jueves, 31 de julio de 2014

Diario


 


 Pobres ha habido siempre y siempre habrán, hasta el fin de los tiempos (siempre cabe la esperanza para los que la desean, de no suscribir dicha sentencia) . Lo que cambia es la mitología que impulsan las elites para contener a los pobres, siempre mayoritarios en un constante estado de aceptación de dicha pobreza. Montaigne relata en sus ensayos la visita de tres amerindios, llevados a Ruán en tiempos de Carlos IX , que se asombraron de los lujos de las gentes de palacio, contrastados con las miserias de los que vivían en sus afueras y se preguntaron cómo estos últimos no saltaban sobre la garganta de los primeros y no prendían fuego a sus casas.
Su amigo Étienne de La Boétie se hacía una pregunta similar en “Sobre la servidumbre Humana”, siendo el monarca uno solo y el pueblo multitud, ¿por qué este debe obedecer, permanecer en la miseria y no simplemente abdicar de esa servidumbre tan extraña e injusta?
La existencia del amo- esclavo no cambia, sino la mitología con que el amo contiene al esclavo. En la edad media la pobreza era condición de la estructura del orden divino , justificable para los que la poseían ya que daba méritos para entrar al otro mundo y era además satisfactoria para los ricos que podían ejercer la caridad que también aseguraba buenos créditos al paraíso.
Hoy la mitología de la contención, es que somos todos iguales y que la educación , iniciativa e innovación pueden sacar de la pobreza a los miserables, y que no solo está el premio económico, sino que se goza también de sentirse un elegido por esa gracia calvinista , mediante el talento y la fortaleza un hombre se forja a sí mismo y surge. Doble premio: La recompensa económica y la inteligencia que se reconoce en uno mismo por obtener la salida de la miseria . Mitología de la contención igual de extraña que la que tenían los medievales.
Todo sigue igual entonces, pero hay algo perturbador en los tiempos que se avecinan , ya no hay más espacios para nuevas mitologías. Murió Dios y el Estado benefactor, el mercado se volvió de una abstracción algebraica, la ciencia está volcada totalmente al servicio del poder y la estupidez goza de buena salud . Llegará entonces un tiempo donde no haya ninguna mitología para la contención y todo arderá…No será una revolución pensada , lógica, no habrá toma de conciencia, no se provocará por una causa política sino por una simple causa física, ciega, poderosa y sin sentido , como la peste negra , como la erupción de un volcán o la tuberculosis…El momento no donde se acabe la historia, sino donde se la aplaste para siempre...La mutación definitiva del virus antes de sucumbir...




“Sabemos que debería haber un lugar mejor, un lugar más simple, pero no lo hay; ese es nuestro secreto…crear arte significa estar terriblemente solo para siempre…” (Charles Bukowski. “El trivial café del mundo”)



Hasta el siglo XV en occidente , casi no hay papel para ir al baño y limpiarse, algodón podría ser una solución, pero era muy caro para los sectores pobres. ¿Con que se limpiaban el culo? Probablemente hojas, piedras o simplemente no se limpiaban (Los romanos se limpiaban con una esponja atada a una vara, que luego de su uso, lavaban en agua de mar que corría por unas canaletas en los baños públicos, mientras sus amigos que estaban en lo mismo discutían juntos de política sentados cordialmente. En China se limpiaban con papel desde el siglo II a. C.)
Valentín, gnóstico del siglo II, tras largas meditaciones llegó a la conclusión de que Cristo, “comía, bebía, pero no defecaba”. Enrique III, el 1 de agosto de 1589 , fue apuñalado y muerto por un súbdito mientras se encontraba (cagando) en el retrete. Erasmo de Rotterdam aconsejaba en su manual de buenas costumbres “De civilitate morum puerilium” de 1530: “Es descortés saludar a alguien mientras esté orinando o defecando”. Lutero se iluminó teológicamente mientras cagaba.
La historia casi está en silencio sobre estas cosas, pocos documentos. Los príncipes, los reyes, los mesías, prácticamente no cagaban. Sin embargo, tras largas investigaciones, creemos que sí.



