace sentir Jean Genet, en el barro veo como se retuerce, va morir. Tomemos a Sartre en serio en esta noche cuando la sangre cuaja y la ambulancia no llega, me he criado aquí, no saldré de esta celda. Mi deber es sólo salvaguardar las cosas, ¿Cómo? Con el cáncer de Gombrowicz, al que no le importan ni Kant ni Hegel por que va a morir y los toma a la ligera y "escribe" ese libro irónico llamado: ”Curso de filosofía en seis horas y cuarto”, me pregunto ¿ tomó alguien en cuenta esos últimos quince minutos del título? ¿Cuánto de vida le queda a este tipo que nos hace semejante broma? Y esa es la mejor parte para filosofar, el cáncer lo ha hecho poderosamente miserable y lo hace sentirse con sus dolores y todo, superior a los pensadores que aborda. ¿Por qué no sentirse superior a Dios? El trabajo del ateo es tan duro como el del obrero con el frío matinal día a día destrozándole la cara de por vida…


Estos últimos quince minutos de miseria me han hecho rico. El sufrir de una pequeña ciudad da la comodidad de una celda, óptima para sentarse y escribir, estamos en esas horas cruciales, ¿Qué consuelo le diremos al apuñalado de mi barrio? Ninguno, Schopenhauer le diría: “Una vez que la muerte ha puesto término a una conciencia individual, ¿sería deseable que esta misma conciencia se encendiese de nuevo para durar una eternidad? ¿Qué contiene la mayor parte de las veces? Nada más que un torrente de ideas pobres, estrechas, terrenales, y cuidados sin cuento. Dejadla, pues, descansar en paz para siempre.”

Somos nada más que personajes de una gran novela que alguien tendrá que relatar, (como hace Gombrowicz con el pensar, concediéndole quince minutos más) quizás uno empezará por un lado y otro le seguirá por su opuesto y como en un gran túnel mental, se encontrarán en el centro, se darán la mano y se dirán buen trabajo, y si no, se irán a la mierda como lo han hecho toda su vida…




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