domingo, 1 de enero de 2012

Diario





Estallamos de risa al ver en vecindad hombre y mundo, separados por la sublime pretensión de la palabrita y ..” (F. Nietzsche. La gaya scienza)




Es simple …creo, ningún principio totalizador puede aceptar el libre albedrio , lo sabían los grandes , Heráclito, Spinoza y Nietzsche por ejemplo. El libre albedrío no es la voluntad …esto mella al mundo moderno, le destruye su intención , sin libertad no hay salvación (o factum moral si tomamos en cuenta a Kant que nos separa de lo "natural" ) pero el que insiste en eso sigue creyendo en una providencia que rige el universo….El genio del cristianismo (que filosofa mal y cuando le conviene es esencialista y cuando no un atomista "del deber" ) es hacer dialogar como mago , dos cosas incompatibles , libertad y providencia…la solución deísta de los ilustrados es también excéntrica , el relojero diseña y se retira , ¿pero no podían entender que precisamente que en su supuesto diseño esta su presencia? Por eso Nietzsche dice con fuerza que “La teoría del libre albedrío es un invento de las clases dirigentes”, la libertad se valora donde cada uno opone mas fuerte su sentimiento de vivir (pasión , deber , conocer o fantasear) y con este pensar cerramos el bazar del mundo, novedoso, esperanzador, histórico , proyectivo, sano, regulable, bueno o malo… y solo se entiende el “todo” como fuerza y devenir…el fuego danzante y el niño que juega sin interés…




Se ha convertido en un pequeño bartleby encerrado en su biombo laboral, comiendo exclusivamente pastelillos de jengibre y no obedeciendo a ningún jefe…esto último no quiere decir en ningún caso que “no tenga un jefe”…y eso es lo tremendo … (ignora cuánto durara esta condición…solo transcribe y sobrevive) Cuando una orden le llega taxativa y formal, lo único que sabe responder es un pequeño salmo mágico de un empleado que se sujeta con todas sus fuerzas, tanto a la burocracia como a su dios, ya que no sabe distinguir muy bien entre dos cosas abstractas . Responde, sin ningún mérito de rebeldía, (y precisamente en esto consiste su penumbra), con una tranquilidad escalofriante frente a las diferencias jerárquicas de las potencias humanas, y frente a dicho mandato, se acomoda automáticamente y sólo susurra una pequeña frase : “preferiría no hacerlo”…


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