"La vida mental abarca todo. ¿No dice Platón más o menos esto: "Jamás estoy tan activo como cuando no hago nada?" Hacía referencia, desde luego, a las actividades intelectuales, que en el plano físico casi no exigen, tal vez, otra cosa que rascarse la cabeza..." (Michel Foucault. "El poder, una bestia magnifica")




La mujer que en su blog transcribió todo el guión de la película "El cielo sobre Berlin", seguramente viendo la película a pausas y escribiendo a mano. Luego al final trata de explicar porqué lo hizo: "Estoy loca"



“Reconozco en mí la capacidad de provocar respeto, pero no afecto… Pienso a veces que me gusta sufrir. Pero, en verdad, yo preferiría otra cosa.
No tengo cualidades de jefe, ni de secuaz. Ni siquiera las tengo de satisfecho, que son las que valen cuando aquellas otras faltan. Otros, menos inteligentes que yo, son más fuertes. Organizan mejor su vida entre la gente; administran más hábilmente su inteligencia. Tengo todas las cualidades necesarias para influir, menos el arte de hacerlo, o el deseo, incluso, de desearlo.
Si un día amase, no sería amado. Basta que yo quiera una cosa para que se muera….” (Fernando Pessoa “Libro del Desasosiego”)




En “Esperar algo” se resume toda la historia de la religión, ¿donde emergerá una que no espere nada?, una religión que nazca atrasada, que no prometa nada, que sacralice lo que ya pasó, que lo único que le pueda ofrecer a sus fieles es un pasado que ellos no alcanzaron a vivir.
Una religión que llegue cuando el banquete ya ha sido devorado y que sus fieles, los más profundos fieles, ya que están en ella sin que se les prometa nada, solo se le inste a recordar . Una religión del recuerdo, la más profunda y pura religión. ¿Habrá un paraíso? -No, ya lo hubo, llegaron tarde. Pero les enseñaremos a recordar y ahí con la ligereza y profundidad de quien sueña serenamente, ostentarán su máscara y se harán sagrados . …¿Existe tal religión?- Sí, la religión de la literatura…

Viendo la película El Gran Gatsby (en el verano en unas cálidas tardes nihilistas había leído el libro)....es como la continuación natural de Julián Sorel de Rojo y Negro. La lección: para tener amor hay que tener poder, pero el poder construido artesanalmente pareciera inútil, ambos son plebeyos, ambos fracasan. Esto se ve anacrónico, sin embargo la necesidad de poder para el amor sigue intacta...Algún extraño poder hay que tener, inventarse algún tipo de éxito...




Es un misterio que hombres de la clase de Charles Peguy por ejemplo, sean prácticamente olvidados, ¿quién es el encargado de que estos grandes hombres salgan adelante nuevamente? En un tiempo donde los pensadores se esconden, hacen falta resucitadores de los grandes hombres antiguos. Hay una pista: siempre se olvidan los hombres que no se pueden clasificar…
Peguy, este católico extraño, que odia el catecismo religioso tanto como el catecismo racional, escribe sobre sí mismo:
“Es un espectáculo impresionante, piadoso y ridículo el de este pobre hombre, que no sabe cómo hará el próximo año para dar comida a su esposa y a sus hijos, pero que espera como una pobre mula que la vida ingrata le deje espacios para crear diálogos, historias, poemas y dramas…”
“Yo soy un cronista y no quiero ser otra cosa más que un cronista que es lo más grande en el orden de los que no son ellos mismos, sino que relacionan, que prefieren, que testimonian de aquellos que son. El cronista es el testigo histórico. El testigo del ser y del acontecimiento “
"Yo no ejercía autoridad alguna. No poseía ningún mando. Era el ciudadano telefonista...”





“A mí, la inspiración y la creatividad me llegan solamente cuando me he abstenido de una mujer por un período bastante largo. Cuando, con pasión, he vaciado mi fluido en una mujer hasta haberme exprimido por completo, entonces la inspiración me rehúye y las ideas no acuden a mi mente. ¡Considera cuán extraño y maravilloso es que las mismas fuerzas que concurren para fertilizar a una mujer y crear a un ser humano tengan también que concurrir para crear una obra de arte! Y todavía el hombre desperdicia este fluido fecundante por un momento de éxtasis ... Piénsalo bien, ¡la tentación y el deseo sexuales pueden convertirse en inspiración! Por supuesto, hablo tan sólo para aquellos que poseen habilidad o talento. Un idiota, viviendo sin mujeres, sencillamente se volvería loco a causa de la frustración. No puede crear nada digno de Dios ni de los hombres.….”
(Frédéric Chopin carta a Delphine Potocka. 1835)





B me dice: “A los treinta años aproximadamente, comencé a no tomar en serio nada, absolutamente nada, se me dio fácil , como si mi ser entero estuviese diseñado para eso. Fue el mejor descubrimiento de mi vida, similar al de Descartes cuando descubrió la verdad moderna, solo y entumido frente a la chimenea..."




