lunes, 18 de julio de 2011

El fuego inolvidable.


Tarkovsky “El sacrificio




Siempre he creído que hacer obras es una acto de desesperación, en el paraíso ni siquiera se trabajaba y pensaba en hacer siquiera algo que tapara sus genitales. Posteriormente, expulsión del paraíso de por medio, la torre de babel fue la gran obra de los hombres que enfadó a dios tanto así que nos condujo a la incomunicación internacional de la lenguas.

Perdón por las asociaciones bíblicas crecí en un hogar religioso como muchos y de ahí nacieron mis primeras metáforas. Luego pensé que todo era mierda, pero ahora lo veo como bellos mitos, al igual que los Kawéskar o los nepaleses , (¿que sería de William Blake o los románticos sin la biblia?, eso me permite dejarla en paz por un momento) , pero todo este preámbulo era para explicar que nunca me han interesado las obras, hacer obras , en este sentido como Adán que le importaba una mierda taparse las bolas . Pero me doy cuenta que admiro muchas obras, giro en torno a ellas, aunque el arte vital es lo primero, las obras no dejan de ser importantes para mí en el día a día, una pintura, una canción, un poema, etc. Cuando supe que los arquitectos de las catedrales góticas no dejaban su nombre en sus obras porque creían que era algo demasiado sublime, alucine con ellos, hoy lo encuentro eso una soberana mierda.


¿Que lo acerca a uno a hacer una obra?, sencillamente estar cerca de la muerte , todos estamos igual de cerca de la muerte, incluso el gerente de la empresa que pasa en su convertible cuando atravieso el semáforo en Santiago, y que todos los que esperamos que la luz del peatón verde se encienda, lo miramos como si fuera una pelota de tenis en cámara lenta en el último punto de un Grand Slam, y él despreocupado, ignorando su muerte, dobla en su silencioso jaguar , que por lo general hace olvidar la muerte. (Pongo Jaguar por que básicamente debo ser el tipo más ignorante en materia de automóviles del mundo , y no he hecho nada por superar esa ignorancia casi vergonzosa a la hora de hablar de autos, si mi primo no hubiera enfermado de cáncer y yo no hubiese sido el único cesante que estaba en condiciones de acompañarlo a la quimioterapias en la camioneta de mi padre, probablemente nunca hubiese sacado documentos de conducir). Me refería antes del largo paréntesis simplemente a que todos estamos a la misma distancia de la muerte. (Estos largos paréntesis han sido los culpables de hacerme una especie de ser confuso en las conversaciones, ya que no existe en ellas una posibilidad de avisar cuando uno se mete en uno , a menos que uno lo anuncie , pero eso quita toda la musicalidad enferma que imprimo en cualquier conversación)



Ahora quiero hacer obras, ¿estoy más cerca de la muerte? , no, no más cerca de cuando nací y me puse amarillo y me dejaron unos días solo en una incubadora y extrañe tanto a mi madre que lo amarillo no se me pasaba, y cree un perfecto y eterno complejo de Edipo amarillo.(¿Muchas “Y” para un buen redactor y un hombre inteligente? ¡Me importa una mierda los ilativos y esa superchería sintáctica conservadora y poco musical!) Luego dada la organización primitiva de los hospitales, me fueron a entregar a casa de mi abuela en una especie de furgoneta, sí, al igual que el pan en los negocios de barrio. Le entregaron a mi abuela otro bebé, más grande según me dijeron, y ella sospechando por el tiempo de nacimiento rechazó el bebe que le entregaron alegando que no era tal. Hasta que finalmente después de este alegato surrealista en plena calle, los repartidores de pan decidieron entregarle a este personaje, el cual ella aceptó no con menos desconfianza. Siempre me surgía la duda obvia ¿habré sido yo el bebé adecuado?

Escucho música todo el día, no la escuche por años, cuando me pongo irresponsable lo hago compulsivamente, y este es un momento irresponsable, siempre han sido los mejores momentos de mi vida. Me acuerdo que el año 95 quizás mi año mas irresponsable, fue el año que escuche mas música, no tenía techo y tomando en cuenta que no existía internet masivo ni rápido que hoy te baja todo mediante un click, conocía bastante. En ese tiempo para la música había que caminar mucho, regrabar, robar cassette a tus amigos o en fiestas , comprar revistas underground , todo valía. Supongo que todo eso era igual a una especie de click del mouse pero más costoso. Como que todo en la vida se amaba más, ya que un cassette se dejaba en una repisa especial y no sólo se escuchaba se le miraba , aunque sé que la nostalgia es la morfina de los que no han sabido recibir su adultez con estoicismo, se debe reconocer que la nostalgia del futuro será más plástica . (Si la música venía en un LP aún mejor, pero no tenía tocadiscos, ¡Sí! ya sé , estos suenan incomparables pero además de encontrarlos pedantes mi fetichismo tenia límites : mi bolsillo)

El cassette más caro que me compre fue uno importado “The Peel Sessions” de Syd Barrett cuando a Barrett por estos lados se le pensaba como una marca de camisas . El cassette se observaba, se olía, generaba igual una especie de fetichismo pero no tan burgués como el LP , era una puta relativamente económica, sobre todo después de saber que en ferias alternativas regrababan LP exclusivos a casettes (ahí obtuve todo Jimi hendrix, Ten Years After , Jefferson Airplane , Grateful Dead , Miles Davis , Coltrane, etc) . El cassette se abría y se cerraba por ocio, ahora una carpeta de mp3 se olvida por ahí descuidada por meses. Un tiempo baje tanta música que consideraba igual de importante conocer de pop que desconocerlo, entonces me dedique con devoción a borrar mucha del computador.

