sábado, 2 de junio de 2012







"El esquizofrénico es el mago que ha fracasado..." (Geza Roheim)





 La comunión perfecta de reflexionar y ubicar la imagen práctica de un concepto en cualquier lugar donde se encuentre reunida la gente, en la calle, en la plaza, en el bus, por ejemplo pensar en ese curioso y el más deseado termino griego : la “eudaimonia” que según Arendt es intraducible y casi inexplicable (se traduce normalmente como felicidad) pero que tiene un matiz santo sin ser religioso y que sería como tener un buen “daimon” que es algo así como nuestra distinta identidad pero que solo aparece a los otros….y veo como esa teoría se contrasta dócil en el bus frente al niño que lanza escupos por la ventanilla hacia fuera con una elegancia asombrosa (y luego me muestra su mirada de orgullo) , o el culo perfecto de una mujer que se pasea poderosa por el pasillo y elije con arrogancia victoriana a que hombre mirar (los afortunados se sienten consagrados como los fieles medievales que eran sanados por los reyes taumaturgos), o esa estudiante que se parece a la actriz Marie-France Pisier y que lee un libro, que aunque me esfuerce hasta la desesperación, no alcanzo a identificar (ella jamás levanto su cabeza) …Buscan todos ellos distintos tipos de felicidades, sin embargo, todos entregan sus respectivos “daimon” que son invaluables para pensar y desempolvar cualquier tratado teórico…. Salir a los espacios, observar a la gente, contrastarlos con las más atrevidas teorías sociales. Da Vinci utilizaba muchas veces la delicada técnica del temple al huevo en su pintura, sólo para que se secara rápido y poder salir más tiempo a las plazas o a las calles a observar a la gente….¿vivimos de la caza de todos esos “daimon" no? . Italo Calvino dice en "Las Ciudades Invisibles": “las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse imaginan mil cosas las unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscan otras miradas, no se detienen...” 





 "Ojeo los apuntes de Filosofía. Sólo me interesan los párrafos dedicados al Ser. Pasan oleadas de euforia. (¡Quiero estudiar!)... Toco mi ca­beza. La siento obstaculizada. Agonizo de deseos de seguir estudiando. Estoy segura que al elegir la facultad, dos años antes, elegí bien. Pero ¡no puedo! Si comenzara de nuevo y abandonara, entonces sería terrible. ¿Más terrible que ahora? ¡Sí! No veo nada. Sé que mi espontaneidad está languideciendo. Ya pasa la época en que mis poemas sean estimados dada mi juventud. Llega el momento de decir algo. Y para «decir algo» tengo que «saber algo». Y yo no sé nada. ¡Tengo que estudiar! ¡Quiero estudiar! ¡Pero temo estudiar en la facultad! Me gusta estudiar sola, sin método, sin programa..." ( Alejandra Pizarnik. Diarios) 




El cerebro es terrestre y la ciencia ya no está en la tierra... 




 Estamos en una edad oscura …y quizás la más oscura a pesar de su iluminación mediática (o precisamente por eso)…hoy pasados por el cedazo altanero de la ciencia positivista el sentido común se ríe de cualquier manifestación religiosa, por ejemplo las creencias medievales , los cuentos de hadas de la biblia o las acciones del buen o mal dios y uno se pregunta ¿cómo pudieron creer en semejante barbaridad?…quizás en cientos de años más, el sentido común del futuro dirá lo mismo de la publicidad actual ….¿qué es la publicidad? un mecanismo certero para inflar el instinto narcisista del hombre y hacerlo aparecer único e importante a través del consumo de lo que esa promesa ofrece…Noé salvo a la vida de la tierra en un arca, que mito tan estúpido…comparémoslo con la publicidad , yo le digo a usted que es único y genial y que el producto que adquiera le hará crecer y potenciará esas características … ¡que mito tan estúpido! Como se reirá el hombre del futuro de nuestra ingenuidad, seremos el ridículo más horrible para el crítico del mañana, no nos diferenciamos mucho del religioso medieval que sudaba por las noches de temor al infierno y creía en la salvación de las almas…hoy cuando alguien se ría de los hombres antiguos recuerde en seguida esto; que los hombres del futuro también se reirán de nosotros… 





 “Vivía a poca distancia, observando sus propios actos con vacilantes miradas de soslayo . Tenía un extraño hábito autobiográfico que lo llevaba a componer de vez en cuando en su mente una breve frase sobre sí mismo…” (James Joyce. Un Triste Caso) 





 Llevando la tesis al ámbito de lo que “me gusta” ..Desertando de todo intento investigativo solo me deleito en mis juicios, es el vicio de Montaigne (¿quién notará y a quien le importará esa deserción? )…Un libro interesante ”La idea de la fama en la edad media castellana” (Maria Rosa Lida de Malkiel)…que cuenta una anécdota referida por Heródoto : Jerjes, rey de Persia, les pregunta en víspera de la batalla de Salamina a los desertores griegos en que estaban ocupados sus conciudadanos , ellos responden que en las olimpiadas, y cuál es el premio entonces quiere averiguar el rey…una corona de laureles responden los desertores ..Frente a ese insignificante premio el rey no puede parar de reír hasta que un consejero le advierte a todas voces el peligro de luchar contra hombres que no combaten sino por la honra…Consejo actual: no perder nunca de vista esa corona de laureles e ignorar las risas de los Jerjes … Y ahora ¿no está presente ese virus de la fama en todos los seres occidentales incluyendo la gente que aparece con sus dramas pasionales en televisión? …esa ansia de gloria y de destacar entre los demás es puramente griega y quizás nada haya de estúpido en hacer fluir ese instinto sano (aunque en los tiempos actuales los mecanismos de logro sean fáciles y fútiles como el dinero, la más terrible ingenuidad y el ridículo planificado ) …Es que creo que no hay una utopía humana más difícil de concebir que no encontrar nada ni a nadie estúpido…pero sin embargo las fuerzas humanas, la creación espiritual de los griegos que nunca se desarma , sus fantasías, sus obsesiones, se manifiestan incluso en el barro más superficial… 



 “¡Qué tristeza las películas sin mujeres! Detesto las películas de guerra, excepto en el momento en que un soldado saca de su bolsillo una fotografía de su mujer y la mira…” (François Truffaut. El placer de la mirada)


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1 comentario:

Juan Fco Romero del Castillo dijo...

Quizás tantos siglos y tanta historia no hayan servido de nada, porque el hombre sigue siendo hombre.