lunes, 7 de noviembre de 2011

Diario


Édouard Manet. "Pertuiset, cazador del león", 1881



Estudiando a Manet, ¿para qué? para descubrir que la apropiación de un arte en su pureza máxima, no corresponde necesariamente a la invención de un aparato técnico…si no a nuevas formas de percepción de la imagen y nuevas posibilidades estéticas que surgen de la pugna histórica entre naturaleza y verdad… Manet sin cine era un buen cineasta…



Antes por lo menos la gente reflexionaba a fuerza de una guerra, debía emigrar a otro país en la bancarrota absoluta, era perseguida étnicamente, gritaba indignada por la colonización tercermundista o miraba con asco la cara de algún rey, hoy la pasividad burguesa es tal, que el empleado silencioso y productivo sólo espera el fin de semana para divertirse, inconsciente que el verdadero ocio no existe, como la antigua “skholé” griega que era un cese de las actividades con un afán contemplativo , si no que es sólo una pequeña tregua que da la producción para que se consuman sus mercancías …



“El héroe que descubre la historia no requiere cualidades heroicas; en su origen la palabra “héroe”, es decir, en Homero, no era más que un nombre que se daba a todo hombre libre que participaba en la empresa troyana y sobre el cual podía contarse una historia. La connotación de valor, que para nosotros es cualidad indispensable del héroe, se hallaba ya en la voluntad de actuar y de hablar, de insertar el propio yo en el mundo y comenzar una historia personal. Y este valor no está necesario o incluso primordialmente relacionado con la voluntad de sufrir las consecuencias; valor e incluso audacia se encuentran ya presentes al abandonar el lugar oculto y privado y mostrar quién es uno, al revelar y exponer el propio yo..." (Hannah Arendt, La condición humana)




Por lo tanto la política (en el sentido del actuar público y no de la política de especialistas erráticos) es el escenario natural para exponer esa heroicidad, el que se queda en lo privado, en lo íntimo, queda a merced del ciclo natural de la supervivencia, es decir jamás podrá considerarse un hombre libre …



Sobrevivir , es decir laborar, no debe generar ningún tipo de orgullo…es la acción básica, la plataforma de lo humano, pero no es completamente lo humano. El rumor que instauró la modernidad protestante, de que tras ese esfuerzo existe una realización moral, es completamente mal intencionado...




“Me hablas de trabajo; sí, trabaja, ama el Arte. De todas las mentiras, aún es la menos engañosa. Trata de amarlo con un amor exclusivo, ardiente, abnegado. No te defraudará. Sólo la Idea es eterna y necesaria. Ya no quedan de aquellos artistas como los de antaño, de aquellos cuya vida y cuya muerte eran instrumentos ciegos del apetito de lo Bello... Para ellos no existía el mundo; nadie supo de sus dolores; cada noche se acostaban tristes, y contemplaban la vida humana con una mirada asombrada, como miramos los hormigueros…” (Gustave Flaubert cartas a Louise Colet)



Al comenzar el día, como la peor droga adictiva, debo por lo menos inspeccionar cierto ámbito de mi vida , para que todo el vacío banal que venga después, quede justificado...



‎"Para mí la oficina -como ya lo fuera la escuela primaria, la secundaria, la universidad, la familia y todo- es un individuo vivo que me contempla con sus inocentes ojos, esté yo donde esté, un individuo al cual estoy ligado por alguna razón desconocida, a pesar de que me resulta más extraño que cualquiera de los que pasan en este instante en automóvil por el Ring S. De modo que me resulta ajeno hasta lo absurdo..." (Kafka. Cartas a Milena)



‎"Una ilusión que me hace feliz, merece una verdad que me lance al suelo..." (Wieland)


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