sábado, 5 de enero de 2008

El mundo me da la mano



Fútbol, uy no pensé que diría esa palabra otra vez, es más que fútbol, es cancha (el vocablo fútbol suena pegajoso en los paladares de la población , se dice jugar a la pelota), ese es el apelativo correcto , vuelvo al club que me vio nacer, faltan jugadores y me invitan , aunque no soy malo, nadie de mi generación es malo para la pelota, no por un designio genético sino por la misma razón que algunas tribus de indios norteamericanas son buenas para la flecha (o por lo menos eso es lo que dan a entender esas viejas películas del Oeste). Nosotros en cierto modo somos del Oeste, cuando niño pensaba que los indios de las películas vivían en esos cerros cerca de la laguna Caren , el paisaje árido de espinos me confirmaba eso, temía de esos parajes , creía que detrás de esas lomas amarillas saldrían los indios. Pueden reírse de mi trauma siux, pero déjenme contarles por que volví a jugar a la pelota… y por que unos días mas tarde en Viña aunque sea unos segundos creí en el Karma.
Mi carnet de jugador había vencido, por la simple razón de que no jugaba desde hace tiempo, no lo hacía desde la era de los viejos entrenadores, que no sabían nada de futbol pero eran buenos para las chuchadas y tenían carácter, por ejemplo cuando jugaba en infantiles después de equiparme el viejo jubilado chucheta gritaba: -apúrense que van a principiar, ya vayan a buscar los carneces cabros culiaos… En parte eso nos motivaba.
Ahora llego a la cancha y me pasan la chapa que voy a usar (la chapa es la identidad cambiada para un jugador de asistencia irregular), ruego que no sea algo folclórico, pero lo es, increíblemente me pasan un carnet de alguien que esta preso, lo mas curioso es que se parece a mi, -tengo un increíble aire de delincuente pienso triste mientras me pongo las medias…
Juego bien y me alegra, el arquero del equipo contrario es idéntico a Camus, y no creo que sea una coincidencia por que veo ahora que el escritor jugaba también con maestría al arco en un equipo de la Universidad de Argel, el RUA. Dada mi inactividad solo hice un correcto partido medio tiempo, el segundo mi lengua trapeaba, hice un par de hoyitos, que es pasar la pelota por entre medio de las piernas de los jugadores adversarios (y que extrañamente en Valparaíso les llaman macha), en una cuando Camus el arquero me salió a cortar se la pique y la pelota , caprichosamente golpeó el travesaño, que consagración hubiese sido….pero no estuvo mal para tanto periodo de inactividad. Cuando terminó el partido le di la mano a Camus (y dada mis altas pulsaciones realmente creí por unos segundos que era el verdadero Camus y yo un sparring de Argel). Me dieron cervezas, me prestaron zapatos, me sonrieron y felicitaron, ¿que mas puede pedir un pobre?...Puede pedir algo más, poder levantarse dignamente al otro día e ignorar la tortura de los músculos. Camus había escrito algo del futbol que dice así:

Porque, después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol…” (y esta fantástica declaración del escritor la relaciono con mi educación moral del viejo chucheta jubilado)

