miércoles, 29 de julio de 2009

Propos literarios.





“La imaginación no más que el sujeto trasladado a las cosas”, dice Gaston Bachelard. ¿Como nos enfrentamos a las cosas? Como un embudo succionador de conciencia, que todo lo hace objeto y que sin ser consciente traduce el mundo en una relación dual , en una metafísica, por eso dis-pone. El escritor es alguien que pone atención al mundo dice Susan Sontag . Solo eso y nada más, el que pone atención da el primer paso hacia la literatura. Pero poner atención no significa “tomar” indiscriminadamente las cosas. Es decir, que el sujeto sea sólo por su constitución, majestuoso. Las cosas deben develarse. Despertarnos. Admiramos (thaumáthein) luego escribimos.

¿Cual es la gran profundidad de Heidegger frente al conocimiento?, que el martillo no se hace objeto en una epistemología consciente y diseccionadora , sólo aparece en el martillar. ¿Cual es su renovación? La comunión en el pensar de “Denken”, y el agradecer de “Danken”. Ya no es el pensar de la voluntad del querer sino el pensar de la posibilidad de la dádiva. No “queremos” pensar, sino pensamos sólo si podemos. Desasimiento de las cosas , serenidad y apertura al misterio (Geheimnis).

El escritor no es una linterna que alumbra y coloca a su disposición (ge –stell) en un gesto técnico, a las cosas, sino una deficiencia es la que genera el conocimiento, es decir su relación con el mundo se produce por la circunscripción de los entes a la mano (pragmata).El escritor no es un reponedor de supermercado que coloca las cosas para el inventario. Abandonar la disposición y el dominio total de las cosas.

Mirar es encontrar una oposición, el escritor en su paseo diario (si es paseante urbano desinteresado o “flaneur”, sin objetivo o mejor dicho sin objeto) o en su paseo psicológico si es un “monologador” moralista , encuentra los objetos sólo por la rebeldía de estos y no por que el sujeto dis-ponga a su antojo. El “theoros” griego que llegaba a las fiestas para hacerse espectador y relatar luego en el agora vecina lo acontecido envía su etimología al concepto de teoría (el participe de afuera). Pero el escritor no es un teórico , mas que espectador deberá ser tropezador. La teoría lleva al conocimiento una falsa vía. Arrojado en el mundo conoce por que se encuentra. Ni tan afuera ni tan adentro.

Es por esto que sujeto y objeto en Heidegger no coinciden con Dasein y mundo. El escritor necesariamente necesita estar, posarse. Para los nuevos poetas, las cosas dejan de ser “algo para” y se transforman en “algo contra”. Tropezón versus contemplación o en otras palabras teoría sólo si hay deficiencia.

Las cosas que entran en deficiencia pueden venir por atención (Auffallen) o llamatividad , por apremiosidad o rebeldía. Las cosas ya no vienen como simples objetos, hemos entablado una relación de estar en el mundo “mas sana”.

Una cosa se hace conocimiento cuando falla, el martillo al martillar y no cuando el objeto martillo esta disponible para el theoros. O cuando falta , (el lápiz para escribir) o obstaculiza (la puerta para el paisaje). Entonces el escritor pone atención al mundo cuando algo falta, falla, se rebela o obstaculiza. La literatura nace cuando el escritor suelta todo lo que tiene a la mano. ¿Se podrá escribir de otra cosa que no sea de entes?

El poeta debe estar orgulloso de su exilio platónico por que enfrente de él no pone nada sólo escucha al ser. La verdad que genera la majestuosidad de la posición del sujeto se relaja en una música de cámara. La literatura lucha contra la verdad por que se aleja de esa adecuación antigua entre sujeto y objeto que es “la verdad”. Es hora de los tímpanos.

La única forma de escribir (y de estar ) hoy debe ser la ocupación , el escritor se debe pre-ocupar del mundo.. La literatura queda deconstruida simplemente como una interrupción de la praxis. Sólo escribe el que tropieza...


Digamos algo práctico: ¿Quién se negaría a darle fuego a Sartre? Buena metáfora , pero al igual que en la semilogía fotográfica de Barthes, no puedo quitar mi vista de ese encendedor. El “punctum” (el pinchazo de una fotografía) se encuentra ahí, sin esa atención que es rebeldía y tropiezo no hay imagen. Por la deficiencia del mundo es que se me es presente lo único que me importa de esa foto, ese inmenso y surrealista encendedor.


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