viernes, 18 de julio de 2014

Diario





Escritores lanzan un libro e invitan hasta su familia, bello gesto pero para los enfermos de literatura no hay nada más vergonzoso que vean lo que escribe. De escolar mi madre descubrió algo que había escrito, en seguida dije que era un trabajo estúpido para una asignatura, momento realmente vergonzoso, tal como una cicatriz en el torso que uno siempre se niega a mostrar en la playa ¿Orgullo de escribir? ¿Orgullo de qué? ¿De exhibir su enfermedad?
Ahora sé que Tolstoi no escribía dos diarios, el oficial y el que le escondía a su mujer. Este último tampoco era tan oculto, era semi oculto, ya que sabía que se lo podía descubrir. Existía un tercero totalmente hermético, es decir, escribió un diario oculto pero no tanto, sólo para que “actuara” de oculto y su mujer al encontrarlo se tranquilizara, entonces existía un diario medianamente oculto para despistar el verdadero diario oculto, el tercero, el terrible. 
Todos los “enfermos de literatura” (que es lo contrario a ser un escritor) tenemos un falsa “ocultes”. Todos leen lo que les permitimos leer y ocultamos lo que les permitimos descubrir que ocultamos. El verdadero diario oculto ni dios lo lee. La enfermedad es “indiagnosticable”.




Es mas difícil descifrar a la mujer que inventarla…



Esos días sin rastros de misantropia, donde toda la calle nocturna fluye: la arquitectura bien hecha , los rostros humanos como amigos, el sushi callejero , el neón absurdo. 
Una hermosa mujer al salir del metro lo mira todo (con esa hambre visual de los grandes fotógrafos) el mendigo , el vendedor de florcitas de papel, el mimo, la gente en el bar, hasta se da vuelta y mira hacia atrás, hacia mí, que voy fascinado viendo como ella lo mira todo.
Ella no posee esa mirada paranoica de la mujer que teme ser asaltada, sino la de la fotógrafa urbana que se dió el lujo de dejar la cámara en casa y decidió sólo salir a deleitarse mirando (como hacen a veces los fotógrafos experimentados)
Amo escribir en la micro , amo el mundo cuando se deja ver sin daño. Amo ver las mujeres libres , mironas , silenciosamente artisticas. Sus ojos cansados pero triunfantes, (con la mirada perfecta, sin compasión ni furia), pueden ahora descanzar, la foto sin cámara ya fue testificada y resguardada en uno de estos textos simples, rápidos y ridículos del nuevo siglo fotográfico. …




En el metro un hombre feo con una mujer muy bella de la mano. Siempre los feos son románticos, en el papel quizás , en el siglo XIX quizás , pero hoy es casi imposible , la liberización del amor tal como el de la economía se lo impide, el que debería creer con toda su alma que el amor es mas allá de lo físico , quizás por la merced de su intelecto , o de su cariñoso corazón , desconfía más que nadie, aprieta la mano de la mujer más fuerte que nunca , las miradas biológicas y envidiosas de los demás hombres no se hacen esperar. No hay nada de malo en ellas, es lo que pasa con los leones machos cuando observan a un par, la posibilidad de pasar a macho alfa u omega. El se molesta pero no está muy claro por qué, siempre está tenso, no puede ser romántico, no es ni Frankestein ni Drácula ni ninguno de sus iconos que se vanagloria de su diferencia y así se hace dueño de la noche, no tiene poder físico para hacer a un lado al pueblo de un zarpazo en su empresa romántica y tomar a su doncella, el físico es demasiado importante. Para ella por el momento no. 
Yo no puedo estar del lado del romántico, pero tampoco de los leones, soy un detective, que no es ni un policía ni es el pueblo, es el apartado, el que busca “la verdad” pero no en la teoría ni en la contemplación de los filósofos, sino en la tensión y en el galope rápido de la urbe. Una verdad “ferroviaria” (La belleza y el amor como crímenes modernos). Los detectives denuncian a la ley pero no son simples soplones, porque no son “buenos”, son zánganos oscuros, buscando un equilibrio extraño que ellos mismos no poseen ni tampoco posee su época. La ley para ellos no es una gruesa tabla que desciende de los montes, ni el código infinito de un folio administrado en una burócrata oficina anónima. La ley no es su dios, el detective no tiene dioses, sólo es su irónica forma de enfrentar al caos del universo como un amante de sus infinitos vínculos y vicios. Sherlock Holmes era cocainómano.





