Peter Paul Rubens 1603. Heráclito y Demócrito
Cuando las pequeñas cosas del mundo, como por ejemplo las manzanas, son férreas ilusiones, pequeñas fracciones del todo que se crea y se destruye a cada instante y nos hace creer que en realidad "la manzana existe" nos hablan nos entretienen nos suplican ser reales ...pero en fin no se puede vivir así...pero yo lo hago, voy al supermercado y compro "manzanas" ... pienso en Anaximandro y la señora ansiosa de al lado en el supermercado, dialéctica pura...
No se necesita necesariamente una gran inteligencia, en el sentido vulgar del término, para “pensar", un ejercicio sería poner una "cámara ultrarápida" en sus cabezas, entonces nada de lo que los rodea quedará en pie , ¿ que hay detrás de esas cosas que se descomponen?¿o la única verdad es ese movimiento?, así nunca más se volverá a ver una manzana nuevamente como tal..se necesita sólo valentía para pensar en grande.
Los orientales no filosofaron, en el sentido griego y profundo del término, sólo por que se ocuparon, dado su largo periplo de consolidación civilizatoria, en el dolor. Se hicieron doctores y no pensadores..Buda desecha pensar ya que está muy ocupado sufriendo, su triunfo es su calmante.Los griegos trágicos “pensaron” porque no evitaron lo que todos evitan y vieron por primera vez ese dolor cara a cara y pidieron más.
¿Será orgánica la capacidad estética?.Llamaron "Síndrome de Stendhal" al enfermar de alegría estética. La razón vuelta tiránica, no permite el deleite de una puesta de sol por que la duda, se debe huir de esa razón que imposibilita la belleza falsa de la vida. Huir hacia lo “falso”, lo "oscuro" , hacia la superficie de las cosas y evitar el platonismo que exilia la belleza ilusoria del poeta …
Mi apariencia hoy se parece más bien a la Rimbaud en áfrica, desgarbado, con un bigote que quiere ser musulmán, cobrizo por el sol a destajo de las latitudes bajas …el odio y le desgano del hombre del siglo XIX . La gente lo nota y mira esta cara concentrada en verdades fulminantes, antiguas y terribles, que salen del espíritu al rostro. Me imagino ya que no dejan de observarme. Siempre cuando me concentro en esos paseos en pensamientos muy pesados, como que el espíritu se carga de estática y pareciera proyectar en los ojos y en el rostro algún símbolo potente que la gente no evita ver con curiosidad. Cuando uno fuerza el espíritu pareciese liberar algún gesto cósmico. Se piensa en la totalidad, ya que a eso pareciera tender el espíritu, al deseo de totalidad eternizante frente al yo resumido de una vida, el yo finito que se retuerce y que utiliza ese fin para dispararse en un tiempo que no existe. Esa contradicción entre deseo eterno intelectual y el cuerpo que se desplaza finito, produce un carácter y una energía que desborda la física estática del cuerpo que se desplaza y, como los leones hambrientos cuando sienten el olor a presa que se desdobla por la sabana, las gentes hambrientas de esa contradicción vital huela el error humano y ve el gesto mío de contracción .Muero pero pienso y de inmediato me repongo en la eternidad. Ese absurdo contenido en un solo hombre hacen a los demás lo miran para intentar polinizarlo metafísicamente .
"¡Si! ¡Viva la Revolución!... ¡Pero yo no me engaño¡ ¡Ni jamás he sido engañado! Yo digo ¡Viva la Revolución¡ como podría decir: !Viva la destrucción¡ ¡Viva la Expiación¡ ¡Viva el Castigo¡ ¡Viva la Muerte!" ( Baudelaire. Manuscritos Póstumos).
"Damnosa quid non inminuit dies?/aetas parentum, peior avis, tulit/nos nequiores, mox daturos/progeniem vitiosiorem" “¿Qué no degrada el pernicioso día? Nuestros padres, peores que nuestros abuelos, nos engendraron más depravados, y nosotros daremos una progenie aún más incapaz” (Horacio. Odas. Libro 3, VI).
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