Y pensar que podría haberlo dicho eso también un humilde arquero de la Farfana, el otro Camus, que se va cansado después de haberme dado la mano afectuosamente, a las duchas insalubres…
El año nuevo sirvió para descansar esos músculos destrozados, un par de bailes y a dormir, al otro día debía viajar, que es para lo que estoy hecho…moverme en un radio delimitado. Viajo , el viajar hace las veces de una coma, sigue y sigue.
Ya en Viña, durante la semana salí en pequeñas caminatas matutinas para estirar los músculos decaídos y hacer un par de fotos que después borraría. Pienso en Camus , o sea el Camus de la Farfana , al que le pique la pelota, al arquero , yéndose a la construcción en la micro, pensando exclusivamente en su fin de semana. Sacándose los apestosos guantes de obrero y poniéndose los pulcros de arquero.
Me veo sin darme cuenta nuevamente en el bar Journal, soy de esos clientes insistentes, no vario en bares, prefiero uno y conocido. Eso demuestra mi mentalidad de abuelo. Los viejos disfrutan tomar toda la vida en un mismo lugar, no modifican su conducta, o por que se acostumbran a los naipes del recinto, o por que la mesera les aguanta que le toquen discretamente el culo, o por que es un “noble” en ese lugar , y digo bien un Noble , por que esta palabra etimológicamente significa “conocido”, en sus orígenes los nobles de los pueblos eran sus personajes conocidos, los viejos por esos odian la diversidad etílica, quieren ser nobles. Por el contrario la mentalidad joven sueña en la diversificación , quiere conocer todos los bares y presumir de ello, saltan a la clase media por la gastronomía, es fácil, es cosa de comprar el diario una vez a la semana, coleccionar la enciclopedia popular de cocina, aprenderse la pronunciación de difíciles platos cosmopolitas y ya se sienten avanzando socialmente.
En el Journal uno puede almorzar, pedir una cerveza, saludar al mozo y preguntarle a la dueña ¿que disco es este? (por el que esta sonando) ella lo averiguara y te responderá con un ánimo inédito.
Me he pasado toda la tarde acá, y he bebido como un Jornal , parafraseado aburrido, de luz de neón y de joven escritor. Los jóvenes en el Journal comen algo a la hora de once, hay mesas comunes o sea como mesones largos de cumpleaños infantiles, al principio todo calma y conversación y si el DJ anda bien y el alcohol explota, los jóvenes se suben a las mesas que hacen las veces de pista de baile, esto acá no es mal mirado, es mas es tradición hacerlo.
De pronto a mi lado un joven humildemente vestido con una camisa baila locamente, anda con una mochila, algo ya extraño por que la lleva puesta todo el tiempo, tiene dinero por que bebe sin parar Heineken de las chicas y no se da el trabajo de ahorrar y comprar grandes, además la botellita le da la versatilidad para recorrer todo el local, de pista en pista de tema en tema. Noto en seguida –y no es difícil hacerlo- que es Hindú- se parece mucho al director de cine Night Shyamalan. Baila como el hombre mas feliz de la tierra , me contagia , lo invito a beber , conversamos o intentamos hacerlo , él no habla ni una (y no exagero ni una) palabra en español, le pregunto en mi simiesco ingles- Where you from?, y el me responde UK. Yo insisto por la facha de Shyamalan, Really?- el hace un gesto ingenuo de borracho internacional, como un niño , saca su pasaporte que dice London UK. Pero abajo dice Nueva Delhi. -You Hindú. –lo apuro.-Yeah, me dice. Se sienta a la mesa comunitaria, todos anteriormente lo ignoraban, probablemente por su ridículo baile, y eso se hacia patente por que minutos antes yo observaba que él dejaba a veces su botellita de Heineken sola ahí en la mesa y salía a caminar y luego cuando llegaba entre medio de toda la locura, la botellita estaba intacta, nadie se atrevía a darle un sorbo. Me muestra confiadamente sus documentos, esa es su forma de expresarse, sus tarjetas, yo no sabia en este caso quien era Viernes y quien Robinson Crusoe, cuando saco su credencial de la Microsoft decidí que yo era el aborigen Viernes. Su nombre era Amit Mahan empleado de la firma Evaluesearch con Sede en Chile. Se que la tecnología de la India es tremendamente fuerte, y sus fugas de cerebros deben ser millones, Amir vivía en Londres , sus cerebro ahora se había fugado al Journal y estaba borracho. Estaba tan agradecido de mi fraternidad que siguió sacando de su humilde mochila todos sus pergaminos. No es Hindú, es un occidental más que quiere divertirse, dejo a su madre con las serpientes en India y el fue hacer dinero a Londres , y lo consiguió con creces, le pregunto si es religioso, el me dice que solo su madre es Hindú, el no, (técnicamente el sería Indio) comprendí que fue una pregunta tonta , debí inferirla cuando me mostró la credencial de Microsoft, ¿Quién puede reencarnarse en un empleado de elite en la Microsoft ? Amir estaba contento, ahora tenía un amigo de juerga improvisado, me golpeaba la espalda, y yo cantaba las canciones en inglés que me acordaba, eso era lo que me escuchaba decir, las letras de las canciones que yo tarareaba, cuantas tonteras debió haberme escuchado. Buda in the North- le digo, ríe de mi obsesión, no acepta de mi copa ni yo de su botellita, ¿Es cierto que el Buda murió de una indigestión?, no quiero ningún germen de él, ni él de mí, pienso que absurdo que buda se haya muerto por su estómago, por eso mucha gente prefiere un dios martillado o un Prometeo destripado. No se que mas decirle si no habla nada de Español. El deja en la mesa la botellita de Heineken al revés cuando la bebe y hace extraños comportamientos, pero que con su simpatía, cada gesto le sale liviano. Se sienta con el respaldo hacia adelante y se balancea hacia atrás como buscando caerse, hasta que lo hace y se para avergonzado, yo rio y le digo “no problem is only the gravity"… Cuando caía lentamente de la silla hacia atrás y todo el bar lo miraba con curiosidad, pensé que era un asunto de Karma. Después cuando cayo y me reí ya no creí. Sólo era pura causa física producto de un Hindú borracho ávido de emociones y hastiado de la informática. Muchos hindúes solucionan la vida en su juventud económica y familiarmente, luego tras haber cumplido su tareas y deberes sociales, dejan todo incluyendo familia y se marchan a meditar al bosque (a esos les llaman Sadus), Amir es joven y esta tratando de solucionar pronto su vida material para retirarse al bosque, la Heineken le debe recordar ese bosque, yo por el contrario soy un Hindú invertido, pase mi juventud en un bosque y ahora trato de solucionar la materia.
Cornershop- le grito, él me abraza, Shiva y se pone serio. Casino- me dice, quiere que le acompañe al casino. Le digo que no me gusta ese lugar. El abre la mochila y cinematográficamente saca $ 800.000 en fichas de casino, las toco, siento que es el diablo, la vida no es cine, o es el diablo (lo más probable que lo sea) o esta loco. No acepto, no por que no quiera aventura, es que necesito dormir, por nada del mundo quiero trasnochar (nada del mundo ni siquiera alguien de Nueva Delhi) y no quiero seguirlo como un coyote por todo el casino exigiendo como chulo que me compre whisky mientras el enloquece en las máquinas. Yo necesito dormir. Solo era fraternizar, (Además ya me había asegurado que no era maricón con un simple test que suelo hacer por años y que el cumplió con creces). El era solo un empleado enviado a Chile por su excelente calificación, por una importante firma India con capitales ingleses, que se había cansado de follar prostitutas y que sólo se entretenía bailando y jugando en el Casino, le ganó a la pobreza, se fue a Londres, pero aun no derrota a su peor enemigo, el aburrimiento, Shiva y Buda no le interesaban. Se acaba el Journal y despido a Amid, me pide el número de teléfono, soy su amigo de parranda en el libro de la selva, y me pincha para asegurarse de que es el correcto, luego desde la esquina me dice un chao Hindú un poco triste y solitario, lo imagino arriba de un elefante ignorando a los tigres que lo saldrán a asaltar, por eso le dije antes de despedirme, -the night is dangerous, y el me respondió “Dont worry”.
Yo me voy a casa , quiero mas que nunca dormir hasta tarde. Pienso en Buda , Shiva, Cornershop y las fichas del casino y me duermo.

