jueves, 18 de octubre de 2007

Han vuelto los evangélicos



Me alegro que hayan vuelto los evangélicos, hubo un tiempo que ya casi se extinguían, no me refiero a sus iglesias y reuniones sino específicamente a los canticos de las plazas, que últimamente estaban decaídos, con dos o tres personas. Cuando niño una época fértil para las religiones, los cánticos eran numero fijo en las plazas o sitios eriazos. El alto parlante y esas extrañas guitarristas missisipianas, daban vida al paisaje triste de las tardes de domingo , insípidas, calurosas , llenas de polvo y de un extraña luz de sol (estoy convencido que la luz solar de mi niñez es totalmente diferente de la actual, me gustaría probar eso) francamente los extrañaba , esas melodías que resultaban insoportables en la infancia ya se volvieron necesarias , entrañables, casi como ese efecto publicitario donde se habla solo de estímulos. Cuanta tristeza habían en esos desfiles de señoras que el marido les daba mala vida , de cojos, y de ex alcohólicos que gritaban en nombre del señor , que se hacían pedazos la garganta (y no asumían que el altoparlante precisamente estaba diseñado para evitar eso) , que lloraban con Mateo 19: 20.
En los ochentas entraron algunos grupos evangélicos que quisieron seducir a los más jóvenes, ya que incorporaron la guitarra eléctrica y baterías, hacían música y los muchachos entraban en una especie de éxtasis al son de la música pop. Eran esos tiempos donde la obra Jesucristo Superstar se presentaba en cuanta escuela de barrio aceptara hacer un poco de ruido un rato. Los protestantes debían enfrentar esa “juvenilizacion” de la iglesia, hacer pop a Cristo.
No funcionó, los jóvenes se hicieron adultos y lo que quería la comunidad realmente era esa barítona voz de la viejecita con el banjo y la guitarra, esas melodías clásicas, las bienaventuranzas del alcohólico. Es de mal gusto modernizar la religión (¿no hay algo mas de mal gusto que ese pastor de la televisión que ocupa un MAC como biblia?).
Salmos y apocalipsis nos aterraban ,me conocí cuanto bicho salía en la biblia ,(el apocalipsis es un verdadero zoológico) , ahora esos salmos suenan musicales, me dan placer , las bestias armonía, hecho de menos al vecino- que murió de cáncer – que no aguantaba que no lo dejaran dormir siesta e iba y directamente les cortaba la energía a los impávidos evangélicos. Ya que estos , tenían un “ingeniero de sonido” que no escatimaba esfuerzos por la máxima amplificación posible.
Nunca olvidare como gritaban esos cristianos en el gran terremoto del 85,justo era domingo día de su reunión, la iglesia ya se venia abajo, yo creí que realmente era el fin del mundo, pensé en refugiarme en ella, por si pasaba desapercibido a los ojos del señor. Y gritar ahí dentro, ser un converso de último minuto.
Me gustaban las caravanas de evangélicos porque traían al rey David a la plaza. Por que cantaban con la voz más desafinada del mundo pero a su vez la más devocional. Ahora la plaza los ignora, el ingeniero de sonido se puso cauteloso y el volumen se modera. Saben que ya no pueden unir a su iglesia, tan dividida como televisiva. Las discoteques son ahora templos, y la televisión la plaza. Pero quedan aun esos viejos señores que arrastran el altoparlante para deleitarme con su banjo, ¿Se imaginan una vida eterna escuchando a ese loco banjo?
Me echo en la cama y escucho sus amenazas. “Arrepentios”. Que amenazas más musicales. Que bello coro , parece que nuevamente estoy en casa.

No hay comentarios: