"Cuídate del intelecto, Sabe tanto que no sabe nada Y te deja colgando boca abajo, Articulando sabiduría Mientras el corazón se te sale por la boca..." (Anne Sexton. "Consejos para una persona especial")
No hay un protocolo, hay millones y de todas las formas posibles, hay hombres que no es que se rebelen frente a ellos, sino se quedan en sus divisiones, en esos espacios en blanco donde no impera ninguna orden, como esos rincones inaccesibles y llenos de polvo que tienen algunas casas y que ninguna arquitectura medito previamente…
¿Qué es el infierno? Las mujeres que no son nuestras… es infinito y además crece, ya que las que fueron nuestras tampoco lo fueron… como dice Pavese no se qué hacer con la mujer del otro…
"O casarme, tener hijos, enjaularme en la estructura familiar. Ir a algún sitio para trabajar todos los días y después volver. Era imposible. Hacer cosas normales como ir a comidas campestres, fiestas de navidad, el 4 de Julio, el Día del Trabajo, el Día de la Madre... ¿acaso los hombres nacían para soportar esas cosas y luego morir?..." (Charles Bukowski. La senda del perdedor)
Los griegos, arrogantes señores, inventaron ese apelativo sepulcral para determinar al otro: los barbaros. Nosotros no lo aceptamos ya que vemos en estos un componente esencial de nuestra civilización (llena de amalgamas, fusiones, abrazos y sometimientos). Pero como hoy el territorio es un concepto obsoleto no podemos ver a los bárbaros…pero los bárbaros están aquí. Nosotros no hacemos murallas culturales como los griegos, las derribamos y una vez derribadas no sabemos que somos nosotros ni que son ellos, así la “humanidad” es un concepto que no alcanza, ya que este no asegura virtud sino sólo participación, y de pronto sin darnos cuenta toda una cultura es derrotada…
“No voy a pasar el resto de mi vida sonriendo y estrechando manos y enviando y recibiendo perogrulladas, como un candidato a funcionario político, porque yo soy escritor... mi mente tiene que estar sola, como la de Greta Garbo...” (Jack Kerouac)
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1 comentario:
Tremendo dilema ése: ¿Qué hacer con las mujeres que no son nuestras? Quizá el más atormentador, sobre para los filósofos de alta cuna.
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