Al otro día necesito tomar un poco de sol y voy a la playa, específicamente en Con Con que es en la cual me siento cómodo. Quiero ser un humilde y perezoso tomador de sol “the lazy sunbathers” como dice Morrissey. Instalo mi insignificante toalla y arriendo un quitasol, saco un pie de limón que había comprado en la panadería San Sebastián, la misma que Claudio Bertoni menciona en su libro de poemas Harakiri (y efectivamente compro en esa panadería por ese poema y no por que los pie de limón de ahí sean especialmente sabrosos). Luego leo una frase hasta que el calor sature y me doy un chapuzón. Cuando camino hacia el mar helado , quizás demasiado (y todos los que conocen el Atlántico me han dicho que los que se bañan en el Pacifico son verdaderos masoquistas ) pienso en la frase del Guacho insufrible de Bolaño que subraye en la playa hasta que el calor me agotó: “¿Y dónde diablos está el maricón de Apolo? Apolo está enfermo, grave”. Me sumerjo en las olas como un maricón.
Me acuerdo de Amit Mahan por que noto que aquí los bañistas tienen distintas castas, están los body , los aficionados (por que los mas serios esperan la soledad y el crepúsculo) que realmente ignoran al resto y no se inmutan si lanzan a un niño lejos con su tabla , luego están los suicidas que se instalan en el límite preciso en que revienta la ola, jugando a torearla , pero normalmente son abatidos por su ferocidad (y en Con Con son fieras), luego los juiciosos y finalmente las algas. Yo me instalo entre los juiciosos y las algas. Me sumerjo y pienso debajo del agua, una más de mis técnicas estúpidas, pienso en los peces cuando sacan su cabecita al aire, ¿serán tan cautelosos en el aire como nosotros bajo el agua? Los juiciosos me miran como valorando mi precaución, los suicidas se ríen de nosotros, los que evitamos las olas laterales y no le damos desde niño la espalda al mar.

