Daniel Cohn-Bendit fotografiado por Gilles Caron
“…la policía es primeramente un orden de los cuerpos que define las divisiones entre los modos del hacer, los modos del ser y los modos del decir, que hace que tales cuerpos sean asignados por su nombre a tal lugar y a tal tarea; es un orden de lo visible y lo decible que hace que tal actividad sea visible y que tal otra no lo sea, que tal palabra sea entendida como perteneciente al discurso y tal otra al ruido.(...) La policía no es tanto un “disciplinamiento” de los cuerpos como una regla de su aparecer, una configuración de las ocupaciones, y las propiedades de los espacios donde esas ocupaciones se distribuyen…” ( Jaques Rancière. El Desacuerdo)
¿No será el amor también una especie de policía moderna donde su principal función sea ubicar las territorialidades de la emoción en los lugares previamente distribuidos?. Lo que no corresponde estar en un sector lo reubica en donde el orden premeditado de la dominancia lo había elegido… Así la familia, futuro recinto institucionalizado del amor, reproduce y utiliza los factores amorosos de compromiso y solidaridad social para fijar las estructuras históricas de poder …el amor libre pareciese ser una antinomia…
“Todos luchan solos y sin esperanza contra la asfixia. No crean que aquellos que eligen la familia y la profesión se resignan: vuelcan su violencia contra sí mismos y se destruyen; reducidos a la inutilidad por sus padres, se convierten por resentimiento en lisiados. Los otros rompen todo, golpean a cualquiera con cualquier cosa, con un cuchillo o con una cadena de bicicleta; para salir de su malestar harían estallar todo.” (Jean-Paul Sartre)
La popularidad de los gobiernos sigue la lógica de enfrentar correctamente las resistencias y sublimarlos en espectáculos. Las tragedias y catástrofes son un punto de medición ingenieril absolutamente eficaz para evaluar bien o mal los gobiernos. En cambio los temas “políticos”, espacio ciudadano, regulación de leyes electorales, control de los privados en el campo económico, no son métodos efectivos de regulación popular ya que son tratados como temas de expertos y se les quita toda posibilidad de “exhibición”…
Pocos deciden liberarse por que las mercancías (a las que antes se les llamaba objetos) han llegado y seguirán llegando, ampliando su radio de acción, y el hombre rodeado de ellas, no concibe otra forma de libertad que un deseo desbocado, las cosas hacen ahora vegetar al hombre en un imperceptible pasillo entre medio y fin...
“Tras haber abandonado su entorno familiar, o tras haber sido expulsados de él, los refugiados tienden a ser despojados de las identidades que aquel entorno definía, sostenía y reproducía. Son "zombis" sociales. Sus antiguas identidades sobreviven apenas como fantasmas que merodean de noche, ya que resultan invisibles a la luz diurna de los campos….” (Zygmunt Bauman. “Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos”.)
Y anhelamos volver a nuestra identidad preadulta…pero como es imposible seguimos de zombies sociales en el trabajo, en la universidad, en el amor…
Hoy un(a) amante es primero un(a) consumidor(a)…es insaciable…cuando se enfrente a “lo mismo”…su pulsión moderna hará fácil el trabajo…si “lo mismo” no actúa, no se consolida como una mercancía variable y su vez confiable …el (la) amante modificará su elección amorosa (un otro inalcanzable) en función de consumir mas romance , mas cariño, más compromiso, encubriendo con logros y gestos sentimentales, a fuerza de no caer en el mal gusto, sus leyes que no son muy distintas a las del mercado……
“Las clandestinas corrientes emocionales” dejan al amor tomar el mando y humillan al propio ser que no acepta lo inevitable de la ilusión y por ende se encadena a ella…
Rousseau inventó la intimidad y nosotros usamos su invento a destajo…
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