La maletita del Dj aficionado de antaño era parecida a la de un mago, de un vendedor de seguros, la música se “llevaba” a la fiesta (y habrá algunos que aun la sigan llevando). El efecto coleccionista , de propiedad musical era normal en un tiempo que pocos iban a invertir patrimonio en discos caros, exclusivos, hoy como todo o casi todo es gratis en música (gran paradoja del mercado ) la música no es necesaria llevarla ni comprarla , solamente es necesario llevar su propio gusto a las fiestas. Por ejemplo si no fuera por el Musicovery quizás antes nunca hubiese escuchado I’m like a bird de Nelly Furtado (una canción que me da una extraña alegría) o a K. t Tunstall con su adorable “Suddenly I see”. Uno ahora lleva su gusto, abierto, demacrado quizás, muy amante del pop y muy poco del rock. Llenarse de “portas cd” con música personal o de discos caros solo por la orientación coleccionista de tener el “arte”, es francamente un poco anticuada (las típicas caratulas de Yes, los discos llenos de pomposos artilugios art, etc.) , de hecho la gente coleccionista se vuelve mas que DJ, un anticuario. Ahora no hay que llevar nada a las “fiestas” solo “el gusto personal”, común, música comunista y sin propiedad privada , ahora uno lleva la mochila cargada de “gusto” que es mas pesado que cuando teníamos vinilos, cassetes y cd.
La banda ancha total es un sueño a medias por el momento, es el enterrador de los anticuarios, de los liberales de la propiedad privada de la música de la acumulación, de las grandes disquerías y también de las pequeñas, exclusivas y arrogantes que se llevaban con risa altanera y burlona nuestro dinero adolecente. Ahora la música es un Buffett para comer por un precio acordado y de preferencia gratuitamente, se come todo lo que quiere, nos reímos de los grandes abusadores del mercado musical, de los precios. Y ellos “los rockers y las disqueras” se ríen de nosotros excitándonos en sus cada vez más numerosos conciertos, donde recuperan su dinero. Ahora somos solo un gran gusto musical itinerante.
La banda ancha total es un sueño a medias por el momento, es el enterrador de los anticuarios, de los liberales de la propiedad privada de la música de la acumulación, de las grandes disquerías y también de las pequeñas, exclusivas y arrogantes que se llevaban con risa altanera y burlona nuestro dinero adolecente. Ahora la música es un Buffett para comer por un precio acordado y de preferencia gratuitamente, se come todo lo que quiere, nos reímos de los grandes abusadores del mercado musical, de los precios. Y ellos “los rockers y las disqueras” se ríen de nosotros excitándonos en sus cada vez más numerosos conciertos, donde recuperan su dinero. Ahora somos solo un gran gusto musical itinerante.
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