jueves, 4 de marzo de 2010

Diario



No nos molesta La Verdad sino que reconociéndola todo lo demás sería un séquito y comparsa a su alrededor. Nuestros dioses no imprimirían nada, se ajustarían.
El hombre en tanto individuo sometido sólo aspiraría a conocer.

Un fenómeno natural nos muestra nuestra soledad. En la cruz si es que fue cierta sólo veo clavos, nervios y hemorragias, y lo más importante soledad absoluta. Todo tiene que ser como la necesidad lo demanda. Durante el terremoto, en mi terraza, no puedo confiar más que en el ingeniero del edificio.

La entropía es el paso necesario de los estados menos probables a los más probables. Un edificio es una organización poco probable, la fuerza sólo lo invita a volver al estado natural al granito. La organización, la idea ,“su arquitectura” es forzosa y en la modernidad esa obligatoriedad artificial se radicaliza . La inteligencia organiza a pesar de esto.
Rousseau escribe a Voltaire en la Carta sobre la providencia:

“Sin apartarme del asunto de Lisboa [El terremoto del cual ya escribí algo] , admita usted por ejemplo que la Naturaleza no construye veinte mil edificaciones de seis o siete pisos (en Lisboa) y que si los habitantes de esa gran ciudad hubieran estado más equitativamente distribuidos y menos hacinados los daños hubieran sido mucho menores y quizás, insignificantes.”

Se acabó Chile. Sólo queda una cúmulo de instituciones, un Estado que se convierte en un ente temporal de poder, es decir pierde su esencia, su trascendencia abstracta , un pueblo totalmente desligado de su espíritu, es decir sin Patria.

Vivíamos cómodos en la “idea de Chile”, por lo demás todas las ideas son cómodas . Un grupo de consumidores agobiados, sin historia , enfrentándose al mundo huérfano , apartado y enemigo de lo sagrado. Subalterno de la técnica. Expuesto, sólo. Pura supervivencia, la civis exacerbada se derrumba y todo sucede por lógica. Eficiencia y conocimiento son los únicos bastiones útiles. Pero el porcentaje de este control es tan ínfimo que sólo opera simbólicamente.

Que se derrumbe el edificio en el que habito no impide que este sea el mejor de los mundos posibles, la protesta de un Yo no alcanza a cuestionar a la naturaleza.

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Sintiéndose huérfano al filosofar sin nombre.

Pero al rebelarse y hacerlo ya no hay filosofía , pero que importa , se vivió.

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