lunes, 7 de abril de 2014

Diario




Voy a mi barrio natal, no sin antes detenerme en la cancha de baby futbol que está cercana a mi casa... No conozco a ninguno de los jugadores, alrededor de la cancha es un basural, me ubico a un costado, en medio de la cocina vieja y el sofá roído. Los vecinos han decidido de que si no hay espectadores para los partidos no hay inconveniente en botar todo tipo de objetos a su alrededor. Todo esto para señalar una sola cosa, me doy cuenta en ese instante, mientras observo el partido, algo que siempre he sospechado, creo que todo aquel que toca la pelota de primera puede ser un buen escritor. No son muchos, quizás dos por partido, pero es un indicador en el que creo. Tocar la pelota de primera ya sea en tu propio arco, en la mitad de la cancha, en el arco contrario o donde sea, demuestra una originalidad, generosidad con el mundo y categoría (requisitos imprescindible en un buen escritor), que no tienen los que intentan driblear a todos y que son la mayoría. 

En casa ya con el fenómeno constatado, me quedo hasta muy tarde hojeando un bello libro de arte que saqué de la biblioteca del metro. Me decanto siempre con los renacentistas, como no, pero no con los florentinos a pesar de su valor indiscutible, sino con los del renacimiento nórdico. Siempre me ha atraído más la pintura flamenca: Patinir, van Eyck, El Bosco, Brueghel, han descubierto los paisajes , han luchado contra las querellas religiosas con los iconos a pura imaginación. Me concentro en "La Caída de Ícaro" de Pieter Brueghel, la escena es tomada del relato de Ovidio. Me llama la atención la desidia de los hombres de la escena , Ícaro apenas se nota ahogándose en el costado inferior derecho, sólo se aprecian sus piernas , pero parece que a nadie le importara, es mas, el pastor ni siquiera de las ovejas se preocupa, que vagan confundidas a su alrededor a punto de desbarrancarse, mientras él mira indiferente al cielo . Todo para decir sufre, muere y al mundo no le importará, mañana seguirá como si nada. “Ningún arado se detiene porque un hombre muera” dice el proverbio flamenco del cual se acoge el cuadro. Yo quiero creer que los arados si se detienen pero a su manera. Pero en fin. Me cuesta quedarme dormido pensando en ese cuadro, hay muchos detalles más que me asombran. Imagino el padre de Ícaro como el símbolo de todos los padres, construyendo alas para que su hijo escape de su celda, pero esas alas funcionan sólo en el equilibrio , ni tan cerca del sol que derrita el pegamento que las sostiene: ni tan cerca del mar que humedezca las alas y las destroce...Ícaro sube extasiado hacia el sol, sus alas se derriten, cae. Los hijos , es decir nosotros, no volaremos nunca en equilibrio , sólo estamos felices con el volar, ...moriremos. 

 Sueño toda la noche como siempre ocurre cuando una imagen es estrujada hasta el hartazgo, y sueño con ella , la mujer que siempre aparece y que ya no creí que apareciera más. Ella está en mi casa, hemos quedado de hablar , pero por algún motivo nos distanciamos, pero no más de diez metros, ahora ella me ignora , limpia la maleza del jardín , se concentra en las flores , yo por el contrario sufro, hago como que arreglo una bicicleta pero en el fondo la veo de reojo, no puedo verle nunca el rostro, ya no existo para ella. Es como la mujer de di Caprio en la película Inception, liberada en la realidad sin embargo cautiva en mi inconsciente, dueña a sus anchas de todo mi paisaje psíquico, exiliando cualquier atisbo de regeneración en mí , secando todo lo que yo pretenda cultivar . Soy ese Ícaro con la mitad del cuerpo bajo el agua, muriendo, y ella el pastor indolente, el cuadro que estuve viendo hasta la madrugada totalmente atónito y que me ha mostrado por un momento mi oscuro inconsciente. El toque de primera, el arado, las alas, la mujer del jardín, todo como un suculento alimento al monstruo instintivo que me carga y que sólo conozco por las noches, cuando sueño. Pienso en el arado que seguirá funcionando al otro día de mi muerte y le detesto. Pienso que necesito hipnotizarme. Pienso, pienso y pienso, y sin embargo mi psiquis no deja de mirar de reojo... Como a Ícaro: “no te acerques tanto al sol amigo mío” parecen decirme los sueños...La psiquis es ese sol... “… 