Ya en la tarde cuando los suicidas se retiran con la espalda morada de tanto golpe de olas que han recibido, los juiciosos se van orgullosos de haber sobrevivido una vez más al viejo mar y los argentinos han agotado toda su yerba mate, voy por una ducha , le pago a la señora, son $200 el baño y $500 la ducha , la señora se asegura que el que se duche no ocupe el baño si no lo paga por separado y esto lo hace entrando disimuladamente al camarín de hombres con la escoba (y silbando ) en un gesto que inquieta a los desnudos personajes que se están duchando (y cagando también sólo por $500 pesos en vez de pagar $700 como versa la orden) yo le digo a la señora que fije una tarifa única para la ducha de lo contrario incentivara que los que se duchen por $500 a su vez meen en la misma ducha, (aunque ocupo el vocablo orinar para que mi reclamo tome seriedad) . La señora no lo había pensado así. Pague $500 tras el consejo y mee en la ducha , la señora entro silbando , no tenia como descubrirme.
Al retirarme, un viejo con una zunga ridícula entra al camarín, lo ignoro y el creo que también, solo que lanza una frase que me desconcierta y digo bien lanza por que esa frase iba al aire, sin destinatario preciso, sólo como un aforismo relajado que da toda una tarde de esparcimiento :"aquí todos somos iguales", la susurra como un viejo pensamiento de un griego entrando a los baños comunes de Atenas.
Ato cabos, por que eso anoté en mi libreta antes de llegar a Viña, “ATAR CABOS” decía la orden auto impuesta, Camus el arquero me saluda, luego el Hindú cayéndose borracho para atrás en la silla del Journal y el pensamiento del pez bajo el agua. Que bello es cantar “In the name of love” con Amir, o escuchar la voz del viejo con zunga en el camarín, que bello es buscar nuestras coincidencias humanas, así todos somos iguales, aunque algunos somos mas iguales que otros. Creo que el mundo me da la mano y yo me resigno a mantenerlas en los bolsillos.




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente!!!

Elver Cruzila dijo...

Escribes como un grande. Estamos esperando tu libro.
Un abrazo.

Nanomanfull dijo...

Lo mejor lejos !

Húayat dijo...

Bueno , bueno , bueno , pueda ser que al muchacho hindú no le atacaran los tigres y por lo demás yo también prefiero Heyneken .
Salud-os de un aprendiz de asceta urbano .