“La Historia , sin embargo, tiene indudablemente sus propios placeres estéticos, que no se parecen a los de ninguna otra disciplina . Ello se debe a que el espectáculo de las actividades humanas, que forman su objeto particular, esta hecho, mas que otro cualquiera, para seducir la imaginación de los hombres.”
Marc Bloch, “Apologie pour l'histoire ou Métier d'historien”
La historia en su término más simple, con minúscula, denota un cuento, algo que se relata, muy relacionada con la ficción, somos aficionados a “contar una historia”. Luego el término History , así en ingles, comenzó a denominarse a la Historia como conocimiento (científico ¿?) e “story” a su relato cotidiano, referida anteriormente a lo que decía como “contar una historia”. Este detalle gramático es muy importante por que adquiere mayor profundidad si pensamos en la historicidad del hombre, simple y común, y a su vez la imposibilidad de escapar a esa historicidad, el hombre arrojado y sin otra opción histórica que la de la generación que le corresponde, imposibilitado de no ser heredero y a su vez imposibilitado de no heredar. Estas circunstancias por una parte lo fijan a un periodo determinado atrapándolo en el devenir político, social, institucional y cultural. El hombre es toda herencia que tendrá que disfrutar, padecer o cambiar, por ende es todo futuro. Incluso el que se ilusione de prescindir, en un truco nemotécnico como el protagonista del film “Memento” el cual pierde la memoria y tiene que valerse de pequeñas y constantes notitas como de fotos Polariod, no puede escaparse a “la gran circunstancia”, al hecho político cultural y social del territorio del que constantemente se olvida. Entonces la Historia es puro acaecer, propio del homo históricus. Todo hombre es su guardián y su paciente.
Pero también el hombre crea una Historia , una disciplina, una Historia como conocimiento, ya no basta ese homus sapiens primitivo donde el tiempo pasa por él, “tradicionando”, mistificando, pero aún no haciéndose conocimiento. Los griegos como en el mayor campo del pensamiento fueron los pioneros en crear este conocimiento histórico, Heródoto (484- 425 a. C.) fue el primer gran historiador si así se le puede llamar a un tipo de “literatura” basada en experiencias colectivas , escritas para perpetuarse en el tiempo, superando las fábulas y fijando cronología, también con cierta mirada antropológica a los pueblos vecinos como los persas y egipcios, aunque en cierta forma carecía de esa universalidad moderna, era Historia por y para los griegos (aunque: ¿ Existe realmente la Historia fuera de ese para y por? ). Polibio de Megalópolis (200 adC. - †118 adC.) dió un paso mas allá , ideó y deseo una primitiva Historia Universal, la Historia no podía estudiarse en forma separada , por que no se podría entonces comprender el todo sin la concordancia de sus partes, al igual que a un animal es imposible conocerlo sólo por la observación aislada de uno de sus miembros. La Historia en Polibio es entonces como un ente orgánico y además una gran arma de comprensión para afrontar las vicisitudes de la fortuna.
Para los griegos pre- socráticos recién abandonando su indigenismo debió haber sido difícil haber convivido con la dicotomía entre una concepción de la Historia, tal como ellos la concebían siendo herederos y observadores de la “naturaleza” siempre cíclica y lo que yo llamo el característico temor del Hombre al Status Quo. Este terror que en los griegos trágicos se asumía con la total afirmación de la vida, no dejaban de sentir sin embargo, en el pasado, un tiempo más “valioso”, y este término es el que mas se ajusta si tomamos la escenificación de Hesíodo (siglo VIII A.C.) en cuanto a las edades del hombre pasadas, tomando metáforas desde los metales mas preciosos hasta los mas vulgares, (edades de oro, plata, bronce, la era de los héroes y hierro). Daniel, el profeta también usaría una alegoría similar para definir las edades del hombre, pero su diferencia radica en que esta última posee la típica visión escatológica de los judíos que en los griegos no existía. Pues bien el problema de la Historia como la conocemos solo se puede entender en su mas vivaz radicalidad en cuanto a la tradición judío - cristiana, su escatología, proyección y providencia forjó el espíritu occidental hasta el presente. Si en los griegos este espíritu estaba atrapado en su matriz circular, en el Medievo la Historia como herencia de lo judío y cristiano, se dispara, adquiere propósito y dirección lineal. Esta Historia se entiende ahora, en el Medievo, como el gran plan divino para el Hombre, totalmente providencialista, esta pierde no con gran pesar el poco de rienda que el conocimiento griego le brindo por un lapsus. Aunque paradójicamente este conocimiento griego en la alta Edad Media consistía principalmente en Platón influenciando al providencialismo Agustiniano y por ende en la búsqueda de la Verdad- buena, o sea como un imán escatológico para las almas cristianas, esto traía un no pequeño problema a superar, la verdad o era recibida intuitivamente o lo hacía por un esfuerzo (parecido problema tendrían los reformistas luteranos en cuanto al problema de la fe dada o las buenas acciones , gracia estática versus acción). El segundo tiempo de la Edad Media intentó reparar esa merma, San Anselmo y Santo Tomas, este último gracias a Aristóteles, intentaron dar un camino de razón para la especulación cristiana de la fe. Tenemos razón, entonces por algo nos fue dada, por ende usémosla, conozcamos sin temor. Con Dante podemos ver una especie de estética histórica, ya que trata de romper consciente o no, el providencialismo agustiniano, virar la Historia como plan a un sentido en si mismo. Es el como apreciaremos Roma ¿como un plan divino? o sea fuera de sus límites, excedida y por ende al final desechada, o como Roma en sí, como límite, poder y estética humana. Dante se inclina por esta última visión.