"Durante años trató –ridículamente, inútilmente- de dominar su modo de ser, de imitar a esa masa y esforzarse por adquirir ese gesto de héroe fanfarrón a fin de ser igual que sus compañeros y tener dominio sobre ellos. Pero poco a poco, muy despacio; con dolor, va encontrando Stendhal un melancólico encanto en ser distinto de los demás. Despreciado con las mujeres por su timidez y por sus extemporáneos ataques de castidad, empieza a preguntarse, con su inteligencia aguda y observadora, las causas de sus fracasos. Stendhal comienza por interesarse por sí mismo y empieza a estudiarse, a descubrirse. Primero se da cuenta de que es diferente de los demás; que está organizado más delicadamente, que es sensible. Nadie a su alrededor siente de modo tan apasionado; nadie tiene tanta claridad de pensamiento; nadie está formado de modo tan extraño como él, que siente hasta lo más fino y delicado y no puede alcanzar, sin embargo, nada práctico. 
...A los treinta años presume ya Stendhal de que no es un ejemplar de hombre defectuoso, sino que más bien es extraño, perteneciente quizás a la raza de etres priviégiés que nacen ahí y aquí en los diferentes países, como piedras preciosas. Empieza a sentirse paisano de esos hombres, paisano en un país invisible de hombres con más órganos de sensibilidad y nervios más delicados, hombres que nunca se amontonan formando estúpidos hacinamientos, sino que, de tiempo en tiempo, mandan su mensaje a su época…” ( Stefan Zweig. “Stendhal”) 






 No hago mucha distinción por ejemplo, entre Jim Morrison y Novalis, no creo el cuento del tiempo…siempre va existir un espíritu joven y siniestro dictando comportamientos faunos…antiguos…creyendo fielmente en las posibilidades políticas de la primavera… Novalis escribe en 1798 en sus “Aforismos políticos” : “República es el fluido respetuoso de la juventud. Donde hay gente joven hay República…” (Esto lo hubiese podido decir cualquier joven valiente en parís del 68 o el mismo Morrison en cualquier escenario bellamente irresponsable y dionisiaco…)









 "Me dan una pena tremenda las mujeres que tienen un solo marido, porque sólo tendrán un recuerdo...." ( Ray Loriga. "Tokio ya no nos quiere") 







 Y no se llora a una mujer concreta, (ya lo sabían Lacan)…se llora la escisión del placer por la autoridad ... y que no haya mujer concreta que llorar es lo temible , que no haya más que venganzas simbólicas sobre la autoridad … Entonces ¿cómo pensar en el futuro de la vida, de esa página en blanco si el lápiz con que se la escribe lo hace tachando la palabra que va creándose? …La imagen del amor es un lápiz que escribe, claro porque vive, pero lo que desarrolla como escritura con la misma tinta que lo hace vivir, lo va tachando… y así los dioses, las mujeres, el amor, en el pasado autoridades indispensables para la vida , ahora sólo pueden existir en el papel… Todo ha viajado a un solo acto sagrado y solitario : .El acto inerte de leer… 





 Quizás alguna vez , si el tiempo y la fuerza interior me lo permitieran , escribiría la gran obra sobre tí...y tu sumida en el baile de la vida reeditada, quizás amando de veras , no te darías cuenta en lo más mínimo, te estaría cantando al oído y no escucharías ni una sola frase...no podrías escucharlas . Bueno que así sea, así es la vida , se sale de un baile humilde, poco rítmico , conflictivo, para entrar a un salón , al gran salón que siempre esperaste, y la música que se toca en la madriguera que compuse junto a ti, suena ridícula frente a la orquesta actual con la que bailas en completa felicidad. Solo en la vejez entenderás, no podrás hacer otra cosa que entender....en la vejez todos los bailes se han acabado, ninguna música puede destacar sobre otra, ahí donde impera el silencio no habrá elección...y yo destaco cuando no hay elección. 