La tristeza del amor, tan existencial, propia, incomunicable, apolítica …La tristeza del fútbol, tan comunitaria, comunicable, cinética, política . “Homo carus”, el hombre que ama , frente al “Homo ludens”, el hombre que juega. Mismo daño distinto sonido social… Los hombres de amor , los hombres de fútbol, ambos me recuerdan una bella frase de Pascal Quignard : “Los hombres desesperados viven en ángulos”



Camino por la calle Romero a la cual amo, en su pequeña extensión desde Matucana a Cumming unas pocas cuadras, no necesita más para ser uno de los trozos de ciudad más tranquilos y bellos. Lo extraño es que cien metros más hacia el sur corre paralela la ruidosa y atestada alameda, por el contrario a las ocho de la noche por Romero en total silencio no camina nadie (sólo algunos melancólicos) 
En la esquina con calle Esperanza está ese viejo conjunto habitacional obrero que me fascina y en el cual me gustaría vivir, está lleno de inmigrantes simpáticos. A esta hora ellos, dueños de una cocina finísima, dejan salir por sus ventanas un olor tan exquisito que hace cerrar los ojos (no sé porqué pienso en la frase: “el aliño espiritual”). Se ve siempre a estos inmigrantes peruanos, colombianos, ecuatorianos, caminando por la calle con sus hijitos de la mano siempre felices, a pesar de que se matan trabajando . Cien metros más arriba algo que no veía desde mi niñez en mi barrio; jóvenes jugando futbol en plena calle, eso demuestra la poco afluencia de la misma. Tres cuadras que me hacen tan feliz como un gol…

¿Qué hago cuando registro todo esto? No es literatura, ya que hay gente más capacitada para ello, yo lo llamaría “glosar espacios”, una especie de fotografía textual. Desarrollar una imagen mental y darle historicidad y aroma…

Vengo de la biblioteca, ella me da libros y me posibilita caminar por esta maravillosa calle: Saqué entre otros a Francoise Sagan (la misma de “Buenos días tristeza”) pero esta vez con “Tóxica” , un pequeño diario que escribió desde un hospital cuando se enganchó , tras un accidente, de un medicamento sucedáneo de la morfina (llamado “875 PALFIUM” ¡Qué bello nombre para un perfume caro!) Escribe Sagan en su diario: “Lunes. Ayer pasé 13 horas sin ampolla. Creo que es todo un acontecimiento.”

Tengo más libros, voy contento porque elegí bien, la elección correcta de los libros me ponen tan contento como el olor a comida y el partido de fútbol en la calle. Caminar por ciertas calles también para mí es una elección artística.

También llevo el libro de Douglas Coupland “La vida después de Dios”. En la página 154 está la boleta del último que pidió el libro en la biblioteca : Héctor Carrasco dice y parece que llegó hasta aquí nomas leyendo. Abro el libro en la hoja marcada con mucha curiosidad para ver porqué se detuvo justamente allí de leer, ¿se aburrió? . ¿Qué le habrá pasado a Héctor que no siguió adelante en el libro?
El primer párrafo de la página dice:

“Cumplí treinta y un años – lo recuerdo-, y también recuerdo que no me sentía solo aunque fuera mi cumpleaños, nadie me acompañase y me encontrase en el quinto infierno. Años atrás habría sudado de ansiedad ante una situación parecida, pero últimamente la soledad se ha convertido en una emoción que ya no siento tan intensamente. Conocía los límites de la soledad y había trazado un plano de sus fronteras; la soledad ya no era algo nuevo o que me asustase; sólo otro aspecto de la vida que, una vez identificado, parecía desaparecer. Pero descubrí que para no sentirme solo tenía que pagar un precio verdaderamente alto, tenía que correr el riesgo de no sentir nada en absoluto…”