Por la mañana y no aguantando la curiosidad: ¿Qué significa “Eben-ezer”?, le pregunto al caballero que ha pintado su kiosco con ese nombre (como muchos otros en la ciudad) , él responde: “Hasta aquí dios me ha ayudado”. Basta googlear rápidamente para darse cuenta que no significa eso. Hasta aquí google me ha ayudado.




El sueño de anoche:
Yo bajando en una camioneta a toda velocidad a una playa, trasladando a un herido, quizás en la playa se encontraba la ayuda. Luego de dejar el herido allí, camino por la playa de noche, hay especies de redes blancas como de hilo, en forma de telas de arañas y que voy destruyendo al caminar pegándose en mi pantalón. Me doy cuenta que fueron puestas por un equipo cinematográfico, es más, en ese preciso momento están filmando y un director famoso , como Bergman , pero no era él ni ninguno parecido, (solo era importante y famoso en el sueño), sigue rodando y me filma rompiendo las redes al caminar. Nunca le vi la cara al herido ni al director de cine pero siento ( en esas rarezas de los sueños) que soy yo mismo. Cuando llego al centro del pueblo puedo ver que hay una mujer que me ama, que me ama mucho, quizá es la mujer que más me ha amado, pero siempre está a cien metros de distancia, nunca llego, la veo sonriente tomándose un trago en una terraza con amigos, me mira desde la distancia y sonríe, luego en la playa, lo mismo. No es que no pueda avanzar sino que estoy siempre lejos. Pero nos vemos claramente y asumimos ese fenómeno con naturalidad.
El herido en la camioneta, el director de cine en la playa enredada, la mujer a cien metros. Siento, con esa rara intuición que brindan los sueños cuando son recordados, que es la representación de la nostalgia. Despierto con la firme convicción de que la mujer no siente nostalgia, sentimiento o falla exclusiva de los hombres. Como si el órgano que la permitiese fuese fisiológico y estuviera arraigado exclusivamente en el cuerpo masculino para cumplir una misión que no comprendemos. ¿Para que necesitaría la nostalgia la mujer si es siempre puro porvenir? Nostalgia y porvenir, los paisajes interiores del hombre y la mujer, que los separan de por vida ineludiblemente a cien metros.





En el metro Santa Lucía una señora me entrega un papelito, este dice lo siguiente:
"Si usted muere hoy ¿donde pasará la eternidad? _____________ .
Si usted no está seguro, sintonice la emisora cuya frecuencia está indicada al otro lado de esta tarjeta " (Así con la rayita para que uno pusiera donde cree que efectivamente pasará la eternidad.)
Entonces con un lápiz Bic azul escribo arriba de la raya : "pasaré la eternidad mirando este papelito"





“Todos mis amigos se han casado y están aburridos y deprimidos; o siguen solteros y están aburridos y deprimidos; o se han ido de la ciudad para evitar el aburrimiento y la depresión. Y algunos de ellos han comprado casas, lo que desde el punto de vista de la personalidad tiene que ser el beso de la muerte. Cuando alguien te dice que se ha comprado una casa, es como si te dijera que ya no tiene personalidad. Uno puede suponer de inmediato muchas cosas: que está atado a un trabajo que aborrece, que se ha arruinado, que pasa todas las noches viendo vídeos, que pesa diez kilos más, que ya no presta atención a las nuevas ideas. Lo que es inmensamente deprimente. Y lo peor de todo es que a esas personas ni siquiera les gustan las casas en las que viven, y los escasos momentos de felicidad que tienen son aquellos en los que sueñan que se van a cambiar a casas mejores.
… Tengo la sensación de que nuestras emociones, si bien maravillosas, resultan vacías, y me parece que eso se debe a que somos de clase media. Ya se sabe, cuando uno es de clase media, tiene que vivir con la conciencia de que la historia le ignorará. Tiene que vivir con la conciencia de que la historia nunca apoya sus causas y que la historia nunca siente pena por ti. Es el precio que hay que pagar por las comodidades y el silencio cotidiano…” (Douglas Coupland “Generación X”)