 “El escritor como personaje social es un concepto un tanto confuso como el santo o el chamán...Todos los que son escritores en un sentido social me parecen sospechosos...” (Sándor Márai. Diarios)




 Independiente de sus difíciles tratados de lógica, de su casi inexpugnable metafísica, el gran Aristóteles escribe en sus investigaciones naturales que los peces también duermen, esto me provoca una inmensa ternura. La ligazón intelectual puede ser potente pero a veces se cuela el frío, sin embargo en la ternura no, y me imagino en Grecia como su vecino y él por las mañanas saludándome amablemente, antes de disponerse en completa soledad, ir a los bosques a observar a sus animales. 






 "Un poco de sabiduría es posible; pero yo he encontrado en las cosas esta certeza feliz: prefieren bailar sobre los pies del azar...." (Nietzsche. ASZ) 




 Por esas locuras de la vida me veo en una reunión con creativos publicitarios, por suerte son simpáticos y cálidos (imposible descifrar si esas virtudes son auténticas, porque lo disimulan maravillosamente bien ) , conversamos, ellos hacen la propuesta de frases de la campaña , son frases famosas , citas, buscando el “concepto” de lo que se quiere comunicar (utilizan mucho la palabra “concepto” , como un joven y entusiasta estudiante de Hegel, pero por supuesto en su sentido más pueril) De entre todas las frases el “creativo” (¡qué nombre que le ponen eh!) lanza una frase de Emerson , es buenísima como todas las frases de él, los de la mesa sonríen , dicen “está buena esa” , un silencio , luego el jefe pregunta: ¿Quién es Emerson? , silencio nuevamente, el creativo sin ningún temor y vergüenza, con la confianza que le da el epíteto de “creativo”, responde “no sé” encogiendo los hombros. A nadie le preocupa esto. Está bien dicen todos, la frase funciona.....Yo en la esquina atento como una liebre, pero calladito como un treintañero perdedor al que en este sentido, ya no le importa mucho nada... 

 Me llama la atención que el creativo se haya cautivado con la frase pero no haya sondeado más sobre el autor, una pequeña curiosidad, un hambre matutina de saber, de seguir investigando una frase que será de la campaña, pero que también en un momento fue dicha para mover corazones. No era su obligación tener hambre de trascendentalismo, para seguir y seguir indagando sobre Emerson, por supuesto que no, se entra a la puerta de la caverna, se saca una foto para los familiares y listo de vuelta al hotel, no hay ganas de continuar ensuciándose en avanzar y confirmar cual es la profundidad de la caverna , si tiene recovecos y pasadizos a otras cuevas ¿para qué? Pienso en mi rincón: ¿será necesario explicar quién es Emerson? , el mismo que escribió “Self –Reliance” “Confianza en sí mismo”, para que toda la mesa de creativos girara la cabeza al unísono y me mirara extrañado mientras explicaba quien fue ese gran hombre. ¿Acaso ese gesto de aclaración de mi parte demostraría acaso que yo tenía confianza en mí mismo? Pues no, entonces callé y seguimos con la cháchara, simplemente la frase de Emerson rondará en algunos letreros publicitarios de la ciudad y funcionará. 

 Termina la reunión nos damos palmaditas en la espalda, el creativo sonriente sigue explicando la campaña, ha escogido unas frases jodidamente buenas que llegarán emotivamente al alma de los consumidores. Le doy la mano, y le repito: hay una novela que me encanta se llama “El gran Gatsby” quizás algunas frases de ella podrían también servirte. El creativo, siempre amable me dice: “claro , tráelas para que las revisemos”. Termino diciendo en un tono más bajo: “el que lo escribió se llama Francis Scott Fitzgerald”, no sé por qué dije eso (a quien mierda le importa quién las escribió) pero el creativo extendió su sonrisa amable, y lanzó un “mmmm”, como interesado. Otra palmadita en el hombro para sellar definitivamente la conversación, esta vez una palmadita más profesional, como si yo fuera el mismo Fitzgerald que tenía que enviarle un manuscrito y él fuese el editor más rico de Nueva York. Digo esto por la calidez de la palmadita en el hombro. Una palmadita de gánster exitoso, que ya no necesita utilizar muchas armas porque ha burocratizado bien el mercado, o de un tiburón de Wall Street inmune a las contraindicaciones de la cocaína, con amantes estelares y un matrimonio sólido como un roble. (Todo esto hace imaginar una simple palmadita en el hombro) Llego a casa y tomo un libro de Emerson , uff, ese gran Emerson, que llenó de salud la nación norteamericana (cuando esta era sana ) , llevando el faro humanista de su fundación, que cautivó con sus libros el mismísimo espíritu de Nietzsche al otro lado del mundo, que lo veía como un verdadero maestro . Abro al azar el libro y leo para mí una frase: 

