sábado, 16 de julio de 2011

Nubes


Alfred Stieglitz, Equivalent, 1930



Confundimos a veces el saber con el crear , el primero más seguro , como un ropaje que llega de una tierra extraña y que nos pone de una vez y por siempre excéntricos , el segundo un trabajo secreto y apartado de minero, poco apegado a los colores del ropaje..

¿Y qué es el mundo?

Me empino en el último asiento del bus que me deposita en otra ciudad. Normalmente, el mundo es ese abuelo que va con sus nietas enseñándoles los cerros, que hace ruidos de animales que ellas agradecen con carcajadas , el mundo es ese otro hombre que trata de olvidar su trabajo con los audífonos y el periódico del día, viendo las alineaciones de los partidos de fútbol que vendrán, el mundo es ese chofer risueño que entretiene al auxiliar del bus totalmente despreocupado del volante , como si su santo arremangado a los controles del bus manejara por él, el mundo es esa señora correctamente maquillada que lucha con la puerta del baño y pide ayuda , el mundo son esas vendedoras de pasteles que se apuestan en los peajes atentas a si las miradas de los conductores delatan un poco de apetito . El mundo es todo eso y más ¿y por qué yo no puedo tener uno? Toda ocupación práctica se ha vuelto sospechosa…solo me quedo mirando las nubes del valle de Casablanca, nadie las ha notado. Me recuerdan las nubes de las fotografías Alfred Stieglitz. El abuelo del bus ve el paisaje pero este en si no es relevante y con mucha razón, más que para la felicidad y entretención de sus nietas. La vaca no es vaca en si misma si no es un símbolo de placer y amor a sus nietas, hay un mundo reconocible, perfecto, amoroso en esa utilización fantástica de las cosas .


Pero ha llovido recientemente y nadie lo nota (o no quieren hacerlo porque eso significaría descuidar su mundo) la humedad permite que las nubes se formen en capas, algunas pasan verdaderamente rasantes a 50 metros quizás, luego otras a 100 y así sucesivamente hasta llegar a nubes mas densas que quizás sobrepasan los mil metros. Esto hace al cielo profundamente tridimensional, como si la nube rasante no fuese nube, sino un gigante animal inclasificable que se eleva por sobre nuestro bus. Trato de explicar esa belleza. Jamás lo haré. El arte a veces resulta imposible ya que cae en ocasiones en el sueño de la comunicación, como si esos animales que parecen nubes por sobre mi cabeza fuesen explicables, como si ese amor de abuelo totalmente arraigado a un mundo fuese explicable, como si ese fatigado trabajador se le pudiera arrebatar el audífono y sentir el asco laboral que lleva en su alma.


No hay comunicación, esas nubes húmedas se mueren conmigo, una fotografía como la de Stieglitz a lo más que puede llegar es a semiología. Los románticos intentaron lo imposible con los paisajes, pero se engañaron, lo que verdaderamente querían mostrarnos era su alma. La naturaleza tal como la amamos antes no existía, incluso era horrible y de temer para los antiguos. Los románticos se empeñaron en mostrárnosla como hermosa, como reguladora de todo, como parte nuestro, y esos paisajes se multiplicaron en las piezas de arte. Pero de esas pinturas yo me alejo del paisaje y conservo su alma.(Nótese que esta palabra “alma”, para mi absurda y vengativa a veces, la he vuelto a utilizar solo gracias a la delicadeza con que me la ha enseñado nuevamente Marguerite Yourcenar). Pero quizás yo no tenga una alma porque sólo me he forjado un mundo histórico y mi cuerpo solo cae en sensaciones vagas y detrás de el no ha nada y si hay algo estaría tan subordinado al mundo que me voy creando día a día que no valdría la pena llamarlo alma. No sé de nietos, ni de trabajo, ni de conducir un bus, no se utilizar esa vaca como un símbolo, solo veo y siento y sé que eso quedara encerrado para siempre en un cuerpo, quizás en una pequeña alma atrofiada y encerrada en los paisajes.


La filosofía, a veces, supera en parte esos problemas (de algo sirve al fin y al cabo) permite jugar ajedrez con esos dualismos, les da flexibilidad, o los confirma o los rechaza o los congrega, y ese es todo su juego para toda la eternidad, y así también ella misma se forma un mundo…Pero esta no es necesaria e incluso es impedimento para ver esas nubes enrabiadas de humedad que galopan despreocupadas por el valle que atravieso. Las nubes son meros fenómenos atmosféricos que se agrupan en las posiciones que su naturaleza física les obliga, pero que estéticamente son arbitrarias y de pronto todo ese caos estético genera mágicamente dentro de un espíritu belleza, como un molino genera harina. No reniega del trigo ni de la mecánica, es más que ambas, pero la harina producto del desgaste natural es su ganancia. Así es la belleza: propia, triste, casi sin mundo… La idea de Platón de “la belleza allá, pura” mostrándonos formas imperfectas del “acá” surge no solamente de su único y lúcido genio, sino también de superar la desesperación de la belleza del momento, intraducible e incomunicable , vemos algo bello pero no la belleza, conténtate con esta mala copia, alguna vez llegaremos todos a la original. Es un analgésico para algo mayor. Es la morfina mundana que los sentidos amparan. Platón no sólo no soporto la no –verdad, sino que no soportó el solipsismo dogmático, triste e ilógico de la experiencia íntima de la belleza.


El bus llega a su paradero, las nietas no se han aburrido , no han llorado porque su abuelo no supo como entretenerlas, todo lo contrario, ha sido para ellas un viaje excepcional , el señor de los audífonos pudo al final de su viaje sacárselos de sus orejas , el trabajo no importa ya que lo ha olvidado por unos momentos, el chofer ha terminado un viaje rutinario mas , pero contento se despide con un aire de solemnidad del que sabe que cumple un rol importante , traslada cuerpos, supera lugares, dinamiza las ciudades, apoya la productividad y facilita las vacaciones, la señora ocupará su maquillaje y su vestimenta elegante para afirmarse frente a sus familiares, su elegancia hablará por ella y les dirá “estoy bien”.


Todos los mundos han funcionado, ellos están inmersos, están llenos por que están en comunión, son como nubes unas encima de otras hasta el infinito. Yo sin ningún mundo me bajo del bus , todo mi tesoro ya ha sucedido, como el pirata que entierra sus tesoros y que sabe que nunca los volverá a encontrar y prefiere hacer malos mapas de su ubicación. Lleno de tesoros sepultados para siempre me retiro, caminando lentamente, esperando que alguna vez llegue mi mundo. Borro los mapas, me preparo para nuevas nubes, es lo único que sé hacer...


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