miércoles, 12 de marzo de 2008

¿Que llevamos el gusto o los discos?




La maletita del Dj aficionado de antaño era parecida a la de un mago, de un vendedor de seguros, la música se “llevaba” a la fiesta (y habrá algunos que aun la sigan llevando). El efecto coleccionista , de propiedad musical era normal en un tiempo que pocos iban a invertir patrimonio en discos caros, exclusivos, hoy como todo o casi todo es gratis en música (gran paradoja del mercado ) la música no es necesaria llevarla ni comprarla , solamente es necesario llevar su propio gusto a las fiestas. Por ejemplo si no fuera por el Musicovery quizás antes nunca hubiese escuchado I’m like a bird de Nelly Furtado (una canción que me da una extraña alegría) o a K. t Tunstall con su adorable “Suddenly I see”. Uno ahora lleva su gusto, abierto, demacrado quizás, muy amante del pop y muy poco del rock. Llenarse de “portas cd” con música personal o de discos caros solo por la orientación coleccionista de tener el “arte”, es francamente un poco anticuada (las típicas caratulas de Yes, los discos llenos de pomposos artilugios art, etc.) , de hecho la gente coleccionista se vuelve mas que DJ, un anticuario. Ahora no hay que llevar nada a las “fiestas” solo “el gusto personal”, común, música comunista y sin propiedad privada , ahora uno lleva la mochila cargada de “gusto” que es mas pesado que cuando teníamos vinilos, cassetes y cd.
La banda ancha total es un sueño a medias por el momento, es el enterrador de los anticuarios, de los liberales de la propiedad privada de la música de la acumulación, de las grandes disquerías y también de las pequeñas, exclusivas y arrogantes que se llevaban con risa altanera y burlona nuestro dinero adolecente. Ahora la música es un Buffett para comer por un precio acordado y de preferencia gratuitamente, se come todo lo que quiere, nos reímos de los grandes abusadores del mercado musical, de los precios. Y ellos “los rockers y las disqueras” se ríen de nosotros excitándonos en sus cada vez más numerosos conciertos, donde recuperan su dinero. Ahora somos solo un gran gusto musical itinerante.

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