 “No puedo evitar el pensar, que un paseo por el campo con el propósito firme de observación sería una útil lección para la mayoría de las personas cuyos deberes la confinan a la ciudad…sal a los bosques, rompe tu horario, lleva una galleta en el bolsillo, y verás el día como un fenómeno astronómico…”







 “Progreso: renunciar a decirle a un ser amado cuánto nos hace sufrir...” (Albert Camus. "Carnets 2"). 







 “A partir de la edad que comencé a reflexionar, adquirí la costumbre de examinarme a mí mismo y de analizarme con tanto cuidado como lo hubiera hecho con otro hombre, convencido que la experiencia moral hecha en un individuo puede conducir a obtener justas deducciones de las masas....Cien veces al día digo muchas cosas malas de mí a mis amigos...Debo decir, pues, que creo haber encontrado en mí dos seres, bien distintos el uno del otro: el yo dramático, que vive con actividad y violencia, siente con dolor y con enervamiento y obra con energía o perseverancia, y el yo filosófico, que se separa diariamente del otro yo, lo desdeña , lo juzga , lo analiza, lo ve pasar, y ríe o llora al considerar sus acciones, como haría un ángel guardián...” (Alfred de Vigny. “Diarios”. 1867) 






Muy poco tiempo para observar a la gente, quizás unas pocas horas en la calle, en el metro, ya no existen los salones ociosos donde servían ponche y las conversaciones eran un arte , por eso interrogo al que tengo enfrente, sutilmente pero con urgencia (mi sueño es saber que sienten mis contemporáneos , aunque sea la superficie de sus sentimientos), me apasiona saber cómo se mueven sus pasiones. Pareciera que las mujeres estuvieran diseñadas para brindar brillo a esto, al salón interior de cada uno donde se divaga y divierte dialogando de las bondades de la vida. Los hombres por el contrario, parecen arruinar casi todas las veladas con el nerviosismo de mostrar pronto su pasaporte vital, adjudicarse la atención de la forma más rústica e inmediata de la mujer más próxima, el hombre siempre es un individuo “tan externo” por ende inseguro. La mujer es un secreto andante, que como los grandes asesinos, se empeña siempre en mostrar sutilmente una pequeña porción de su crimen para el reconocimiento de quien le investiga...Leo las cartas de Madame du Deffand y me enamoro de una mujer de hace trescientos años. En una carta a Voltaire del 28 de Diciembre de 1765 le dice: 
 “Pero, Mr. Voltaire, amante declarado de la verdad, decidme de buena fe, ¿la habéis encontrado en alguna parte? Combatís y destruís los errores, pero, ¿qué ponéis en su lugar?; ¿hay algo que sea real?, ¿no es todo ilusión?... Hay cierta materia acerca de la cual cualquier discurso me parece inútil; el pueblo no lo entiende, a la juventud apenas le preocupa, la gente inteligente no lo necesita, y ¿puede uno preocuparse de iluminar a los necios? Que cada cual piense y viva a su modo, y dejemos a cada cual que mire con el color del cristal que más le guste. No esperemos nunca establecer la tolerancia; los perseguidos siempre la predicarán y, cuando dejen de serlo, no harán uso de ella. Sea cual sea la opinión de los hombres, querrán someter a todo el mundo....”




 "Una de las cosas que más me gustaría es ser más inteligente. Si pudiera llamar a alguien como el técnico que me ha ofrecido hoy instalar más memoria en el ordenador, y me preguntara: ¿qué prefiere, que le ponga a usted un poco más de inteligencia en el cerebro, o un poco más de felicidad?, dudaría un momento. Eso me pasaría porque me falta inteligencia..." (Iñaki Uriarte. "Diarios")





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