Descartes como una especie de primitivo positivista no cree y le fastidia la Historia, no la encuentra fidedigna, es ajena al hombre, al cogito, es por el contrario una “desfiguralizadora” del pasado, una pobre imitadora de la realidad. Ya en la modernidad Bossuet (1627 – 1704), -odiado a muerte por Voltaire y Nietzsche- fue uno de sus más destacados teóricos y pareciese el último clérigo en entregarle con pompas las riendas de la Historia a Dios o a lo que queda de él, teórico del deseo del cielo, de la Historia ya escrita. Paradójicamente a este teórico, es en la modernidad en que el hombre se despega de toda rienda divina, todo plan escrito, pero eso sí, no se despega, sino que fortalece ese sentido de progreso , de flecha judía cristiana, que será la mas grande bandera de la Ilustración liberal. Seculariza la escatología, con la libertad como emblema. Con Kant Europa se moraliza sin Dios o mejor dicho a pesar de Dios. Paradoja a resolver; la modernidad le debe su traje de gala a Descartes un escéptico en cuanto a conocimiento histórico pero resuelve también potenciar la Historia como fin, como progreso. Montaigne es la balanza, ve en Roma, en su auge y su caída, (tal como Polibio sacaba lecciones políticas), una fábula histórica, si esta cayó ,no fue por un plan divino como lo creyó San Agustín sino por propio desequilibro de los hombres, las riendas siguen intactas y el progreso también , el equilibrio será para Montaigne entonces, dado en las leyes de un Estado ideal.
La impresión de progreso por la razón fue la herencia de la Ilustración , en el siglo XIX se estira al máximo el gran deseo científico, el hombre se deslumbra , la ciencia toma el control, la Historia se apega como Cenicienta a ella, quiere tal como la física, la química, una veracidad total, establecer leyes y predecir. El positivismo es básicamente eso, ir al hecho mismo, como un químico , llevar a Napoleón al laboratorio y luego establecer leyes históricas. La Historia desde Hegel y luego con su revolucionario exégeta Marx que invierte su fórmula, se alza como seudo- ciencia. Quiere hacer predicciones, establecer la caída del Capitalismo tal como se predice un eclipse, de hecho el gran sentido del marxismo como teoría historicista es poder hacer –en palabras de Karl Popper “profecía histórica”. Arnold Toynbee también posee resabios de ese positivismo, tiende a ser un profeta. Su teoría de las civilizaciones frente al “reto y respuesta” no deja de ser eficaz pero eso sí con la precisión de un profeta.
La revolución historiográfica que mas seduce al estudiante aunque ya a casi ochenta años de su oficialidad carezca de originalidad, pero no de su delicado sentido “artístico”, es la de la llamada escuela de los Annales Esta en efecto ejerció una gran revolución en la forma que se pensaba la Historia hasta el siglo XIX (la cual llevaba a la disciplina probablemente a la banca rota).La escuela de los Annales fue denominada así por la revista que ella publicaba Annales d'histoire économique et sociale. Esta revista fue fundada y editada por los historiadores franceses Marc Bloch y Lucien Febvre en 1929. El concepto de Historia daba un giro multidisciplinar para entrar al siglo XX en toda su dimensión de ciencia social. No siempre fue así. Involucró no sólo el dato duro, “diplomático”, de los documentos, sino una amplia gama de posibilidades multidisciplinares al servicio de la Historia. Ahora hasta "la mentira" era un documento , por que detrás de esta mentira hay una mentalidad, una intención , un voluntad , en suma un “sentido de verdad” (el ejemplo mas famoso es el documento que manipuló la Iglesia Católica para adueñarse del territorio Vaticano, llamado “La donación de Constantino”). Ahora, Geografía , Economía, Antropología , Sociología , Psicología, Arte , entre otras, se agrupaban para estudiar la “Historia de las Mentalidades” , que más lejos del ambiente positivo dieciochesco, se situaba en la esfera de un psicólogo histórico. El libro ancla de esta escuela es “Apología de la Historia” de Marc Bloch. También se pueden destacar a, Lucien Febvre, Fernand Braudel entre sus fundadores. Este último escribió el clásico “El mediterráneo en tiempos de Felipe II”, obra capital para comprender los distintos tiempos Históricos y sus jerarquías. La Historia política- diplomática, de “corta” duración, como conocemos a “La Historia” en los colegios ahora se supeditaba a estructuras aún mayores, sociales y económicas de mediana duración, y Geográficas de larga duración.
La Historia hoy toma ribetes misteriosos , ya no importa al parecer su hache mayúscula, “El fin de la Historia” (más como suicidio que muerte) fue propuesta por un norteamericano de origen japonés Francis Fukuyama, como extraña broma metodológica, pero veo mas cercano proponer la abolición y decapitación voluntaria de la Historia como Nietzsche o Cioran, como “Historia del olvido” , o el empantanamiento de la Historia cosa que sucederá cuando el último sujeto vivo este agonizando (¿o el sujeto definitivamente murió?) o quizás sencillamente como yo creo que ha ocurrido invariablemente, dado que la biografía es siempre irrefutable frente a la engañosa teoría, que todo esto sea sólo nada más como un eterno, humorístico y vanidoso cambiar de lápices .
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