Me acuerdo que un verano lijé sillas con un amigo un mes entero para comprarme todos los cassette de U2, otros se compraban ropa o salían de viaje, yo sólo pensaba en esa música (es increíble pensarlo ahora pero la única forma de conseguirla era comprándola). Recuerdo la impresión que me causó “The Unforgettable Fire”, todas esas manos destrozadas por ese trabajo valieron la pena al escuchar esa música azucarada de los irlandeses pasados por la mano de Brian Eno (Cuando Bowie lo escuchó por primera vez se compró como 15 copias para regalarlas a sus amigos , pero él no lijó sillas). Las sillas tenían una extraña conexión con el rock, ya que fue en ese patio en la casa de mi “jefe”, que nos dejaba poner música con tal que lijáramos rápido, que escuche por primera vez Smells Like Teen Spirit, efectivamente olíamos así. A pesar que estaba en una etapa muy Brian Eno y Chill Out , me sorprendió.
Las sillas que lijé se fueron a un pub horrible cerca de mi casa en las que unos años después yo me sentaría y pensaría borracho que había estado de más lijarlas, pero gracias a eso podía yo considerarme avanzado en esto del pop.(No sé que es realmente considerarse avanzado , pero creo que va por la devoción por la música.)


Bueno el año 95 fue irresponsable, lo sabían, había salido del colegio y estaba en una constante fiesta con mi amigo Marco que era también mi vecino. Nos sentábamos todas las tardes en su patio a escuchar música, fumar de todo y tomar cerveza. Cada día uno llevaba una banda distinta, el tocaba la guitarra genialmente y yo gritaba como Yoko Ono. Grabamos eso ¿Dónde estará eso? Iba a un preuniversitario, pero sólo a beber vino y a ver una mujer que me enloqueció, perdí como 10 kilos por ella. Ella amaba a los Pixies , en dos semanas me puse experto en Pixies . Pero nunca me atreví hablarle. Nadie tenía futuro en ese preuniversitario, es mentira claro todos lo tuvieron, pero se sentía el ambiente como que eran estudiantes deslumbrados por usar el pelo largo, fumar y beber impunemente y ver mujeres, era un ambiente de fiesta cada día. En ese tiempo no existía aún el ambiente bohemio que las universidades privadas actuales han instalado, no existían barrios universitarios privados como tales, rodeados de bares dionisiacos, pocos estudiantes bebían a las 10 de la mañana. Bueno estar en un preuniversitario no es estudiar, es estrenarse como un hámster en su aro de metal o un perro que salta obstáculos y recibe su galleta. Yo ni siquiera entrenaba, por lo tanto no recibí mi galleta.


Un día por la tarde, en casa de mí amigo mientras escuchábamos The Cure con una cerveza y varios “cigarros” en su patio, una señora sonrientemente (y nunca entendí esa sonrisa extraña, quizás nerviosa) me dijo: Oye tu casa se está quemando. Yo sonreí unos segundos, por su sonrisa, intente buscar la metáfora, la broma, pasaron unos segundos más y sentí que era en serio, corrí unas cuadras y vi esa escena dantesca (es curioso que tu nombre se vuelva un adjetivo, ¿puedo citar una frase de Lichternberg que me enloquece por su desidia e insolencia? , es sutil claro pero genial para su época dice : “En su Comedia, Dante Alighieri llama a Virgilio, con gran respeto, su maestro, y, sin embargo..hace un pésimo uso de él; una prueba evidente de que ya por entonces se elogiaba a los antiguos sin saber por qué”. ) Bueno la escena era dantesca pienso ahora y también pienso que debe ser triste elogiar sin saber porqué.

Bueno el panorama era el siguiente: una casa llena de gente, los bomberos afuera, infierno, llantos y el agua hasta los tobillos , llegue y mi familia me abrazó pensaba que yo dormía siesta y que me había carbonizado , no, estoy acá - dije –gracias a que escuchaba The cure y fumaba marihuana. Mi amigo llego atrás mío corriendo, me pregunté por que llegó unos minutos después y no junto conmigo, quizás corrí muy rápido o se quedó unos segundos pensando que me iba a decir para apoyarme en ese momento. Cuando llegó fatigado , ya que el no corría, y después de ver mi pieza hecha carbón me dijo:- no te preocupes , yo te regrabaré toda mi música.


Luego de eso llore diez minutos en el baño pensando en que todo mi esfuerzo musical , mis caminatas, mi inversión de las sillas era en vano. Me sequé las lágrimas, tome mi bicicleta, fui a la botillería de enfrente, compre vino blanco lo eche en una botella plástica y fui a la cancha de “Bicicross” de mi barrio y borracho me di como 30 vueltas como un competidor de elite suicida , pero no alcanzaba a terminarlas ya que me caía cada cinco minutos , luego pare me senté bajo un árbol y terminé el vino. Nunca supe porque fui a dar vueltas a esa cancha de bicicletas. Ese fue mi primer fuego inolvidable, comenzaba a quemarme y aún no estaba preparado, nada sería igual después de eso.






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