miércoles, 28 de marzo de 2012

Diario





" Nuestros verdaderos descubrimientos vienen del caos, de ir al sitio que se ve mal, estúpido y tonto..." (Chuck Palahniuk. Monstruos Invisibles)



Podría llamársele “la presencia desolada” ¿y qué es? , es saber con toda seguridad que la mujer de nuestra vida vive en algún lugar ahora mismo, actúa normalmente en su mundo , quizás desconocido aún para nosotros, pero la seguridad de su existencia es mucho más fuerte que el desconocimiento de su actuar cotidiano…Esa sensación al parecer utópica, no lo es en absoluto, es totalmente empírica, el universo es un todo inconmensurable pero sus partes totalmente ignorantes de este todo solo actúan, orbitan, “se comportan como deben”, esa sensación cósmica del orden , de la conjunción de órbitas, es el lado más poético del amor…Que el encuentro se concrete se somete a las mismas posibilidades universales de los colapsos, las variables tiene que ser muchas , es totalmente irrelevante que la mujer de nuestra vida este dentro de “nuestra vida” basta y sobra con que este…ese es el milagro , el encuentro puede ser la parte más espectacular de ese milagro pero no es el milagro mismo…el universo no es un espectáculo aunque cautive , el universo es solo “la presencia” llevada a su grado más absoluto…



Descubrí, curiosamente recién a mi edad y después de una fatigosa investigación , que los libros de bolsillo efectivamente caben en los bolsillos, eso trajo como consecuencia varias cosas importantes, primero evitar llevar un bolso inmenso solo con el objetivo de cargar un pequeño libro, dejar libre ambos brazos al caminar, ya que ese mismo bolso siempre seduce a una mano (cosa que estaba ya casi extinta en mi y que genera un aire de felicidad inmediata en el desplazamiento ), leer en cualquier parte donde se detenga la marcha, cosa que con el bolso no ocurría totalmente (el libro pasaba a ocupar un puesto mas bien de un amuleto o un niño que se carga y no se le debía molestar demasiado, ahora es una especie de cepillo de dientes o escobilla de zapatos) .Esa serie de cambios anatómicos de los cuales nombré unos pocos (pero que cada día van siendo más numerosos) van directamente relacionados con un sencillo descubrimiento: los predicados de las cosas, que son los bastones del mundo, a veces actúan y que uno a cierta edad debe inevitablemente poder usarlos…¿No es acaso la falla más grande del hombre, del amor, de la vida, leer mal o pasar por alto un predicado?



"Nada puede el poeta, ningún mal puede evitar; se le escucha únicamente cuando magnifica el mundo, pero no cuando lo representa tal como es. ¡Sólo la mentira es gloria, más no el conocimiento!..." ( Hermann Broch.La muerte de Virgilio)



Leyó la introducción de "la ciencia de la lógica" de Hegel y aunque entendió ciertos puntos (los menos por lo demás) , su problema es que no los iba creyendo , simplemente no los creía y si no los creía no podían existir, en cambio cuando leía por ejemplo a Stendhal , sabía que mentía sobre el mismo , pero incluso cuando mentía le estaba creyendo, era una verdad absoluta para él, pero Hegel sabiendo la importancia de su pensar, era casi como ciencia ficción, se dio cuenta así que el no se diferenciaba de una abuelita evangélica , lo que no creía simplemente no existía para él. Así es el devenir del absoluto, entiende básicamente su constitución pero honradamente no le cree, ¿y qué tiene que ver la creencia acá?…eso es lo terrible para él es lo único que importa…pero no está sólo, Heidegger tomo conciencia de eso…si quiere pintar su casa encuentre la brocha elija el color y píntela, no se cuestione si el color no existe, no “newtonee” solo embellezca su casa …la teorización esta en el ático de la casa humana primero está usted, existente con los objetos que ausculta… Dice bien Vargas Llosa : “Dios prefiere las máscaras a la verdad, “que ya conoce”, pues la verdad es para sastres y zapateros”


"Mi amor, pero qué extremadamente repulsiva es la historia que acabo de apartar a un lado para recuperarme pensando en ti. He avanzado ya hasta un poco más de la mitad, y en conjunto no estoy descontento con ella, pero en cuanto a nauseabunda, lo es de un modo ilimitado, y cosas como esas, te das cuenta, provienen del mismo corazón en el que tú habitas y toleras como morada. No te entristezcas por esto, pues, quién sabe, cuanto más escriba y más me libere, más puro y digno de ti llegue quizás a ser..." (Franz Kafka, Cartas a Felice)



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