viernes, 3 de abril de 2009

Llegando al nirvana en el lenguaje





Un ser profundo es un ser que se toma el mundo con ligereza, lo vemos ahí sin el mas leve asomo de humor , a pesar de que todo es alegre en él. La vida que en su significado original ha muerto , ha tomado forma solo en el movimiento , y este que es dañino por excelencia, sólo hace lo que sabe hacer, desconsolidar todo.

Ninguna otra consolación que no sea la vida, pero esta, llena de garras, no hará más que cicatrices, saber sus movimientos es esperar nada, saber ser una buena piel para recibir la cicatriz que venga sin la constante queja del enfermo ni la resistencia ciega de la medicina. Su esencia más sagrada es sólo su poder de conservarse.

Conservarse como instinto máximo deviene en una serie de imaginaciones que se ligan irrestrictamente a el, como por ejemplo el cielo , el arte, el alma, en cada extremo metafísico del lenguaje sólo hablan de su palabra origen: conservación , si hago arte o devengo en el cielo, todo pide, todo augura, todo desea atesorarse…pero para conservarse es preciso no dejar de revolucionar. No deseo el cielo sino mi cielo, el cielo participante. Lo curioso que el más profundo de estos deseos de conservación surja en el nirvana donde cualquier atisbo de yo se funde. (aunque parezca imposible de pensarlo).

El Nirvana como invento oriental siempre busca pensar lo que no se puede pensar, y hace de esta contradicción un nuevo tipo de pensar, análogo y sin leyes, contradictorio y rebelde. Sólo por que el hombre no hace para solucionar una proposición como: “dejar de nacer” sino otra cosa que pensar, es por que el nirvana puede tomar forma, pensarlo es solo barnizar el concepto, jamás podrá uno apropiarse de el. La “sensación” por su parte a pesar que en primera instancia se opondría al pensamiento es menos válida para capturar al Nirvana, precisamente la lucha mayor de este no es su comprensión sino su supresión , supresión de los sentidos , en una forma elegante y noble …indio, (y no una supresión culposa y sucia como en occidente) . Hacer un futuro antiguo , jugar como un viejo zen a que el lenguaje sea el veneno del propio lenguaje. Concordemos , Nirvana , ¿se puede decir?, sí pero no comprender, deseémoslo , ¿se puede desear?, no, es lo contrario al deseo, es mas, es el enemigo mas férreo del deseo, Nirvana sólo se puede nombrar como si el lenguaje solo pudiese augurarlo, “utopizarlo”, pero no arribarlo , “los hombres suelen ser de tal modo que para ver algo necesitan antes que ello tenga un nombre” dice Nietzsche. El Nirvana se conceptualizó a regañadientes , es huraño, es un estado sin estado.El sutra de diamantes nos dice :

"Dime Subhuti, ¿ha logrado el Tathagata la Iluminación Perfecta que Trasciende las Comparaciones? De ser así, ¿hay algo sobre ella que el Tathagata pueda enseñar?
Subhuti respondió, "Tal como entiendo la enseñanza, la Iluminación Perfecta que Trasciende las Comparaciones no puede ser alcanzada ni atrapada, como tampoco puede ser enseñada. ¿Por qué? Porque el Tathagata ha dicho que la Verdad no es una cosa que pueda ser diferenciada o contenida, y por lo tanto, la Verdad no puede ser atrapada ni expresada. La Verdad ni es ni no es”.


Todo esto encierra lo más importante, las cosas mas profundas solo se intuyen , no se ven y es preciso que no se vean si es que la vista científica no se separa de su instrumento, de su método , es por esto que no necesitamos más luz, ni esperanza. Cambiar el deseo por el dominio y la luz por la caverna, de ahí somos, quizás nunca estuvimos encadenados sino que el de afuera, el que aun nos se asume como perspectiva y juega a “ser mi ojo” …(el concepto del concepto, el dominio del dominio y el poder del poder) ve a todos los que no llegan, los que no ven y los que nos se apropian de la verdad como encadenados, los sabios de la caverna solo intuyen, no desean ni la luz ni verdad. La caverna es el único reducto estético que queda para sobrellevar la vida por que es la vida misma. Es la apariencia que justifica. Los ciegos se han iluminado. Se han salvado en su condena. Estamos como todos los días: sin fin ni principio.



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