martes, 6 de mayo de 2008

Claudio Bertoni: “Está prohibido pensarse desde otra cabeza pero se puede”



Claudio Bertoni, ¿algún apelativo?, no sólo él ahí parado con sus bolsas de supermercado Santa Isabel, esperando ansioso la única y escasa micro que lo deja cerca de su casa “conconiana”. Le doy la mano, no lo iba a hacer por rechazo, por temor a que me mande a la mierda, siempre lo veo que anda un poco fóbico hacia las gentes por aquí por Viña , aunque se quede observándolas detalladamente de pies a cabeza. Puedo decir que Bertoni es un gran escritor, como dijo Susan Sontag, “un escritor es alguien que presta atención al mundo”, sí, Bertoni a pesar de tener un semblante fóbico hacia la gente, la observa, la estudia. Cuando me acerco y le doy la mano él se sorprende pero también me la da. Hola Claudio- le digo-, admiro tu trabajo, además por ti conocí a Simone Weil, ¿Sí? ¿Y te gusta? preguntó, -en realidad no pero es buena, claro lo encontré raro si a nadie le gusta Simone Weil - me dijo -. No me gusta nada religioso, es una incapacidad mía –conteste- no tiene que ver con la calidad. Me da una sonrisa de un milímetro –, aunque a él lo único que le interesa es que no se le pase la micro, pero cuando al final llega me dice nervioso –ya yo me voy en esta, ¿tu vay? –pensando que todos debemos vivir en Con –Con y coleccionar zapatillas. No- le digo -, yo viajo a Santiago, nos vemos, él pega un pique cortito, casi histérico sube a la micro, no le interesa nada. Ni aunque yo fuera el mejor poeta joven de este planeta se perdería en divagaciones externas de un joven tan mal vestido como él, no dejaría de pensar sobre si mismo mientras cruza esas religiosas dunas hebreas que abren el paso a Con- Con, donde “los perros son de color barquillo”.

Siempre me encuentro con quien debo conversar, Bertoni es uno de ellos , (y por eso no me encuentro con Gonzalo Rojas por ejemplo), siempre me extraña el milagro de la contemporaneidad, de poder darle la mano a un “contemporáneo”. Igual que cuando García Márquez se encontró con Hemingway en una calle de París y sólo atinó a gritarle desde la vereda de enfrente un ¡¡¡MAESTRO!!! Y el viejo mirándolo con una amabilidad marina le contestó un ¡¡Adiós Amigo!! en su torero español (ignorando por la eternidad que ese joven entusiasta y gritón era el gran Gabo latinoamericano) . Ser contemporáneo es una especie de cruzada, le he dado la mano a Bertoni mas por ser mi contemporáneo que por un gesto de admiración (aunque lo tenga), pero como no lo voy a hacer si hojeando su libro “Rápido, antes de llorar” (que en nuestro fugaz encuentro aprovecha de recomendarme, no por que yo le agrade sino que quiere seguramente que lo compre y así poder seguir llenado sus bolsitas de mercadería del Santa Isabel) en este libro encuentro frases que me remecen y me dejan meditando días enteros, frases “con una gracia” extraña, a medio camino entre el zen y la poesía forestal de Gary Snyder… Leo algo así como “en el sueño de anoche Sartre me decía compadre”, o también “como me gustaría sacar fotos con sólo apretarme la punta de la nariz”.

Este pequeño ermitaño ya vuela a su encierro, ya tiene víveres , experiencia , soledad , yo en mi Pullman Bus , regreso pensando en la palabra compadre , la joven de al lado en el bus es demasiado rica como para haberse comido una bolsa entera de chocolates y salir calóricamente intacta , el mundo me saluda cuando come , ¿es equivalente la impresión que causo con la que absorbo? , a dejar de lado los problemas japoneses, lo importante es que “Todos los días que no se han anotado equivalen a días que no han sido”, dice Bertoni que dice Camus que dice Delacroix… noten que el “dice” revela una angustia de contemporaneidad.

3 comentarios:

Elver Cruzila dijo...

Coctelmal, el mejor.

Cocodrilo dijo...

Bertoni es un hombre saludable, no el sentido de sano, sino del saludo; la anécdota de García Màrquez está notable; ahora lo quiero más que nunca.

Claudio dijo...

Puedo dar fe de ese encuentro con Bertoni, puesto que yo también estaba allí; hasta podría decir que me lo "presentaste", luego pude escuchar parcialmente la conversación sobre Simone Weil... todavía más, podría haberme ido con él en la micro a Con-cón.