martes, 23 de marzo de 2010

Diario





La pregunta por el Ser... traerla a la presencia desde el olvido es el mérito. Ese olvido no como error sino como voluntad de dominio.

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"Me dicen que abra los ojos y contemple las bellezas que el sol alumbra; que admire sus montañas, sus valles, sus torrentes, sus plantas, sus animales y no sé cuantas cosas más. Pero entonces, ¿el mundo no es más que una linterna mágica?. Ciertamente el espectáculo es espléndido, pero en cuanto a representar allí algún papel, eso es otra cosa." (Arthur Schopenhauer, "Parerga y Paralipómena")



Schopenhauer se refiere con el término “linterna mágica” a un aparato óptico similar a un cinematógrafo, donde se proyectaban transparencias. Mejor dicho similar a una proyectora de diapositivas.

¡Sí! Eso es el mundo, cuando se valora la naturaleza se hace en torno a un espectáculo. Teniendo en cuenta la mirada antigua, donde la belleza, ya inscrita en nuestro corazón, se sublima ante una causa para inflamarla. No hay nada creador en esto. Sólo la voluntad, es decir, el representador, que puede tener una capacidad de respuesta estética muy abrumada, puede darnos idea de lo que es el universo. Esa fuerza que desea, que quiere que sea bella, es el dinamismo doloroso del universo. Si hay que buscar belleza sólo se puede encontrar en el acto de desear belleza. Pero cuando hacemos esto sólo encontramos dolor.


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Entre más lejos mas Verdad, pero nosotros no viajamos, estoy aquí con este Yo, sólo, maltratado, maldecido, pero intacto. Nada hay en el mundo parecido (aunque el mundo suele retorcerlo), su existencia se inscribe en una guerra contra el universo. Su esencia aún no se declara. Es más, su presencia exige la ausencia de esencias . Él, ingenuo y débil no es mas que la mejor burla al Todo imposible.


“Allí donde me arrastra la tormenta me quedo como huésped”. (Horacio)


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