domingo, 22 de enero de 2012

Diario




"Querido Jack, he conocido a un capitán de las Fuerzas Aérea. Estoy enamorada de él. Quiero el divorcio para casarme con él. Sé que quizá te niegues, pero aún así tengo que pedírtelo, por el recuerdo de lo que hubo entre nosotros. Perdóname. Me sentía muy sola, Jack. Algún día nos volveremos a ver. Las personas que han estado tan cerca como nosotros siempre se vuelven a encontrar. No tengo derecho a hablarte así, pero no puedo evitarlo. La costumbre es tan fuerte. Oh,amigo mío de aquellos fantásticos años, ¡ayúdame a abandonarte!..." (De La delgada línea roja, Terrence Malick)




La guerra en la antigüedad era la esencia de la vida, lo que movilizaba, era la esperanza de la inmortalidad de la hazaña, hoy la detestamos tanto como el avance técnico que la hace una catástrofe, no hay nada menos heroico que la guerra, su devastación y su publicidad. Marx no la critica tanto como el avance de la técnica, simplemente se remite a decir que no podría existir Aquiles con la pólvora, la cólera guerrera no es tan repudiable como los implementemos técnicos que la depravan, transforman una poesía en maquinaria… es imposible no condenar la guerra de hoy ¿pero la de ayer? El tema profundo no es ni la guerra ni la pólvora, el tema profundo es que hay un ayer, un hoy y un mañana , la guerra , la pólvora, ¡al final todos los hombres! deben poder sobrevivir y ser juzgados en esas tres cárceles temporales…




El narcisismo es un tipo de inocencia pastoril y como tal no se le debe condenar fuertemente, se le debe dejar pastar en su inocencia , pero jamás intentarlo curar con humildad ya que esta es el gran engaño humano, la humildad nunca es inocente…




La existencia de dios es irrelevante (y ese fue el gran aporte de los existencialistas) , lo relevante es su acción en el mundo pero como esta sería misteriosa, no nos puede interesar…Es como si soltásemos una pelota en una parque y que esta, sin ningún patrón, un día cayera y otro se elevara…la existencia de la pelota no importaría tanto como la “obsesión” por saber cómo se comporta esta, y como el jugador nunca lo sabrá, más vale dejarla sola en el parque y regresar tranquilo a casa a pensar y disfrutar de esa obsesión…




“He aquí que vives como un mendigo de las migajas de los griegos ¿Qué dice de esto tu orgullo? Si encuentras en ellos lo que tú mismo has pensado, no olvides nunca que eso, de uno u otro modo, ha encontrado el camino para llegar hasta ti. Tú lo has recibido de ellos . Tu espíritu es su juguete. Eres un junco mecido por su viento. Puedes evocar largo tiempo las tormentas de los bárbaros; sin embargo, pensar sólo puedes en el diáfano , sano y reparador viento de los griegos.” (Elias Canetti. La Provincia del Hombre )




Un juicio final atemporal es tan absurdo como un juicio final temporal…ambos ignoran la historia que paso entre los hombres , el gran problema de los teólogos fue ese, la inocencia de no saber …por eso es muy pobre creer en un infierno y en un cielo, como si el hombre en un momento determinado de la historia pudiese “saber” qué es lo bueno y lo malo. El invento mas logrado y donde todos deberíamos permanecer es el limbo, y por eso podríamos encontrar reunidos en el, tanto a un indígena precolombino como a Aristóteles …El limbo simboliza lo “perfecto”, es decir, la ignorancia de lo que está por venir.



Se respeta y se estudia el mito …el antropólogo es el más cercano a él …pero esto no sirve de nada si no se cree en el..Tal como el médico que sabe más que nadie acerca de los hígados pero no sabe ni sabrá nunca como está sintiendo su propio hígado el paciente. Frente al mito, occidente solo puede ofrecerle investigación, que justamente es lo contrario a un mito…




Y pensar que ese sentimiento, esa seguridad y esperanza que se creyó el hombre de tener el poder de cambiar las cosas no es muy antiguo…tiene un par de cientos de años más que la invención del automóvil… esa pequeña distancia entre esos dos inventos no deja de causarme risa..



"He vuelto a mi comienzo. Comprendo que si bien puedo, por medio de la ciencia, captar los fenómenos y enumerarlos, no puedo aprehender el mundo. Cuando haya seguido con el dedo todo su relieve no sabré más que ahora..." (Albert Camus . El mito de Sísifo)



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