La mujer bella, demasiado perfecta en el metro, toda su postura y miradas comunican, se siente con más poder que Napoleón…Se ofende con la mirada de los machos. Por supuesto nadie tiene derecho sobre ella, sobre la república de su cuerpo, incluso sobre la imagen de su cuerpo. Napoleón avanza hacia el frío de Rusia, no sabe lo que le espera, no sabe que allá le despedazarán su ejército . La vejez fría de Rusia inevitablemente vencerá a la mujer , los soldados del tiempo quemarán la ciudad y luego la dejarán abandonada ahí para que muera de nostalgia…El poder es magnífico pero siempre termina desterrado en una isla. Ver una carga hasta en la belleza: e ahí el enigma…



Del club de Robert Walser, de los subordinados, de los que no quieren ser nadie. Nota enseguida pura genialidad en el que no quiere ser nadie y se hace inmediatamente su amigo. La verdadera literatura se construye en las cloacas, bajo miles de metros, cerca del corazón del mundo. Arriba, en la superficie sólo hay lugar para relaciones públicas…


Entre uno mas avanza espiritualmente más va consolidando su inutilidad en el mundo…Ver a un profeta o a un filósofo como útil, es hacerlo fabril, académico …El monje en el desierto reza abstractamente, para nadie…


Las posibilidades plásticas y creativas de la falta de talento , insospechadas , múltiples, vírgenes aún. Las posibilidades del talento ya están agotadas porque siempre sorprenden, pero necesitamos falta de sorpresa, estabilidad …
Un programa de televisión buscando a hombres carentes de cualquier talento, el ganador sería alguien puro , sin estorbos…Por primera vez veríamos a un ser humano…




Sólo puedo escribir a la carrera, como queriendo mostrar un tipo de clima interior, nunca pensando que se pueda guardar, publicar o exhibir en algún lugar preparado para exposiciones. El clima viene se padece y luego se marcha, nadie colecciona climas pasados. Sólo planifica el tipo de techo con el que se debe habitar. 

Una estadística: nunca se ha escrito tanto en la historia como hoy (en teléfonos, computadores, muros), mal, bien, pésimo, pero masivamente. El pensamiento va ligado directamente a los pulgares, la muñeca que anteriormente era la que definía el baile de la mano y su caligrafía, ahora se atrofia, se inflama. Históricamente la fuerza ergonómica de la producción de escritura ha ido desplazándose en el cuerpo. Al tallarla, la escritura Sumeria dependía mucho del hombro, luego la pluma de la muñeca , el teléfono de hoy sólo depende de las puntas de los dedos , estamos en la última etapa. Probablemente la escritura del futuro prescindirá del brazo y estará directamente conectada a canales neuronales. La ruta textual del cuerpo, desde el hombro hasta las puntas de los dedos se habrá extinguido. Y una vez extinto el soporte corporal, tal como James Joyce extinguió el foco narrativo al esconderlo en el interior inubicable del ser humano en su “stream of consciousness”, la literatura habrá extendido su dominio total al ser humano. La profecía de Kafka estará cumplida…

El texto hoy entonces debe plantearse como algo natural, como un estornudo, nunca como tesis perdurable…Surge un tipo nuevo de literatura, vulgar, instantánea, neuronal , barata, totalmente olvidable , como las sopas Maggi…(ningún pensamiento tiene precio)
A los griegos les interesaba la inmortalidad, a los cristianos la eternidad, a nosotros los nuevos literatos de sopa, sólo pasar el frío…
Se acaba el brazo , se acaba la literatura como la conocimos. No dejaremos rastro importante, todo habrá sido humor …como debió ser desde el principio….



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