En el metro existen dos categorías de personas: las que bajan las escaleras tradicionales y las que bajan las escaleras mecánicas, estas últimas son de mucho mayor número en una sociedad sedentaria. Pero observando mejor también están los que bajan las escaleras mecánicas de la forma como bajarían una escalera tradicional, esto molesta mucho a los más ortodoxos ya que se preguntan, con razón , ¿para qué baja este tipo de escalera y no lo hace por la tradicional si quiere caminar? Puede haber una hipótesis, gente que simplemente quiere hacer ejercicio pero también va apurada. Yo soy de estos últimos, en la mañana hay que moverse, si se pudiera me iría caminando al trabajo aunque me demorara ocho horas. Pero esto no lo entiende la gente que baja estática por la escalera mecánica, da pequeños golpes en señal de protesta. Desde ese momento se inaugura su pequeña cólera, y eso que todavía hace falta el vagón.
Un vez dentro del tren no hay espacio para nada, ni para ser feliz, ahora a lo más se permite ver el propio teléfono sólo porque todos lo hacen , pero leer un libro cuando en el metro no cabe ni una aguja es molesto para la gente , de nuevo dos razones: una por que ocupa quince centímetros más y eso molesta y segundo porque desconcentra . Una de las cosas que exige el usuario de metro es la viveza, si se forma un espacio a tu lado hay que ocuparlo rápidamente y con astucia, si no se va a bajar en la siguiente estación tiene que ubicarse lo más lejos de la puerta, ponerse de costado cuando es necesario, etc. En estas instancias se demanda una concentración total, sino surgen de inmediato los gestos de molestia, primero empujones de advertencia, luego comentarios recriminatorios, hasta insultos y en algunas oportunidades (las más sabrosas) hasta golpes.
Yo conservo mi libro en la posición de lector, hago caso omiso de la regla de los quince centímetros a pesar de los reclamos implícitos de las viejitas de al lado. El metro a esta hora no es para leer ni para estar desatento al lugar de bajada, piensan. De pronto sube una joven hermosa, se delata porque mira el libro que leo luego mi rostro. Lectora empedernida o estudiante de literatura, se empecina en saber cuál es mi libro, no se la hago fácil, bajo un poquito la tapa para que no se dé cuenta. Ella sede, aparentemente, pero en la siguiente estación vuelve a la carga, ha tejido un ideal (a eso juega siempre cuando ve a alguien leyendo) y desea en su interior con todas sus fuerzas ¿o sino porque el empecinamiento? - que no sea un libro de autoayuda o un Best Sellers.
Al final ve el libro es “La vida después de Dios” de Douglas Coupland, no está mal piensa pero podría ser mejor, de seguro un joven que lee ese tipo de libros ya había leído toda la mierda posmo anterior , Generación X , Planeta Shampoo, etc y no le queda tiempo para leer lo mas sustantivo , por ejemplo Finnegans Wake. Tiene razón, leo poco, casi nada, no me interesa mucho ahora, es mas leo solamente lo que me dé algunas luces sobre la locura del mundo actual, puede ser un libro , un anuncio publicitario , un programa de farándula o una expresión facial de una joven estudiante de literatura. (El secreto es que mientras ella se esforzaba en leerme yo la había leído antes a ella, ropa, aros, peinado, gestos, movimientos oculares, bolso, antigüedad de sus zapatos, etc.)
Al final el viaje termina, las categorías humanas se bajan , marco la página en que me quedé del libro, justo donde comienza el siguiente capítulo.
Coupland escribe una frase suelta antes de seguir: “Dedicado a quien nunca ha roto con nadie”
Justo el último dato que me faltó de la estudiante. ¿Habrá alguna vez roto con alguien? ¿O ya entró a esa etapa insípida y pobre de la vida donde ya no le puede hacer daño nadie? El dato final para el porvenir espiritual de cualquier persona… La etapa pre-corazón, pre -internet…


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